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ABC MADRID 07-02-2017 página 13
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ABC MADRID 07-02-2017 página 13

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC MARTES, 7 DE FEBRERO DE 2017 abc. es opinion OPINIÓN 13 MONTECASSINO UNA RAYA EN EL AGUA HERMANN LAS NIÑAS DE ROTHERHAM Estas víctimas de la corrección política claman contra la cobardía europea ¡A y, el periodismo! ¡Qué distraído está con Donald Trump! Todos los medios repiten como loros o diligentes expertos del copy paste las noticias, medias verdades y mentiras totales fabricadas en todo el mundo para atacar al presidente Donald Trump. Como si él mismo no ofreciera mil flancos a la crítica honrada y veraz, los medios se dedican al acoso de rehala unánime. Cierto es que en EE. UU. algunos todavía tienen la deferencia de reconocer que han publicado una noticia falsa, aunque sea con la boca pequeña y cuatro días más tarde. En España nadie se corrige, retracta, excusa o enmienda. No dejen que unas mentiras estropeen la bonita cruzada del buenismo de la derecha y el odio de la izquierda contra el mal encarnado por Trump. Tan intensa es la actual obsesión con Trump que al periodismo se les escapan otras cosas. No he visto a nadie en los medios españoles que, entre noticias, bulos e insultos a Trump, tuviera un momento de radio o televisión, un espacio en el papel que dedicar al último juicio de Rotherham, cuya sentencia se dictó la pasada semana. No era un juicio cualquiera. Seis miembros del clan Hussain han sido condenados a un total de 80 años, entre veinte y diez cada uno. En los dos juicios anteriores hubo condenas de hasta 35 años de prisión. Todos por lo mismo. Por violación sistemática, torturas, vejaciones, abusos, maltratos atroces continuados en el tiempo con que una banda de desalmados sometió a cientos de niños de la ciudad de Rotherham en el sur de Yorkshire, en el Reino Unido. La fiscalía estimó que a lo largo de 16 años pudieron ser hasta 1.400 menores, principalmente niñas, los que sirvieron al clan paquistaní como permanente suministro de carne kafir es decir de carne infiel de niñas blancas no musulmanas, para las más abominables y desatadas prácticas y perversiones sexuales. Eran niñas de familias desestructuradas, pobres, marginales, pero no desconocidas. En los tres juicios solo se trataron 135 casos. ¡Qué casos! Una mujer violada y drogada desde los 11 años por muchos de los acusados, que tuvo un hijo de ellos, decía: existe el mal absoluto en el mundo y seres de maldad absoluta y mi hijo es fruto del más puro mal Se sintió siempre, desde los once, sucia, sola y marginada y sabía que la gente del pueblo sabía. Ella solo sentía abandono y castigo. Porque el espanto tiene otra faceta además del dolor infinito a tantas niñas víctimas: todo sucedía con conocimiento de gran parte de las autoridades y de la población. Que miraban todos a otro lado. Porque el clan de violadores era de origen paquistaní y por tanto musulmán. Policía municipal y servicios sociales, fiscalía y profesores de los colegios, personal municipal y vecinos, todos sabían del infierno de las niñas de Rotherham y todos tenían miedo a contarlo. Nadie denunció porque nadie quería ser acusado de islamófobo y racista, acosado por las ONG inquisitoriales de la corrección política y expuesto al terror de las mafias musulmanas de la región. La pequeña ciudad inglesa permitió así un infierno infinito para cada una de estas niñas por la misma razón por la que Europa permite su lento naufragio: el deplorable estado de nuestras defensas morales como sociedades pretendidamente libres. Ninguno de los condenados en Rotherham pidió perdón o mostró piedad por sus víctimas. Abandonaron la sala al grito de Alahú Akbar (Alá es grande) el dios que permite tratar a la mujer infiel como carne animal. El caso Rotherham podría ser una señal de alarma para todos. Para ayudar a Europa a despertar. Pero pasará inadvertido. El periodismo está dedicado a regocijarse con el crecepelo de Trump y buscar epítetos despectivos para su hijo. IGNACIO CAMACHO NORMALIDAD PSÍQUICA En la realidad paralela del soberanismo, la ley española altera la normalidad ciudadana como un trastorno colectivo ACE tiempo que el proceso soberanista catalán entró de lleno en el ámbito de la patología perceptiva. La construcción de una realidad paralela una posverdad en la moderna jerga sociológica ha desembocado en el señalamiento de la normalidad como una perturbación. La palabra desvarío no es en este caso una hipérbole sino la expresión precisa de un estado colectivo de enajenación que invierte las pautas lógicas del comportamiento democrático. Se trata del clásico paradigma autoritario que a través de una asfixiante propaganda impone a la sociedad una visión distorsionada de sí misma. A partir de la definición histórica de Cataluña como un pueblo sometido, cuyas ansias de libertad reprime un Estado enemigo de su soberanía, los líderes independentistas han creado con éxito una fantasmagoría paranoica. Desde esa trucada emocionalidad victimista, el ex presidente Mas alegó ayer ante los jueces que auspició el simulacro de referéndum de 2014 para restablecer la normalidad ciudadana y la normalidad psíquica Es decir, que la prohibición de la consulta obedecía a una especie de desequilibrio mental contrario a la razón y por tanto merecía ser desobedecida. He aquí el epítome del trastorno de la percepción que ha logrado instaurar el régimen nacionalista: las leyes democráticas alteran la estabilidad de la convivencia y constituyen una chaladura arbitraria como una monomanía. Los demás, todos menos los secesionistas, se han vuelto locos y el orden constitucional representa una anomalía. Por fortuna están ellos, los mesiánicos intérpretes del destino manifiesto, para restablecer la cordura mediante espectáculos como el de ayer: un multitudinario escrache a la justicia. La normalidad psíquica del soberanismo es, pues, el estado de desobediencia, la impugnación de la autoridad jurídica. La subversión constitucional, la rebeldía legislativa. La línea defensiva de Mas resulta coherente con esa construcción de independencia mental según la cual las instituciones catalanas sólo responden ante su propia lógica política. El Estado, la Constitución, la Unión Europea, van a contracorriente de la verdad revelada de la autodeterminación, que Cataluña hará resplandecer con la heroica y persistente voluntad de una nación decidida. Normalidad psíquica. Si se creyese lo que dice, el antiguo honorable podría, en caso de ser condenado, apelar a la atenuante de disfunción histriónica; pero su discurso no responde tanto a un alegato judicial como a una estrategia de legitimación política. Lo que Mas y el resto de los separatistas pretenden es continuar enfrentando los conceptos de democracia y ley, profundizar la confusión que garantiza su hegemonía. Han sabido y logrado diseñar un marco de ventaja a base de explotar los recursos de una mitología. Sucede que ellos mismos no se la creen; es una posverdad, es decir, una simple, tosca y vulgar mentira. H JM NIETO Fe de ratas

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