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ABC MADRID 27-04-2017 página 13
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  • EdiciónABC, MADRID
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ABC JUEVES, 27 DE ABRIL DE 2017 abc. es opinion OPINIÓN 13 EL CONTRAPUNTO UNA RAYA EN EL AGUA ISABEL SAN SEBASTIÁN ESTO SE ACABA Jaime Mayor diagnostica un mal llamado mentira que infecta la vida pública hasta el descrédito L A democracia occidental, tal como la conocemos los de mi generación, está llegando a su fin. Los partidos tradicionales sucumben en las urnas ante el avance del extremismo y la aparición de fuerzas renovadoras cuyo máximo capital político, por el momento, es la virginidad derivada de la ausencia de oportunidad para robar al contribuyente o traicionar lo prometido, toda vez que su gestión está aún por contrastar. Europa amenaza ruina como proyecto común compartido y muestra una primera amputación dolorosa con la salida del Reino Unido, cuyo repliegue en sí mismo es un fracaso colectivo; de quienes se marchan, sin duda, pero también de una Unión cada vez menos atractiva a fuer de burocratizada. La corrupción, especialmente obscena en los países ribereños del Mediterráneo como el nuestro, causa estragos en la confianza de los electores, que castigan a sus responsables echándose a menudo en brazos del populismo suicida. La amenaza yihadista, unida a las dificultades económicas y a una inmigración descontrolada de difícil o imposible integración, enciende por doquier hogueras ultranacionalistas que proponen levantar fronteras y volver a un proteccionismo estéril, incompatible con el progreso. Estamos viviendo un final de época extraordinariamente inquietante si pensamos en nuestros hijos. El paso del mundo conocido, seguro, nacido a escala global de la Segunda Guerra Mundial y en la España de la Transición, a una nueva realidad cuyos perfiles se nos escapan. Las invasiones bárbaras en versión tercer milenio. Ante la magnitud de semejante desafío, nuestras miserias locales podrían merecer poco más que notas a pie de página si no fuera porque responden a un mismo problema de fondo. Una grave enfermedad individual y social diagnosticada con precisión de cirujano por Jaime Mayor Oreja, el martes, en el ciclo de conferencias que organizan las fundaciones Villacisneros y Valores y Sociedad en torno al necesario fortalecimiento de España: Un mal llamado mentira, que infecta la vida pública hasta lo más hondo del descrédito e impregna la verdad publicada con resultados parecidos. El ex ministro popular, hoy alejado de cualquier militancia por decisión propia, desgranó un decálogo de falsedades comúnmente aceptadas en el marco de esta crisis de valores caracterizada por la entronización del dinero como único referente claro y el simultáneo abandono de cualquier principio duradero, empezando por la verdad, incluso como aspiración Falsedades referidas, por ejemplo, a la presunta derrota de ETA, hoy legitimada como alternativa al PNV merced a una negociación entablada ente el Estado y los terroristas con los asesinatos como moneda de cambio, o a la versión oficial del 11- M, considerado un atentado islamista más, cuando en realidad fue meticulosamente planificado y ejecutado con el objetivo, ampliamente cumplido, de cambiar el rumbo de la política española. Falsedades como que la crisis que nos aflige es de naturaleza económica, cuando en realidad se trata de algo mucho más profundo, más letal, arraigado en el corazón de todos y cada uno. Estamos en el descanso del partido que enfrenta al extremismo con el relativismo apuntó Mayor Oreja y ningún resultado es bueno, apostillo yo. Me sumo a su llamamiento a comparecer en la batalla por la defensa de nuestros principios, por la recuperación de alguna idea más sólida que la destacada en la última encuesta de intención de voto, aún sabiendo que esa lucha conduce a la soledad, el sufrimiento y las represalias de quienes, en ambos bandos, abominan de la verdad y solo buscan palmeros dispuestos a jalearles. Esto se acaba para todos, aunque algunos tarden en enterarse. Ahora toca decidir si queremos acabar en pie, o de forma vergonzante. IGNACIO CAMACHO EL ESPEJO FRANCÉS El bipartidismo francés se ha hundido por corrupción e ineficacia. Clara advertencia para quien quiera verla en España ADIE aprende en ejemplo ajeno pero lo que ha ocurrido en Francia es un aviso serio: ninguno de los dos candidatos a la segunda vuelta electoral pertenece a un partido sistémico. El domingo se hundieron las dos fuerzas dinásticas de la V República, socialistas y gaullistas, que alternándose han sostenido los últimos sesenta años de Gobierno. Como remedio contra el triunfo de los populismos de izquierda o de derecha, el establishment ha tenido que improvisar en pocos meses una candidatura de centro. El lanzamiento de Emmanuel Macron es una especie de operación Ciudadanos a lo grande y con más éxito; una solución de emergencia para evitar que el desplome de la política convencional desemboque en un nuevo orden incierto. El bipartidismo francés se ha hundido por corrupción e ineficacia. Un estado de pesimismo general ha empujado a los ciudadanos a creer en charlatanes, demagogos y oportunistas vendedores de esperanzas. La política se rige por la implacable ley física de la ocupación de espacios: el que abandona el suyo encuentra un rival que lo desplaza. Es tal el hartazgo de la opinión pública que mucha gente busca soluciones drásticas sin preocuparse de su impacto en la calidad de la democracia: los proyectos de Le Pen y Melenchon más del 40 por 100 de los votos entre ambos contienen una fuerte impronta autoritaria. Ambos estarían hoy disputándose la Presidencia en un duelo demencial, extremista y antieuropeo, de no haber cuajado a tiempo la interposición del movimiento En Marcha. Se trata de una advertencia clara para quien quiera verla en España, aunque aquí el factor esencial de desgaste lo constituye la deshonestidad de los agentes públicos antes que su inoperancia. Los dos partidos clásicos españoles han resistido hasta ahora mejor que sus homólogos galos, pero la epidemia de corrupción ha alcanzado una dimensión paroxística que puede llevar al sistema al borde del colapso. Hay un rebrote letal del problema cuando parecía superado lo más grave; los últimos casos venales son de antier mismo, lo que demuestra que muchos dirigentes no han aprendido nada del pasado. Los populistas no podían soñar con un regalo mejor ni habrían escrito un guión más favorable a sus intereses a corto plazo. Con el PSOE envuelto en la confusión ideológica y el cainismo interno, los escándalos socavan al único partido que aún da cierto soporte estable al Estado. Hemos vuelto al escenario siniestro de la desconfianza en las instituciones y de un país en proceso de indignación que asiste al docudrama televisado del saqueo como a un escabroso espectáculo. Con el Gobierno bajo un síndrome catatónico, esta dinámica autodestructiva conduce al descalabro. El sosiego relativo tras el ciclo electoral tenía un fondo postizo, falso. Basta mirar al espejo francés para encontrar un régimen más sólido que el nuestro al que la autocomplacencia ha zarandeado. N JM NIETO Fe de ratas

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