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ABC MADRID 22-04-2017 página 20
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  • EdiciónABC, MADRID
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20 ESPAÑA Operación Lezo La reacción del presidente SÁBADO, 22 DE ABRIL DE 2017 abc. es espana ABC Rajoy pide responsabilidad en la gestión del dinero público El presidente y Cifuentes, juntos tras una semana muy complicada para el PP MARIANO CALLEJA SEVILLA Mariano Rajoy quiso ayer lanzar un mensaje positivo y optimista sobre España y su situación económica, al final de una semana especialmente complicada para el PP y para él mismo por la corrupción y por su citación como testigo en el juicio de la Gürtel. Y lo hizo en el AVE, que ayer celebró su 25 aniversario. El presidente se volcó en presentar la Alta Velocidad como ejemplo de lo mejor que puede hacer España, un ejemplo para el mundo, y anunció más inversiones para seguir apostando por el AVE en el futuro: 1.300 millones para nuevos trenes. En la estación de Atocha le esperaba a primera hora la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, protagonista esta semana también, en este caso por haber presentado en su día el informe a la Fiscalía que desembocó en la Operación Lezo y la detención de Ignacio González. Desde el Gobierno se ha elogiado el papel de Cifuentes y se ha marcado una clara línea divisoria entre ella y la etapa anterior del PP de Madrid, protagonizada por Aguirre y González. En este contexto, la foto de ayer en Atocha no fue casual. Rajoy quería aparecer junto a Cifuentes, quien se quedó después en el andén y no viajó a Sevilla en el trayecto conmemorativo. Al llegar a la estación de Santa Justa, dos horas y veinte minutos después, Rajoy envió un mensaje que sonó a aviso a navegantes en la coyuntura actual: Todo Gobierno debe gestionar con responsabilidad los caudales públicos, porque estamos hablando del dinero de los españoles Poco después, volvería a insistir en el mismo mensaje en otro acto organizado por la Ser: Todo Gobierno debe ser muy cuidadoso con el empleo del dinero público, que no viene de la nada, sino del bolsillo de los españoles El mismo mensaje, casi calcado, repetido en menos de una hora. Rajoy. Ambos se saludaron y charlaron con cordialidad. El presidente prefirió poner más el acento en lo que significa el AVE para la cohesión y vertebración de España, y para subir la autoestima, tan dañada, de los españoles. Si somos un gran país es porque juntos sabemos hacer grandes cosas. Todos los gobiernos de los últimos 25 años han considerado el AVE una apuesta estratégica. Es uno de los mejores espejos donde nos podemos mirar los españoles de hoy, comentó, nada ingenuamente. De hecho, acto seguido criticó a los adanes que se creen que antes que ellos no se hacía nada, ni siquiera infraestructuras. Por la tarde el presidente del Gobierno permaneció en la capital andaluza con motivo del XIV Congreso de Nuevas Generaciones. Foro en el que Rajoy hizo un llamamiento tras la complicada semana para mantener siempre la unidad De este partido debéis sentiros orgullosos porque le dio la vuelta al país. Las cosas van a ir bien en el futuro pese al esfuerzo de algunos por destacar solo lo que va mal dijo a los jóvenes de su partido. El jefe del Ejecutivo abrió su discurso ante los jóvenes del PP reivindicado la política y la gestión que realizan decenas de cargos públicos cada día. La política merece la pena, si las cosas se hacen bien si uno se lo toma en serio, si trabaja y si cree en lo que hace, la política merece la pena señaló. Y cerró defendiendo la labor política: La inmensa mayoría de las personas que se dedican a la política y he conocido a muchas, porque llevo muchos años, es gente que se esfuerza, trabaja, que a veces acierta, que a veces se confunde, pero que trabaja por aportar algo a su país Mariano Rajoy junto a la líder de NNGG, Beatriz Jurado, y quien la sucederá, Diego Gago J. M. SERRANO ANÁLISIS MANUEL MARÍN ABIERTO EN CANAL Reclama unidad En realidad, fueron las únicas palabras que pudieron interpretarse en relación con el problema de la corrupción que vive España. Rajoy, eso sí, las pronunció en el contexto de las inversiones de todos los gobiernos en el AVE desde 1992. En Santa Justa le esperaba la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, quien aprovechó para elogiar a Felipe González, y su concepto de país al apostar por el sur cuando era presidente del Gobierno, y pedir más inversiones en infraestructuras a L as elecciones generales de junio del año pasado supusieron un engañoso bálsamo en el PP. En Génova se instaló la falsa percepción de que el enorme desgaste causado por la corrupción en el PP había tocado fondo, y que ya no podría aumentar la erosión provocada por los desmanes de la trama Gürtel, o por Luis Bárcenas y las investigaciones sobre los sobresueldos y la financiación opaca del partido. La situación solo podría tender a mejorar porque a peor ya no podía ir. El Gobierno impulsó decálogos contra la corrupción, marcó distancias entre un PP del pasado y el nuevo PP ruptura con José María Aznar incluida y trató de subirse en marcha al proceso de regeneración acuñado por Ciudadanos y Podemos con dosis de demagogia populista. Pero el PP siempre actuó a rebufo de los escándalos, visiblemente forzado, muy baqueteado por la opinión pública y sin regularidad. Vivía a espasmos en cada sobresalto, en la conciencia de que tendría que convivir con fatídicos fantasmas entre sus paredes, pero carentes ya de capacidad para hacer más daño electoral. Error. Los tiempos políticos son mucho más veloces que los judiciales. Por eso, los entresijos jurídicos del pasado se confunden en la inevitable nebulosa del presente. Lo que se fue ayer, vuelve hoy porque el paquidérmico entramado de nuestra justicia entierra a sus muertos tarde y mal. El PP sigue abierto en canal. Se confió. Ni siquiera contaba con que un juez fuertemente ideologizado, y que ha dejado múltiples muestras de su sesgo contra la derecha en múltiples escritos, fuese a imponerse a otros dos magistrados para citar a Mariano Rajoy como testigo en el caso Gürtel. No es que Rajoy disfrute en la convulsión. Pero se maneja en ella con envidiables dosis de flema esperando a que el tiempo diluya el drama y ofrezca salidas. Sin embargo, la contaminación se contagia por todo el cuerpo del PP. No es fácil transmitir que el pasado es pasado, y el presente, presente, porque en el ideario todo discurre encadenado dañando a la marca. Ser taxativo y convincente para arrinconar la escoria entraña riesgos, sacrificios y destituciones. Si la manta es corta, no puede cubrir cabeza y pies a la vez. El PP se debe un reciclaje a fondo.

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