ABC MADRID 01-11-2016 página 5
- EdiciónABC, MADRID
- Página5
- Fecha de publicación01/11/2016
- ID0006615091
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ABC MARTES, 1 DE NOVIEMBRE DE 2016 abc. es ENFOQUE 5 Zapatero con Nicolás Maduro y su esposa, Cilia, a su llegada a Caracas el domingo para participar en la mesa para el diálogo AFP Zapatero, árbitro en Venezuela El empate JAIME GONZÁLEZ Las nuevas dictaduras no se visten de verde, las nuevas dictaduras se disfrazan. No recuerdo de quién es la frase, pero retrata lo que hoy es Venezuela. Las nuevas dictaduras tienen una leve apariencia de libertad, pero de muros adentro funcionan como una máquina cercenadora de derechos. Lo primero que hizo Nicolás Maduro es anunciar mano dura, una decisión firme, plena como la luna llena, irrevocable, absoluta, total ¿Para qué se iba a andar con miramientos? La nueva dictadura venezolana no se inspira en Maquiavelo: es tosca en la estrategia, porque las urnas le otorgan esa pátina de legitimidad que le sirve de coartada. La oposición controla el Parlamento, pero en una dictadura disfrazada eso no es ninguna garantía de apertura, sino un riesgo de enfrentamiento perpetuo. Impulsada por el Papa, la primera reunión exploratoria entre el régimen y la oposición busca asentar las bases para un diálogo que solucione la grave crisis que atraviesa el país Su formulación es impecable, pero las condiciones en que se celebra la reunión otorgan a Maduro ventaja. Lo primero que ha hecho es tender la mano, que es dura por necesidad: para preservar la dictadura, para preservarse a sí mismo y para preservar a los estómagos agradecidos del régimen. A Maduro le vale con un empate para ganar tiempo. Es sencillo de entender: si la partida termina en tablas, Maduro conserva el título. Y como la oposición no puede salir vencedora en ningún caso, Maduro revalida el campeonato, lo que es tanto como seguir ejerciendo el poder, apretando o aflojando según le convenga en función de las circunstancias. Zapatero es uno de los árbitros designados para el encuentro y no voy a cuestionar su imparcialidad, sino su empeño en creer que un empate no es un mal resultado. Ese empate lo firmaría Maduro con los ojos cerrados, porque en realidad equivale a un triunfo. Ya se sabe que las nuevas dictaduras tienen una leve apariencia de libertad. No se visten de verde, sino que se disfrazan. Y el empate es el disfraz. INTERNACIONAL