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ABC MADRID 20-12-2016 página 51
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  • EdiciónABC, MADRID
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ABC MARTES, 20 DE DICIEMBRE DE 2016 abc. es cultura CULTURA 51 EXPOLIO DE SU PATRIMONIO bién oro y joyas. Italia fue literalmente despojada de sus mejores obras. Napoleón robó, solamente en pintura, 506 obras, de las que pudo recuperarse el 80 tras su caída (abdicó en 1814) pero las otras nunca retornaron. El Estado Pontificio también cedió a la presión napoleónica. Con la ilusión de evitar la ocupación de Roma entregó a los franceses cien obras de arte (17 pinturas y 83 esculturas, entre ellas el Laooconte, la Venus Capitolina y el Apolo Belvedere) además de 500 incunables y manuscritos de incalculable valor. El Papa permitió la razia de arte, pero no impidió que Napoleón secuestrara a Pío VII, un Pontífice débil, y lo llevara a París para que asistiera en 1804 a su ceremonia de coronación como emperador en la catedral de Notre Dame. Llanto por Cristo muerto de Correggio El sobrecogedor lienzo de Correggio se halla en la colección de la Galería Nacional de Parma La labor de Canova Caído el emperador, diversos estados italianos lograron, en el Congreso de Viena, la restitución de sus obras maestras. Insigne fue la labor de Canova como organizador desde París del retorno de las obras, tras ser nombrado comisario pontificio por el Papa Pío VII y con ayuda incluso financiera del Rey Jorge VI de Inglaterra. En dos expediciones, con decenas de carrozas a caballo, Canova mandó buena parte de las obras expoliadas. Los viajes no estuvieron exentos de accidentes. De la carroza que lo transportaba llegó a caerse el grupo escultórico del Laocoonte. Se rompió en varios pedazos sobre el hielo del Moncenisio en los Alpes. El retorno del botín expoliado por Napoleón fue recibido en Italia con desbordante entusiasmo, como reflejó el 4 de enero de 1816 el Dia- Retrato del Papa León X de Rafael Los franceses robaron casi toda la producción de Rafael. A la derecha, este retrato, de la Galería de los Uffizi de Florencia Laocoonte El grupo escultórico de Laocoonte y sus hijos, realizado por Agesandro, Polidoro y Atenodoro de Rodas, es una de las joyas de los Museos Vaticanos rio di Roma el periódico político del Estado Pontificio: Llegaron a esta capital diversas carrozas que contenían varias de las mejores obras maestras de pintura y escultura. Este acontecimiento ha suscitado el más grande entusiasmo del pueblo romano Es una de las muchas crónicas con las que, en los diversos estados italianos, se celebró el retorno de las obras robadas por Napoleón. Desde entonces, han pasado 200 años y en Roma vuelve la celebración con esta exposición. Muchas de esas obras maestras se presentan en las Escuderías del Quirinal. Una de las estrellas es Rafael, con su Retrato del Papa León X préstamo excepcional de los Uffizi de Florencia. Otras obras a destacar son La matanza de los inocentes de Guido Reni (Pinacoteca de Bolonia) la inmensa Asunción de la Virgen de Tiziano, procedente de la catedral de Verona; el Llanto por Cristo muerto de Correggio, y la Deposición de la Santa Cruz de Annibale Carraci (Galería Nacional de Parma) la Entrega de las llaves a San Pedro de Guercino (Pinacoteca de Cento) y San Juan Bautista con cuatro santos de Perugino (Galería Nacional de Umbría) la bellísima Venus Capitolina (Museos Capitolinos) y el Júpiter de Otricoli (Museos Vaticanos) La diversa procedencia geográfica pretende mostrar no solo la cantidad y calidad de las obras diseminadas en toda Italia, sino también el efecto que produjo el retorno. Muchas de las obras recuperadas no se colocaron en su contexto original, sino que dieron vida o fueron el origen de muchos museos modernos italianos, tal y como ahora los conocemos (el caso más emblemático es la Pinacoteca di Brera de Milán o la Galería de la Academia de Venecia) todos ellos públicos, hijos de un tiempo alocado de guerras y expolios. tendente de la antigua ciudad romana, estatua de hermafrodita en mármol. Las destruida por la erupción del Vesubio primeras descripciones de los trucos en el 79 d. C. que los falsificadores utilizaban para Las obras procedentes de activida- engañar a los compradores se remondes delictivas y recuperadas por las fuer- tan a la Antigüedad. El escritor Gayo Fezas del orden alcanzan un nivel impre- dro (15 a. C- 50 d. C) denunció que algusionante según el juez Carlo Spagna, nos artistas de su época obtenían gadel Tribunal de Nápoles: Cada nancias más altas por sus obras SUR día el flujo de material incausi en el mármol esculpían el DE ITALIA tado es gigantesco, el arqueonombre de Praxíteles. Desde 1960 se lógico es una parte infinite El cuerpo del delito han recuperado simal. Tenemos en Nápoles pretende mostrar el exmás de 800.000 un gigantesco depósito de traordinario relieve que ha restos obras de arte, cuadros, obadquirido el mercado de los arqueológicos jetos religiosos... Es la cueva falsos arqueológicos y artísde Alí Babá. El problema es que ticos: Después de la droga, es deben esperar decenios hasta que el segundo mercado, un auténtila Justicia concluya su camino, mien- co negocio ilegal. Últimamente se ha tras terminan por ser olvidados en los calculado que dos tercios de los restos depósitos comenta el juez Spagna. arqueológicos introducidos en el merEntre las obras expuestas figuran al- cado por los traficantes son falsos. Falgunos falsos arqueológicos, como una sos perfectos, o casi, realizados por ar- Estatua de hermafrodita, un falso arqueológico ABC tesanos y vendidos, por medio de una eficaz red de canales, a coleccionistas privados y a intermediarios extranjeros. En los talleres de falsificación se hace de todo: bronces, cerámicas, pinturas, monedas, estatuas... Para satisfacer las peticiones, se realizan falsos inéditos o reelaborados partiendo de objetos verdaderos. Capítulo aparte merece la infinidad de objetos robados en las excavaciones y domus de Pompeya y después restituidos a la superintendencia por turistas arrepentidos o incluso asustados por creer que algunos de sus males son una maldición pompeyana. Hay de todo en la colección de objetos robados y devueltos a su legítimo dueño, la superintendencia de Pompeya. Hasta allí llegan paquetes con objetos robados, acompañados en general por una carta en la que se pide perdón.

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