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ABC MADRID 18-12-2016 página 16
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  • EdiciónABC, MADRID
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14 OPINIÓN VIDAS EJEMPLARES PUEBLA DOMINGO, 18 DE DICIEMBRE DE 2016 abc. es opinion ABC LUIS VENTOSO EL DIABLO DIJO NO De los seis, solo uno se quedó en el piso de abajo RNST Lubitsch, judío berlinés, tuvo el ojo de afincarse en Hollywood ante la crecida de Hitler. Fue un genio de la comedia elegante. Ser o no ser se considera su cima. Pero a mí me gusta más El cielo puede esperar de 1943, que con esa inexplicable obsesión por cambiar los títulos se llamó en España El diablo dijo no En la primera escena, un anciano de la alta burguesía, que acaba de morir, llega en ascensor a las opulentas oficinas del infierno. Tras una vida de mujeriego contumaz, da por sentado que el averno será su sino. Pero tras interrogarlo, el diablo concluye que es una buena persona y lo envía al piso de arriba Vamos ahora con el remake Primero baja Suárez. Emerge envuelto en una nube de Ducados y saluda al diablo con unas joviales palmaditas. ¿Y usted qué ha hecho en vida? inquiere Lucifer. Pues entre mi amigo Juan Carlos y yo recuperamos la democracia y reconciliamos a los españoles. Y sin pegar ni un tiro Satanás no duda: Up Llega Calvo Sotelo. Don Leopoldo, lo suyo fue tan breve que no dio tiempo a romper nada: arriba. ¡Siguiente! El ascensor vuelve a abrirse. González ningunea al anfitrión y empieza a perorar: No sé qué hago aquí, porque he sido un enorme estadista, por consiguiente, exijo que se me restituya a donde corresponde. Firmé la entrada en Europa, monté el Estado del bienestar, hasta traje el AVE... El diablo respira hondo: Percibo cierta amnesia con Barrionuevo, Roldán, Filesa, el paro galopante de los 90... Pero hoy estoy de saldo: tres meses en el purgatorio y arriba Baja Aznar. Su destino es la primera planta, por liberalizar la economía, derrotar a ETA y mejorar el peso internacional; pero logra enervar al anfitrión con su deje arrogante y le endosa cuatro meses de purgatorio por la Gürtel y por fiarse de Pujol. El ascensor se ha quedado encajado. Ni sube ni baja. En el infierno nunca han visto cosa igual. No entienden nada... Hasta que emerge del elevador Mariano. Oiga, mire usté, no sé qué ha pasao. Me han dicho que venga aquí. Pero si tiene que ser al revés, tampoco me parece ni bien ni mal, sino todo lo contrario El diablo, que no sintoniza con la sorna gallega, lo observa flipado: Al grano, por favor: ¿usted qué ha hecho? Pues mire, señoría, tratar de arreglar el paquete que me pasó ese pájaro que viene ahí, que andaba de carallada y dejó el país descangallado El diablo mira por encima de la coronilla de Mariano y divisa a un hombre de hermosos ojos claros y enorme sonrisa. Buenas tardes a todas y todos saluda. Venga, empiece demanda Lucifer. Pues mire, yo descubrí que la crisis de 2008 era una falacia, que Otegui era un hombre de paz y que España era un concepto discutido y discutible El diablo añade: Sí, y además encabronó a EE. UU. absurdamente, reabrió las heridas de la Guerra Civil y montó el carajal estatutario que disparó el separatismo Zapatero asiente ufano: Arriba, ¿no? El diablo oprime el botón rojo. El suelo se abre. El flamante referente del susanismo se desvanece entre una nube de azufre. Oiga, hay que ver, ¡qué cosas! musita Mariano. Y por cierto, ¿no sabrá usté dónde ponen por aquí el partido del Madrí? E PROVERBIOS MORALES JON JUARISTI DESPERTARES La felicitación de Bildu a Trump no es sólo un gesto de cortesía C OMO prometí el pasado domingo, trataré de explicar lo del súbito entusiasmo de Bildu por Trump, que sólo es un aspecto del sobrevenido americanismo de los nacionalistas vascos en su conjunto. Avanzaba en mi anterior columna que este tiene más que ver con el abrazo de Franco y Eisenhower que con el telegrama de Sabino Arana a Theodore Roosevelt, y diré por qué. Ante todo, este año de interregno entre Rajoy y Rajoy pasando por Rajoy ha supuesto para el nacionalismo vasco un tiempo de alarma, porque el PP ha negociado (y finalmente consumado) un pacto de legislatura con el partido más unitarista de España, más aún que el propio PP. La situación se presenta, pues, como una inversión de la de 1996 (o sea, la del pacto de legislatura del PP con el PNV y CiU) Por otra parte, tras la investidura de Rajoy, el Gobierno se muestra dispuesto a negociar todo lo que haga falta con los secesionistas catalanes menos el referéndum. Los nacionalistas vascos temen una reforma constitucional que se cargue el sistema de conciertos económicos (que es lo que exigiría Ciudadanos) o bien su extensión a Cataluña (que es lo que exigiría como mínimo el bloque secesionista catalán) En ambos casos, el régimen neoforal consagrado por la Disposición Adicional Primera de la Constitución de 1978 se hundiría. La alianza ya cerrada del PNV con el PSE no concitaría otros apoyos que los de la izquierda abertzale y quizá el de la rama vasca de Podemos, pero ni la izquierda del resto de las comunidades ni los se- cesionistas de Cataluña moverían un dedo por salvar algo que es bastante impopular fuera de Euskadi y que los nacionalistas catalanes perciben como un privilegio injusto. En esta tesitura, el nacionalismo vasco ha recurrido a evocar la figura del lendakari (que no lehendakari) José Antonio Aguirre, presidente del Gobierno de Euzkadi (que no Euskadi) desde octubre de 1936 hasta 1960. La conmemoración del octogésimo aniversario del primer Estatuto Vasco ha supuesto una sucesión de homenajes institucionales, documentales televisivos y publicaciones sobre Aguirre, el demócrata más limpio de su tiempo, en opinión de todo el espectro abertzale, que habría sido traicionado por los vencedores de la Segunda Guerra Mundial. Sobre todo por el presidente americano Truman, que decidió amnistiar al régimen de Franco. Para los abertzales, se trata de que ahora no suceda algo parecido (o sea, según sus términos, que los EE. UU. no consientan que el Estado español vuelva a ahogar las libertades vascas) A quien le interese el asunto le recomendaría una novela de Kirmen Uribe recién publicada La hora de despertarnos juntos (Seix Barral, 2016) fervoroso alegato en memoria de los grandes servicios prestados por Aguirre y el PNV a los británicos y estadounidenses durante la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría, servicios que no fueron debidamente retribuidos. Uribe es un buen escritor y un nacionalista vasco bastante convencional. De la lectura de su novela se desprende que los agentes abertzales al servicio del mundo libre sufrieron mucho, aunque no aclara cuáles fueron las gestas que realizaron. Estuvieron a punto de capturar a Mengele y a Léon Degrelle, pero no lo hicieron, según Uribe, porque los estadounidenses perdieron el interés en juzgar a los criminales nazis. Qué impresentables los aliados. No contentos con salvar al franquismo, impidieron que los nacionalistas vascos se lucieran como héroes de la CIA o del MI 6. Que se entere, pues, el presidente electo. La felicitación de Bildu se lee así: Bienvenido, Mr. Trump, pero que no vuelva a repetirse. No se equivoque esta vez. Ha llegado de nuevo la hora de despertarnos juntos

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