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ABC MADRID 16-01-2017 página 13
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  • EdiciónABC, MADRID
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ABC LUNES, 16 DE ENERO DE 2017 abc. es opinion OPINIÓN 13 EL CONTRAPUNTO UNA RAYA EN EL AGUA ISABEL SAN SEBASTIÁN DE GUATEOBAMA A GUATETRUMP Es como si en España hubiéramos pretendido arreglar los desaguisados de Zapatero encumbrando a Iglesias P UEDO comprender y compartir muchas de las críticas que se han hecho al mandato de Barak Obama. Se equivocó al restablecer relaciones con la dictadura castrista sin exigir la más mínima concesión democrática a cambio; se equivocó en el acuerdo con Irán, carente de suficientes garantías; se equivocó probablemente en los tiempos y modos del Obamacare un plan de cobertura sanitaria mínimo e incluso deficiente para la mentalidad europea, demasiado gravoso a ojos de una sociedad individualista y competitiva como es la norteamericana, reacia a la solidaridad impuesta por el Estado. Comparto igualmente el hartazgo de muchas personas con la dictadura del pensamiento políticamente correcto establecido por ciertos medios de comunicación desde su pretendida superioridad moral. Asumo que Hillary Clinton, representante de una casta política percibida como compendio de corrupción, autocomplacencia y desprecio por el votante, no era la mejor candidata demócrata. Pero de ahí a jalear a Donald Trump... Es como si en España hubiésemos pretendido arreglar los desaguisados de Zapatero encumbrando a Pablo Iglesias. Tratar de salir del fuego huyendo de cabeza a las brasas. Paso por alto sus modales de matón, su machismo tabernario si eres famoso las mujeres te permiten agarrarlas por el co... o la xenofobia que exhibió durante la campaña electoral, tildando re- petidamente a los mexicanos que cruzan el Río Grande de narcotraficantes, violadores o asesinos despreciando la lengua española y anunciando que las fronteras se cerrarán radicalmente a los musulmanes. A todos. Tales vómitos dialécticos podrían hipotéticamente enmendarse con los hechos. Pero es que sus promesas, las políticas que anuncia, han sido ensayadas ya sin cosechar más que fracasos o resultan directamente imposibles de llevar a cabo. La historia se ha encargado de demostrar que su demagogia conduce a desastres mayúsculos, a pesar de lo cual brota y rebrota una y otra vez a ambos lados del Atlántico. La fórmula mágica del magnate devenido en presidente, que se dice libre de la presión de los lobbies, tiene tres pilares. En política exterior, ser fuerte con el débil y débil con el fuerte; esto es, apaciguar con amigos como Rex Tillerson (nuevo secretario de Estado procedente de un gran lobby petrolero) y palabras conciliadoras al líder ruso, Vladímir Putin, aceptando su agresión a Ucrania y las que puedan sufrir las repúblicas bálticas, mientras se humilla al vecino del sur con el mantra vamos a construir un muro y lo vais a pagar vosotros En política económica, levantar barreras aduaneras destinadas a proteger a la industria estadounidense, bajar los impuestos y completar un gran programa de obras públicas que, asegura, saldrá gratis al contribuyente. En política de seguridad, acabar con Daesh en cien días, sin especificar cómo. La experiencia demuestra que nada contribuye más a la paz y el progreso que la multiplicación de intercambios y que la única forma de frenar la inmigración ilegal es fomentar el desarrollo de los países pobres, aunque ello suponga más competencia, pero él prefiere negar evidencias desagradables, como, por ejemplo, la del cambio climático. Y eso cautiva a su electorado. El mensaje de Trump es tentador: Hagamos América de nuevo grande América y sus riquezas, para los americanos. En Francia, Marine Le Pen, en nombre del pueblo abraza el mismo discurso prometiendo obligar a los fabricantes de automóviles a desmantelar sus fábricas de España y llevárselas de nuevo a suelo patrio. Nigel Farage, desde el Reino Unido, impulsó un repliegue parecido con el Brexit, dejando a millares de españoles en el limbo. Y todavía hay quien aplaude. ¡No lo entiendo! IGNACIO CAMACHO EL MEJOR Puede que este Partido Socialista se merezca a Patxi López, pero desde luego España se merecía a Javier Fernández OR una de esas inexorables leyes de la adversidad que tan a menudo rigen en política, el mejor candidato para liderar el PSOE no se va a presentar a las primarias. En cualquier proceso de selección entre la actual nomenclatura sería imposible soslayar al ingeniero Javier Fernández: tiene pedigree, sensatez, firmeza, autoridad moral, moderación y patriotismo. Su discurso ante el comité federal fue un modelo de honestidad autocrítica que llevaba mucho tiempo sin oírse en las filas de ningún partido. Es la clase de hombre que todo el mundo quisiera tener cerca cuando hay un problema, y desde luego el dirigente que mejor habría encarnado la réplica al marianismo. Pero se le ha pasado la edad, tiene el corazón algo cansado y ya sólo desea rendir responsabilidades y marcharse a casa; hasta la presidencia del Principado se le está empezando a hacer larga. Como los antiguos senadores romanos, quiere dejar la túnica y volver a su campo y a su azada. Por eso lo cooptaron como presidente de la gestora: de su lealtad nadie podía esperar una amenaza. Antes de irse tiene que organizar unas primarias limpias, en las que a ser posible no parezca que quiere entronizar a Susana. Esta era antes una tarea fácil, cuando el PSOE era una organización seria, pero el interior del partido se ha envenenado de mediocridad en los años de Sánchez y para empezar hay un conflicto con un censo sospechoso de infiltraciones y lo que antes se llama entrismo Fernández lleva un trimestre apagando fuegos internos sin que se atisben siquiera las llamas, lo cual dice mucho de su talante, y además ha cerrado con el PP más acuerdos en dos meses que Pedro Nono en dos años. Todavía hasta mayo la política española vivirá una cierta estabilidad consensuada; luego, el o la que gane el liderazgo tendrá que buscarse su propia estrategia. Como partido no se le puede pedir más: ha estado a punto de autoliquidarse en el ejercicio de su responsabilidad de Estado. Esa es la tradición que representa Fernández. La del legado de González, que aún sigue siendo el mejor patrimonio de la socialdemocracia. En su discurso del sábado, el asturiano dijo bien claro que entre el partido y el país ningún político serio puede tener una vacilación en sus lealtades. Pues bien: al menos uno de los precandidatos tiene dicho que para él como socialista lo que resulte mejor para el PSOE será siempre lo mejor para España; así están las cosas y así luce el sentido patriótico de estas nuevas cabezas preclaras. Es probable que el proceso de primarias conduzca a una sublimación del principio de Peter que encumbre al máximo nivel de incompetencia a alguna minerva iluminada. Ya ocurrió con Zapatero y luego con Sánchez. Acaso este Partido Socialista se merezca a Patxi López, pero España se merecía a Javier Fernández o al menos a alguien con el alma tan limpia y la cabeza igual de amueblada. P JM NIETO Fe de ratas

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