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ABC MADRID 26-03-2017 página 66
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  • EdiciónABC, MADRID
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66 CULTURA DOMINGO, 26 DE MARZO DE 2017 abc. es cultura ABC Cristina Morató reconstruye la intensa vida de esta falsa española, que hizo que el Rey Luis I de Baviera abdicara Lola Montes, la primera femme fatale de la historia pasaba de la riqueza a la pobreza Cristina Morató descubrió el personaje bastante desconocido, como tantas e llamaba Eliza Gilbert, pero mujeres, arrinconadas por la historia pasó a la historia como Lola mientras escribía Viajeras intrépidas Montes. Nació en Grange y aventureras (Plaza Janés, 2007) (County Sligo, Irlanda) el 17 de Me encontré con documentación en febrero de 1821, aunque se crió en La la que aparecía una señora llamada Lola India, y murió en Brooklyn (Nueva York, Montes cruzando el istmo de Panamá... Estados Unidos) el 17 de enero de 1861. ¡en 1853! Entonces, pocas damas lo atravesaban. Supe que era una Entre medias, tuvo tiempo falsa española, pero no tede llevar una vida intensa y Engaño nía más información reapasionante, que la llevó a Se hizo pasar cuerda la periodista. recorrer los escenarios de por bailarina Aquello se quedó allí, medio mundo, haciéndose española y como una espinita clavapasar por bailarina españoenamoró a da en su instinto investila (andaluza, concretamengador, hasta que decidió te) y a enamorar a hombres Alejandro tan diversos como Alejan- Dumas y a Liszt retomar el tema, que finalmente fraguó en este dro Dumas, Franz Liszt o el libro, que tardó dos Rey Luis I de Baviera. Este último llegó a abdicar por el amor de años y medio en escribir. Tenía un aquella mujer, que aterrizó en Mú- sentido increíble para saber lo que nich en 1846 y revolucionó la Corte, de podía gustarle al público. Fue donde tuvo que salir huyendo apenas una de las grandes viajeras del dos años después. XIX. Tuvo muchas luces y muSus huellas, sin embargo, aún palpi- chas sombras explica Moratan en la ciudad alemana, hasta donde tó, mientras recorremos la esCristina Morató (Barcelona, 1961) se ha tancias de la Münchner Residesplazado, en compañía de un redu- denz, el palacio de los Reyes de cido grupo de periodistas, para presen- Baviera, en pleno centro de Múnich. tar Divina Lola (Plaza Janés) su úl- Justo al salir, nos damos de frente timo libro, en el que reconstruye la vida de la que fuera la primera femme fatale de la historia. Según la periodista y escritora, antes que Mata Hari y La Bella Otero estuvo Lola Montes. Lo Al final de su vida, como cuenta dice en el majestuoso hotel Bayerischer Cristina Morató, Lola Montes Hof, donde la falsa española tenía reservada una habitación, a instancias está muy arrepentida y es consciente del daño que ha del rey de los bávaros. hecho a Luis I de Baviera. Casi Fue una superviviente en su lecho de muerte, dice, a modo de plegaria: Luis, perdó Si todo lo que se ha dicho de mí fuera name, perdóname... El Rey la cierto, merecería ser enterrada viva conoció a través de otro de sus aseguró en cierta ocasión, con socarroamantes, Heinrich, el barón de nería y cierta altivez. No le faltaba raMaltzahn. Al poco tiempo, zón, como pudo comprobar Morató al perdió la cabeza por ella y la seguir su rastro en su correspondencia impuso en sus teatros... y en la privada (que no la de Luis I, pues los Corte, hasta el punto de invenalemanes la custodian sin permitir su tar para ella un título ficticio, el acceso a las misivas) en artículos de de condesa de Landsfeld. Fue la prensa de la época y buceando en armujer que más amó Luis I. Para chivos. Todo para construir un retrato él, ella fue el gran amor de su fidedigno, y aun así literario. No invida y, para ella, él fue una tento juzgarla, sino entenderla. Fue una oportunidad. ¿Se imagina la superviviente. Las palabras discreción tristeza del pobre Rey el día que y ahorro no estaban en su vocabulario. Por eso siempre vivió por encima de sus posibilidades. Fue un ave fénix, que INÉS MARTÍN RODRIGO ENVIADA ESPECIAL A MÚNICH S Lola Montes, junto al retrato del Rey Luis I de Baviera ABC Divina Lola Plaza Janés. 544 páginas. 21,90 euros. Cristina Morató descubrió a este personaje mientras escribía Viajeras intrépidas y aventureras Luis, perdóname, perdóname... alguien le dijo que no era española? reflexiona la autora de Divina Lola Y eso que, según consta, sólo estuvieron juntos dos veces. Entretanto, y más allá de los asuntos de cama, Lola leía al monarca el Quijote, tocaba la guitarra en su presencia... Se encuentra con una mujer que no lo trata como un Rey, y eso a él le encanta. Era una gran conversadora, sabía mantener el interés con la palabra y en todas sus cartas subraya, siempre, la palabra dinero explica Morató. Finalmente, durante la revolución de 1848, Luis abdicó en favor de su hijo, Maximiliano II de Baviera, y Lola Montes se refugió en Suiza, donde le esperó, en vano. con la ópera, donde llegó a actuar Lola Montes. Según la periodista, todos los hombres que se cruzaron en su vida fueron un salvoconducto para ella De Alejandro Dumas, que dijo de ella que podría traer la desgracia a cualquier hombre, a Franz Liszt, que le abrió las puertas del París bohemio de la época, y, por supuesto, Luis I de Baviera, que no dudó en colocar su retrato en la conocida como Galería de las bellezas (una suerte de estancia pictórica reservada a las damas predilectas del rey) del Palacio de Nymphenburg, su residencia estival. Ante el cuadro, Morató reconoce que, gracias al monarca, Lola Montes encontró su hueco en la Historia Pero, ¿fue ella la causante de su abdicación? Es la cabeza de turco responde, sin dudarlo, la periodista, que evoca las revueltas europeas de 1848, admonitorias de que algo ya había cambiado. Tras huir de Múnich, Lola Montes se dirigió a Estados Unidos, país que recorrió interpretando su famosa Danza de la araña y donde se convirtió en una reconocida conferenciante. Publicó un libro sobre consejos de belleza e, incluso, llegó a protagonizar un musical sobre su propia vida, convirtiéndose en la artista con más caché de la época en Broadway. Esa es, de hecho, la época de su vida que más le gusta a Morató. Llegó a cobrar más que Dickens como conferenciante. No creo que fuera feminista. Su mejor ejemplo era su vida, la prueba de que una mujer podía llegar a conseguir lo que se propusiera remata la autora. Sólo cuando murió, a los 40 años, Lola Montes decidió recuperar su verdadero nombre. Mrs. Eliza Gilbert. Fallecida el 17 de enero de 1861 reza la lápida de su tumba, en el cementerio de Green- Wood, en Brooklyn.

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