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ABC MADRID 20-01-2017 página 62
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62 ABCdelOCIO VIERNES, 20 DE ENERO DE 2017 abc. es ABC C ine La dolce vita Tengan cuidado ahí dentro POR FERNANDO R. LAFUENTE U Joel Edgerton y Rutt Negga, en el filme Amor en blanco y negra LOVING Dirección: Jeff Nichols. Con: Joel Edgerton, Ruth Negga, Michael Shannon OTI RODRÍGUEZ MARCHANTE entimental película sobre el problema racial en los Estados Unidos (justo ahora que se va Obama) y que en las estupendas manos del director Jeff Nichols, el de Take Shelter o Mud alcanza unos notables niveles de elocuencia y melodrama. El argumento se centra en una pareja, él blanco y ella negra, y en los problemas legales que tuvieron que sufrir desde que decidieron casarse en Virginia a mediados del siglo XX, donde tal situación los condenaba al extrañamiento o la cárcel. Alrededor del matrimonio de Richard y Mildred Loving el guión despliega una cantidad enorme de agresividad, pero sin que S las imágenes de Nichols se alimenten de los tópicos y clichés del racismo en el cine, sino con una sencillez que se apoya en la emotividad de las imágenes y en el gran trabajo actoral de Joel Edgerton y Ruth Nera, realmente potente y conmovedor. Es decir, que transmite toda la injusticia y la indefensión de la pareja sin necesidad de antorchas ni capirotes en la cabeza y sin consignas facilonas. La película es, en esencia, el caso Loving contra Virginia, y en su lucha sensata e insobornable para que la Corte Suprema admitiera cambiar unas leyes antimestizaje que hoy (creo, supongo) se ven indignas. Lo peculiar de Loving es el tono de serenidad que la película logra imprimirle a una historia de revuelta y disturbio interior, de atropellos, de ésas que piden catarsis, sin perder lo humano, lo íntimo, del relato, de mantenerlo en lo alto del melodrama. Casi, casi Driver rios. Carles Torras dosifica la transformación con prudencia y talento, dejando que sea su actor (Martín Bacigalupo) y su gesto de cortocircuito el que anime a verla: cuando repasa sus textos publicitarios para los cástings cuando parlotea con su jefe O. R. MARCHANTE o en el bar, cuando se relaciona con la o peculiar de este thriller es la joven que le alquila una habitación de mirada a un lugar (Nueva York) su casa... Todo ello (y la cámara de viy un personaje (un majara viogilancia, la sordidez del espionaje y lento que se habla al espejo) que hasta una simple sartén) le son muy conocidos y recocrea al espectador una innocibles. Y esa mirada percomodidad, un aviso de tenece al director español mal rollo en luces de neón Carles Torras, que rueda que se activan aún más en las mondas de la Gran con las tensiones religioManzana y que construye sas del personaje y su su historia clavándola frentrastabillante equilibrio te a ese tipo desequilibrado entre esa sociedad americaque ya habíamos visto en otras na enfermizamente dibujada Martin películas (el Travis Bickle de en la película y que, como tanBalcigalupe Taxi Driver tiene mil hijos) tas otras veces, solapa sueño y pesadilla. La progresión es la palabra El ensamblaje entre director, perclave de Callback el cómo ese personaje se va despojando de las capas sonaje, actor y narración progresiva cebolleras entre la normalidad y la psi- es perfecto y la película fue la gran copatía; un tipo que trabaja ocasional- triunfadora en el pasado Festival de mente haciendo mudanzas y que as- Málaga, tal vez por su peculiar alianpira a ser actor de anuncios publicita- za entre lo sarcástico y lo macabro. CALLBACK n día, a principios de los años ochenta, al periodista y escritor Gay Talese (Nueva Jersey, 1932) le llegó una extraña carta. Más que extraña, desconcertante. ¿Se trataba de una broma? ¿Le escribía uno de tantos extraviados de la realidad? Talese, uno de los más grandes reporteros del siglo XX, no salía de su asombro. Pero además le despertó una extraordinaria curiosidad. Un tal Gerald Foos había comprado un motel en las afueras de Denver (Colorado) para espiar a sus clientes. El morbo se disparaba hacia el cielo. ¿Espiar a sus clientes? Bueno, le explicaría Foos, para mirar, y mirar, de manera especial después sería única las costumbres sexuales de sus huéspedes. Sí, era un Norman Bates Psicosis Hitchcock) sin instintos violentos. Construyó un doble techo y cuando los clientes se especializó en las parejas de jóvenes se retiraban a sus habitaciones, el tal Foos se tumbaba y desde un supuesto respiradero miraba. Confesó que sentía un placer especial, que lo había sentido desde niño, cuando espiaba a una tía suya que vivía cerca del rancho de sus padres. Y compró el motel, y logró la complicidad de su mujer, y se pasó así algunos años, llevando un diario no ya preciso y conciso, sino escalofriantemente escrito. Talese, tras la visita, en la que participó en alguna de las sesio El motel del voyeur Gay Talese. Alfaguara, Madrid, 2016. 227 páginas. Traducción de Damià Alou. 19,90 Después de la tormenta Dirección. Hirokazu Koreeda. Con Hiroshi Abe, Lilly Franky, Isao Hashizume. 2016. Japón. 117 minutos El Automático Argumosa, 17. Tel. 91 530 99 21. Madrid. 12 Dirección: Carles Torras. Con: Martin Balcigalupe, Lili Stein, Larry Fessenden, Timothy Gibbs, Rogoberto García L nes desde el doble techo, logró que el mirón Foos le enviara su diario. Y esto es lo que cuenta El motel del voyeur A nadie sorprende que Spielberg adquiriera los derechos para su versión cinematográfica. Sin embargo, una investigación ejemplar del The Washington Post puso en duda la veracidad de lo contado y el lío se disparó. Talese pensó en abandonar su publicación, después la editorial lo desmintió y Talese escribió: Como ya dejé claro en la primera edición de este libro, Foos era un narrador inexacto y poco fiable, pero sin duda fue un voyeur épico debido al reportaje del Washington Post en esta edición se han introducido una serie de cambios de escasa importancia. Por lo demás, el libro permanece tal cual El que acaba de publicarse en España, tengan cuidado ahí dentro. Del voyeur al detective privado. No es lo mismo. El caso que muestra Después de la tormenta una conmovedora y ácida película del enorme director japonés que es Koreeda, es el de un errático personaje al que el destino también ha puesto la zancadilla. Antiguo escritor premiado, las glorias se esfumaron como el viento del este y ahora vigila, persigue, escucha y, también, con devoción sustrae las cosas de los demás. Un bendito. Y, en cierta forma, lo es y he ahí la fascinación de este filme. Ironía, melancolía y sensibilidad son los elementos de esta durísima historia de desamparos. Lavapiés, el antiguo barrio judío madrileño, descubrió hace ya tiempo un aura singular, una atmósfera tan diversa como alejada de otros barrios madrileños que, siempre, encontraron en la calle Ave María, Zurita, Buena Vista, un anhelo de semejanza. El Automático es una referencia. Por las cañas, el salmorejo, las empanadas, las migas o la brandada. Como alguien recordó alguna vez, como fuera de casa, en ningún sitio Después de la tormenta filme de Hirokazu Koreeda ABC

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