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ABC MADRID 28-01-2017 página 48
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  • EdiciónABC, MADRID
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48 DEPORTES NADAL DIMITROV 0 0 SÁBADO, 28 DE ENERO DE 2017 abc. es deportes ABC Una semifinal para recordar 15 40 15 40 NADAL DIMITROV 6 5 3 6 5 5 NADAL DIMITROV 6 5 6 3 7 6 Nadal, susto y genial reacción en el inicio El español empieza con 15- 40 en contra, pero reacciona y se lleva el primer set con maestría en 35 minutos. Pletórico. Dimitrov iguala a la quinta bola de set El búlgaro pasa al ataque y se lleva la segunda manga, pero le cuesta cerrar, ya que con 5- 4 desperdicia cuatro bolas de set. REUTERS Un tie break agónico para el mallorquín Hay un break por barba en el set, que se resuelve en el juego decisivo. Con 5- 5, Nadal asalta el saque de Dimitrov y gana. Dimitrov, en una subida a la red Abierto de Australia Nadal es pasión En un partido trepidante de casi cinco horas, el español supera a un soberbio Grigor Dimitrov y luchará por el título con Roger Federer, su íntimo enemigo RAFAEL NADAL GRIGOR DIMITROV Nadal 8 3 73 %5 13 45 43 25 29 186 Saques directos Dobles faltas Primer servicio Puntos de break Golpes ganadores Errores no forzados Puntos en la red Puntos ganados Felipe VI disfruta del triunfo El Rey de España encabezó la catarata de felicitaciones que recibió Nadal en las redes sociales y quiso dejar un mensaje en la cuenta oficial de la Casa del Rey. ¡Inmenso Rafa Nadal! El deporte español nunca te estará suficientemente agradecido escribió Felipe VI, un gran aficionado al deporte y también al mundo del tenis. Como él, personajes de todos los ámbitos (políticos, actores, deportistas... y de todas las nacionalidades expresaron su entusiasmo ante la victoria del balear. 6 5 77 64 6 3 7 65 77 4 Dimitrov 20 5 69 %4 16 79 70 36 48 179 ENRIQUE YUNTA D el desayuno a la hora del café, España vibra en un viernes de pasión con Rafael Nadal, un ejercicio de complicidad donde se mezclaban millones de gargantas exclamando ese ¡vamos, Rafa! universal. La gran virtud de Nadal, entre otras muchas, es que todo el mundo tiene una buena palabra para él, igual de entusiasta quien se ubica a un extremo que quien vive en el otro, capaz el tenista de transmitir en cada actuación todo lo que se le pide al deporte. Nadal, a fin de cuentas, emociona, y eso es justo lo que debe ser un héroe, arrodillado y conteniendo las lágrimas como puede en la Rod Laver de Melbourne después de cinco interminables horas de pelea con Grigor Dimitrov, e impulsado hasta el infinito, más si cabe, por un triunfo que le guía hasta la final del Abierto de Australia. Mañana, en el mismo escenario y a la misma hora, se cita con Roger Federer, el premio a este magnífico cuento que se ha escrito durante dos semanas en las antípodas, un regalo para los románticos, ya que podrán disfrutar de, al menos, un clásico más. Impensable hace unos meses, Nadal y Federer evidencian que son eternos, que nunca morirán, que son campeones para siempre. Cuando Nadal se abraza a Dimitrov, al que es justo reconocerle el partidazo, empieza a asimilar el peso de su última hazaña, que llega exactamente después de cuatro horas y 56 minutos y que sirve para que el encuentro entre directamente en el listado de grandes éxitos. Hay un montón, hay muchísimos, pero ahora que se ha probado el sabor de la derrota y de la decepción, justificada en muchos casos por una serie de lesiones y circunstancias incómodas, el balear disfruta como un niño de las alegrías, con los nervios a flor de piel mientras en su palco se abrazan todos como si no hubiera un mañana. Llegar hasta aquí ha costado Dios y ayuda, horas y horas de sacrificio y trabajo para regresar a los orígenes. La recompensa es enorme. Pletórico Dimitrov El triunfo ante Dimitrov está bordado con maestría. La semifinal, angustiosa de principio a fin, tiene muchísimos giros y se resuelve en una quinta manga memorable, una concentración de puntazos soberbia. Nadal, pletórico en el inicio, sobrevive como puede a la reacción del búlgaro, que por fin es noticia por méritos propios, enterrada definitivamente la pesada comparación con Roger Federer o su noviazgo con Maria Sharapova. Con 25 años, se ha subido a tiempo al tren de la fama y promete muchas tardes de gloria, pues posee una raqueta de seda y encima ahora tiene una fuerza emocional que antes no existía. Lo demuestra en el segundo parcial, en el que ahuyenta a los demonios después de perder hasta cuatro bolas de set. Se vuelve a reponer en el cuarto, donde se le da por muerto, ya que se le ha escapado el tie break del tercero y muchos dan por hecho que bajará los brazos después de ese lance. E incluso en el quinto se le nota más fresco y dispuesto, con más decisión que un Nadal que reclama cuanto antes la contundencia perdida en su golpe de derecha. Para entonces, ya con el sol acostado, la Rod Laver se convierte en un tablero de ajedrez y los dos tenistas ofrecen una clase magistral de estrategia, buscándose las cosquillas mientras se exprimen a base de palos. La diferencia entre Nadal y el resto, sin olvidar jamás el talento que justifica gran parte de su palmarés, está en la fe, en la cabeza, en el amor propio para luchar por imposibles, en su- Final dramático En el agónico quinto set, Nadal se salva del abismo y reacciona para ganar en un ejercicio impagable de fe perar un momento crítico en ese epílogo que le hubiera dejado con 5- 3 y al resto. Dimitrov, que tiene de todo, se mueve con una agilidad impropia después de tanta paliza, pero cae en la red como muchos otros, sorprendido por la enésima maniobra de escapismo del español. Rafa demostró hoy quién es Rafa aceptó el búlgaro con admiración, alentado durante toda el combate por una manada de compatriotas que convierten la central de Melbourne en una especie de Maracaná. No hay nada, sin embargo, que pueda con Nadal, que mañana disputará su vigesimoprimera final de Grand Slam, que mañana perseguirá su decimoquinta estrella. Es pura pasión. Galería de imágenes del partido entre Rafa Nadal y Dimitrov

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