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ABC MADRID 18-11-2016 página 13
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ABC MADRID 18-11-2016 página 13

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC VIERNES, 18 DE NOVIEMBRE DE 2016 abc. es opinion OPINIÓN 13 UNA RAYA EN EL AGUA EL BURLADERO CARLOS HERRERA TONTOS DE RODEO El acto de apertura de la legislatura ha sido, otra vez, una ceremonia con la que consolidar la democracia, pese a los cretinos I NTERESANTE mensaje de Felipe VI a los representantes de ambas cámaras, de todos los colores, de todas las cataduras, incluidas las cataduras caradura. Digo interesante ya que el Rey ha resaltado lo obvio, lo que debe resaltar un Jefe del Estado en circunstancias como las corrientes, cercanas al sobresalto de algunas intolerancias o al asalto a la legalidad decidida por los españoles en diversas convocatorias. Ha dicho Felipe: respeto a la ley, que es una forma de decir que hay que mostrar respeto por las decisiones de los tribunales, en un mensaje inequívoco a los diputados independentistas en parte ausentes en el pleno. Acudieron los miembros de la antigua Convergència para hacerse la esfinge, pero se ausentaron los sediciosos rufianes del ERC, cosa que les iguala a los pajarracos proetarras de Bildu: todos sabían que ese llamado a la legalidad iba por ellos, pero les dio igual, como era obvio que iba a pasar. Ha dicho también: respeto al viaje que comenzó en la Transición y que ha hecho posible que se sienten en el Congreso un inopinado número de cretinos como los que pueblan un notable número de escaños. Me da mucha pereza ahora señalar de forma didáctica lo que ha significado el acuerdo entre españoles que arrancó tras la muerte de Franco (los que estén interesados, que revisen libros de historia y, a ser posible, de cronistas respetables) pero bueno será que recordemos que todo pacto era posible incluso en las más delicadas circunstancias. Dice Felipe VI: España no puede negarse a sí misma. Es una forma de pedir respeto a la idea de España tan maltratada por unos y otros, esa España que no niega a nadie el derecho a sentirse lo que le dé la gana y que engloba en su seno todo tipo de naturaleza identitaria. Finalmente, elevó un canto al diálogo, elemento mediante el cual se ha construido esta cosa parecida a una democracia en la que se negocia hasta la hora adecuada para tomar el café de buena mañana. La mayoría del respetable se mostró respetuosa y entusiasmada con el mensaje, mostrando su aprobación mediante aplausos y correctos vítores menores. Pero, como es de esperar en estos tiempos de propaganda basura, hubo quien optó por el desprecio del silencio: me sorprendió que entre ellos anduvieran los diputados del PNV, que tanto tienen que agradecer a esta Monarquía parlamentaria: la Corona les ha garantizado el mayor autogobierno jamás vivido en las Vascongadas, ha amparado sus derechos medievales y ha protegido su integridad y su peculiaridad cultural como no lo ha hecho ningún régimen desde la Edad Media, suponiendo que en la Edad Media fueran algo. Poco se podía esperar de los elementos de Unidos Podemos: el ruido del silencio es una tentación demasiado hermosa para tipos que no son capaces de elaborar una sola idea cristalizable. Los chavalotes de Iglesias han llegado para establecer performances es decir, muestras escénicas que se conviertan en todo su mensaje: ni una idea, pero mucho ruido, como digo. Y, por supuesto, el ácido folclórico: nunca podrá faltar en toda escena política de alta o baja intensidad el Tonto Con Bandera Republicana, en este caso un senador, ni el Tonto con Camiseta Reivindicativa, en este caso el lamentable Cañamero, ni la Tonta del Tuit Perfectamente Estúpido, en este caso Carolina Bescansa, que comparaba las horas de agotamiento a las que sometió a su bebé con la presencia tranquila de las hijas de los Reyes en un acto que les es propio. Estamos rodeados por perfectos mamarrachos, como puede verse. Pero quienes rodean, o lo intentan, son muchos menos que los que se comportan educadamente en actos de Estado, no se olvide. El acto de apertura de la legislatura ha sido, una vez más, una ceremonia con la que consolidar la democracia. A pesar de los cretinos. IGNACIO CAMACHO LAS NUEVAS DOS ESPAÑAS La política española se retrató ante el Rey dividida en dos bloques desiguales con la Constitución por frontera D JM NIETO Fe de ratas OS bloques. La crisis ha dividido la política española en dos segmentos todavía desiguales separados por la línea fronteriza de la Constitución. O más bien ha ampliado el bando de la ruptura, antes limitado a los partidos soberanistas y al que ahora Podemos y sus socios aportan significativa masa crítica. Ya no se trata de la tradicional separación entre izquierdas y derechas, sino de una linde establecida por la aceptación de las instituciones y las reglas de juego de la Carta Magna. A un lado está el régimen de libertades, instituido en torno a la nación y el Estado, con sus símbolos de la Corona, el himno y la bandera. Al otro, una coalición cimarrona de fuerzas emparentadas por el empeño común de cuestionar el sistema. La presencia del Rey en las Cortes, un acto de raigambre en todas las monarquías parlamentarias, retrató ayer esa versión posmoderna de las dos Españas. Los que aplaudieron al Jefe del Estado son los mismos que en la noche de investidura arroparon al portavoz socialista en su defensa del honor del 78 frente a la embestida rufiana. Casi los mismos, porque hubo una deserción, una baja: el PNV sacó de paseo por un rato la vertiente montaraz, carlistona de su alma ambigua. Frente al discurso del Monarca, el ideario soberanista le pudo a su vocación de viejo partido de orden y sus diputados bajaron las manos ante la invitación real a un futuro compartido. Un gesto oblicuo típico del nacionalismo. Con esa excepción basculante, la correlación de fuerzas está clara. Por una parte, los partidos constitucionalistas que representan el anhelo estable de una sociedad de clases medias moderadas. Por la otra, el revoltijo rupturista de la extrema izquierda y el independentismo: dos proyectos de quiebra social y territorial enlazados por la estrategia de sacar partido de las flaquezas de la política clásica. La fracción gamberra ha crecido sobre los destrozos de un ciclo depresivo, de una etapa aciaga, pero la defensa del statu quo dispone aún de una mayoría sólida, diáfana. El punto débil de su cohesión radica en que depende de la fiabilidad de la socialdemocracia. El PP y Ciudadanos no ofrecen dudas de su compromiso con los valores de la unidad nacional y las bases de legitimidad del Estado; en cambio el PSOE está sometido a la presión de un debate interno que debilita su consistencia como estabilizador democrático. Ese conflicto de identidades no afecta sólo a los socialistas, sino a la posibilidad de que la política nacional entera consolide una trayectoria sensata, centrista, igualitaria. Tiene que ver con el rumbo inmediato del país y con su capacidad de ahuyentar las sombras del espíritu destructivo que Felipe VI señaló como referencia histórica del fracaso. Esta legislatura, y las próximas, son decisivas y necesitan una clase dirigente responsabilizada con su propio liderazgo.

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