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ABC MADRID 07-06-2017 página 51
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ABC MIÉRCOLES, 7 DE JUNIO DE 2017 abc. es cultura CULTURA 51 MAYA BALANYÁ No he tenido la intención de ajustar cuentas con Pedro Almodóvar Lluís Homar dedica un capítulo a su relación con Pedro Almodóvar. Lo titula Del cielo al infierno Seré claro y conciso: con Almodóvar puedes tocar el cielo y bajar a los infiernos. Y yo he vivido ambas cosas Homar se defiende de lo que asegura que han sido frases sacadas de contexto aireadas en los últimos días por los medios de comunicación. No hay en Lluís Homar y Pedro Almodóvar el libro intención alguna de ajustar cuentas con Pedro Almodóvar; ni con Pedro ni con dicho en él. El libro pretende ser nadie. Jordi Portals me dijo que elegante y respetuoso con todo el íbamos a hacer un libro que mundo. Es verdad que el título cuando lo leyera unos años del capítulo puede ser engañoso, después no me arrepintiera de pero cuando hablo del infierno nada de lo que pudiera haber no es porque él fuera el demonio y yo un angelito que pasaba por allí. No, yo soy corresponsable de todo lo que pasó, porque no supe manejarme en esa situación, por mis carencias, por mi necesidad de que alguien importante crea que yo soy para que yo sea y cuando esto se acabe yo me venga abajo. Asumo mi parte de responsabilidad en aquel infierno Homar trabajó con Almodóvar en La mala educación y en Los abrazos rotos Califica en el libro el rodaje de esta última película como EFE durísimo O más que eso escribe Para mí fue una tortura, directamente. Los últimos días de rodaje me tenía que tomar un valium para rodar en condiciones. Me tenía que dopar para quitarme de encima la ansiedad Xavier. Pero cuando entré en él es uno de los personajes que más me ha tocado. Hay una frase que se dice al final en esta obra, y que procede de un dicho oriental: ¿Qué es peor, el éxito o el fracaso? La primera idea del perdón viene de ahí. porque ese personaje, Spooner, es el perdedor. El otro personaje, Hirst que interpretaba José María Pou ha tenido que hundirle en la miseria para triunfar, y Spooner, al cabo de los años, vuelve a su lado para ayudarle. Es un personaje que fue un regalo. -Y ha hablado de un tercer personaje. -Sí, es uno que yo no conocía, y que nunca me hubiera imaginado que me removiera tanto; el protagonista de El profesor Bernhardi de Arthur Schnitzler, que interpreté el año pasado. Es una obra de hace cien años, muy poco representada. Yo de mayor quiero ser el profesor Bernhardi... He tenido personajes extraordinarios. Ahora estoy haciendo Ricardo III que no es precisamente un ejemplo, porque se carga a todos los que se le ponen por delante sin ningún tipo de pudor. Este es otro tipo de aprendizaje: Shakespeare, la condición humana... Pero de esos tres personajes concretos, y de otros que seguramente me dejo, he aprendido mucho. -Tengo la sensación de que la apreciación que tiene el público de usted es que es un actor de éxito, que encadena trabajos en el cine, el teatro y la televisión. Sin embargo, habla en un capítulo del libro de una etapa, reciente, en que tuvo el vértigo de la falta de trabajo. ¿Sigue teniendo el miedo a que no suene el teléfono con una nueva oferta? -Sí, por supuesto. Ese momento de falta de ofertas pasó; era un momento difícil para mí, porque me acababa de divorciar. Y el vértigo es que me levantaba por las mañanas y me daba cuenta de que no tenía nada que hacer, que no había nada tampoco en perspectiva. Eso fueron cinco o seis meses; además del divorcio había tomado conciencia de que tenía unos gastos mensuales enormes... Y de repente vino así. Pero es curioso; en esos momentos en que yo tenía que ocuparme de cosas... Hay un dicho oriental que reza algo así: la pereza en el sentido occidental es estar siempre muy ocupado para no tener que ocuparte de las cosas verdaderamente importantes. Yo vivía en esa vorágine de trabajo, con viajes, series, películas... Y de pronto, la vida, en un momento personal difícil, me para. Se había desmoronado mi proyecto de vida, y no podía esconderme detrás del trabajo. Fue duro. ¿El libro puede convertirle también en mejor actor? -Si algo tengo claro es que lo principal es la persona, no el actor. Hay que apostar por la persona. Hay algo muy perverso que es hacerlo con la intención de ser mejor actor. Pero no; eso no sirve. Mi evolución actoral y yo lo siento así ha tenido que ver, evidentemente, con mi mejora personal.

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