Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC MADRID 19-03-2017 página 15
ABC MADRID 19-03-2017 página 15
Ir a detalle de periódico

ABC MADRID 19-03-2017 página 15

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página15
Más información

Descripción

ABC DOMINGO, 19 DE MARZO DE 2017 abc. es opinion OPINIÓN 15 EL RECUADRO UNA RAYA EN EL AGUA ANTONIO BURGOS LA BATALLA DEL PINTOR DALMAU Fue una batalla por España pintada con palabras E S catalán. Se llama Augusto Ferrer- Dalmau. Por sus obras lo conoceréis. Por la puesta al día en el XXI de la pintura historicista del XIX; por los portentos de realismo naturalista de retazos de las gestas de nuestra Historia, como El milagro de Empel o la carga de caballería del Regimiento Alcántara, que ves el cuadro y se escuchan los cascos de los caballos cerrando contra los rifeños, galopando hacia la muerte. El gran Arturo Pérez- Reverte, uno de los pocos escritores españoles que no se muerde la lengua para el hodierno heroísmo que supone la proclamación de lo obvio, apodó a Ferrer- Dalmau como pintor de batallas por su amor y admiración por la Historia Militar de España, por los cuadros que le ha dedicado a los héroes que lo dieron todo por la Patria. Lo que no ha tenido mi admirado Pérez- Reverte es mi privilegio de la otra tarde sevillana: escuchar la batalla de la palabra de Ferrer- Dalmau defendiendo algo ya tan pasado de moda como sus valores, sus principios, sus lealtades, su patriotismo. En una palabra: España. Ingresaba Dalmau como académico en la Real de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría y su discurso, pemaniano vaso de agua clara fue una batalla por España no pintada con pinceles, sino con palabras. Con tanta valentía en boca de un catalán precisamente, que he pensado que lo mejor que puedo hacer es callar mis palabras y prestar este espacio a las suyas, para que al final se quiten la reglamentaria prenda de cabeza ante la valentía civil de este pintor. Que dijo: En el transcurso de mi vida he sido testigo, junto a millones de catalanes, de cómo se creaba día a día un relato histórico construido contra la realidad de los hechos, falseando y pervirtiendo los acontecimientos pasados. Todo ello con el objeto de construir en las mentes y en las voluntades, sobre todo de las nuevas generaciones de catalanes, un nuevo referente nacional e identitario. Contrapuesto, naturalmente, al resto de los ciudadanos de nuestro país, al sentimiento solidario del conjunto de los españoles y de la mayoría del pueblo catalán. Nada más lejos de la verdad y de la identidad real de Cataluña, una tierra profundamente hispana desde mucho antes de su propia configuración cultural, territorial y política; precisamente era conocida en la Alta Edad Media por ser la Marca Hispánica. Somos un pueblo comprometido desde siempre con el ideal de la unidad que articuló la Corona de Aragón y que impulsó la unidad con Castilla y demás pueblos de España para construir nuestra Nación común. Pero al mismo tiempo de la invención de una nueva identidad colectivo- nacional catalana por parte de unos pocos, se ha venido produciendo un hecho paralelo y lamentable en el conjunto de nuestro país: la misma desnacionalización de la propia España; el desconocimiento de su Historia; el aumento de complejos falsos y absurdos; la división, en vez de la concordia y unidad. Todo ello favorecido por una innegable fragmentación política, educativa y cultural que, con la complicidad de muchos, se está olvidando de nuestra identidad. Así que, efectivamente, percibo que los decenios de mayor progreso económico y social de nuestro país son también, triste y curiosamente, los que aceleran la descomposición de España y a la que muchos asistimos atónitos. Y en este sentido la situación de Cataluña es, finalmente, un mero reflejo de la situación general de España, lo cual, irónicamente, confirma una vez más la profunda españolidad de Cataluña El pintor de batallas la libraba con la palabra contra las mentiras nacionalista y por las grandezas de España: Y mi función social es contribuir a la recuperación de la conciencia española, de nuestro Historia Militar y de nuestro lugar en el mundo. Esa es mi batalla. Esta es la batalla que quiero pintar y debo pintar Óle tus co... lores, Dalmau! IGNACIO CAMACHO LA INDUSTRIA DE LA MEDIACIÓN El proyecto etarra no puede aspirar a subsistir convertido en un movimiento político que le dé legitimidad a su legado N torno a los procesos de negociación con terroristas siempre hay un bussiness, una suerte de industria de la mediación. Observadores, correveidiles, verificadores, intermediarios. Gente a sueldo de fundaciones y de organismos internacionales que trabaja con mayor o menor buena fe en pacificar conflictos pero que con su trajín tercerista otorga al terrorismo un cierto halo digno al situarlo en pie de igualdad con los Estados. Todo ese protocolo de armisticios, capitulaciones escalonadas y desarme por entregas solemniza con un lenguaje bélico los crímenes y establece de forma subliminal una equidistancia entre bandos. A ese ceremonial de tan buena prensa en el extranjero se agarra ETA para tratar de dignificar su derrota con etiquetas de falsa honorabilidad. A la habitual pléyade de alcahuetes se ha sumado bienintencionadamente el PNV en busca de un punto final que le permita pasar página. La banda pretende contrapartidas penitenciarias con las que ofrecer algo a lo que le queda de entorno, pero nadie serio va a tragar el simulacro de desguace de unas armas viejas ninguna utilizada en atentados para que no puedan servir de prueba incriminatoria- -y explosivos semicaducados por mucho mediador que intente darle apariencia respetable. El pliego de condiciones de rendición sigue intacto y no caben componendas ni cutres escenografías ceremoniales. Si ETA quiere acabar, que acabe. Eso significa algo más incluso que anunciar su disolución. Significa aclarar la autoría aún ignorada de más 300 asesinatos para ofrecer a sus víctimas una mínima reparación moral. Significa entregar, además de todo el armamento, el patrimonio que conserve fruto de la extorsión, y significa pedir perdón y expresar arrepentimiento para que no quede entre sus seguidores una sombra de empate a la hora de construir la narrativa memorial de un verdadero holocausto. Y luego nada. La clemencia es potestativa, y dependerá de la claridad con que quede establecido el relato. Los terroristas no obtuvieron nada por matar y por dejar de hacerlo tampoco han de lograr nada a cambio. Por eso es imprescindible que la opinión pública mantenga la guardia alta ante cualquier tentación transigente o acomodaticia de dar el drama por amortizado. Porque el proyecto etarra no puede aspirar a subsistir transformado en un movimiento político que le dé legitimidad a su legado. Porque lo que nos queda del sufrimiento es la experiencia de unas víctimas condenadas a vivir siempre bajo su desgarro. Porque la resistencia de los largos años de plomo y de angustia carecería de sentido sin vencedores y derrotados. Y porque el delirio de sangre no tiene otro destino histórico que la evidencia de su fracaso. Siempre será mejor que los terroristas se desarmen a que no lo hagan. Pero su pretensión honorable no puede contar con la menor anuencia. Sólo merecen un contemplativo desdén democrático. E JM NIETO Fe de ratas

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.