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ABC MADRID 22-10-2016 página 13
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ABC MADRID 22-10-2016 página 13

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC SÁBADO, 22 DE OCTUBRE DE 2016 abc. es opinion OPINIÓN 13 UNA RAYA EN EL AGUA EL ÁNGULO OSCURO JUAN MANUEL DE PRADA EL PUCHERAZO Trump logró colarse en la disputa final, para desagrado y escándalo de las propias oligarquías republicanas OS americanos se dedican cada cinco años a fabricar un presidente a la vista del público, hasta que, después de sucesivos filtros de una sustancia democrática bastante problemática, quedan dos finalistas que disputan el cetro. La democracia, que allá en Atenas empezó con nueve mil ciudadanos y que en la Bastilla se creyó que era el pueblo todo a fuerza de depuración se ha quedado reducida en Estados Unidos a dos señores elegidos por las oligarquías republicana y demócrata, que son las que manejan los votos en las convenciones que filtran los candidatos. Así ocurrió, al menos, hasta que Trump logró colarse en la disputa final, para desagrado y escándalo de las propias oligarquías republicanas y de los medios de adoctrinamiento que apacientan a las masas, según las consignas del mundialismo. De una nación cuyas máximas aportaciones a la civilización han sido el trabajo en serie y el derecho del hombre a la búsqueda de la felicidad (que es como una caza del gamusino con estación final en el prozac o en el cambio de sexo) nada bueno puede esperarse. Trump es un típico producto americano, el self made man que monta un emporio inmobiliario y se dedica en sus ratos libres a tocar el culo (u otra cosa todavía más sucia) a las misses. A quienes, como Baudelaire, sólo creemos en la aristocracia del poeta, el guerrero y el sacerdote, un tipo como Trump nos parece plebeyo, chulo y todo lo L que ustedes quieran; pero, comparado con la bruja Hilaria, hija predilecta del mundialismo, adquiere la estatura de Thomas Jefferson (que, por lo demás, tampoco era Julio César) Decía Somerset Maugham que la vida sexual del más anodino de los hombres, expuesta a la luz pública, causaría pasmo y horror; y tal vez por ello, conocedores de este efecto sugestivo que sobre las masas tienen las intimidades de bragueta del prójimo, a Trump le han sacado grabaciones chuscas del año catapún en las que expone sus expeditivos métodos de seducción, a la vez que unas cuantas señoras provectas y tirando a callos se han empeñado en convencernos desafiando las más elementales leyes de la verosimilitud de que Trump las acosaba (en lo que se probaría que Trump es un pervertido, porque es del género tonto andar acosando a señoras provectas y tirando a callos, teniendo a tantas misses al alcance de la mano) Tales episodios han causado general consternación y escándalo entre los cagapoquitos y boquimuelles de la corrección política, que se han rasgado las vestiduras, mientras las filtraciones de Wikileaks nos confirmaban lo que ya sabíamos sobre la bruja Hilaria: que ha conspirado contra su rival Bernie Sanders, que su fundación se abastece con donaciones tintas en sangre, que es la mamporrera máxima de la plutocracia internacional, que ha formado parte de consejos de administración de empresas de armamento que abastecieron a Estado Islámico, que es responsable directa del caos desatado en Libia, Siria o Irak, que... Pero ¿a quién demonios le importan estas fruslerías, cuando Trump ha estado magreando señoras provectas y tirando a callos? Los americanos, en fin, tienen que elegir entre una genocida y un rijosillo; y el mundialismo pretende convencerlos a toda costa de que votar al rijosillo es una tragedia. Pero el mundialismo sabe que hay mucha gente que engaña a los encuestadores y se pasa por el arco del triunfo la alfalfa de los medios de adoctrinamiento de masas; y teme que estas elecciones arrojen un resultado tan poco favorable a sus intereses como los recientes referendos en Reino Unido o Colombia. No pueden permitirse otro fallo; y mucho menos un fallo de esta magnitud. Con razón Trump se huele un pucherazo. IGNACIO CAMACHO EL PUENTE Y EL RÍO Sólo los servicios de prospectiva elevan su clamor jeremíaco en el desierto de trivialidad de un país sin estrategia U JM NIETO Fe de ratas NA letra del Tesoro a cincuenta años, como las que se subastaron el jueves con gran éxito de demanda, requiere tanto en el emisor como en el comprador la dosis de optimismo recíproco suficiente para confiar en que a vuelta del plazo haya un Estado en condiciones de pagarla. Mucha esperanza parece esa a tenor de las proyecciones del Instituto Nacional de Estadística, que el mismo día dibujaba un panorama demográfico inquietante para dentro de medio siglo: una España con cinco millones de habitantes menos, otros tantos en hogares unipersonales y una altísima tasa de envejecimiento. El vivo retrato de una catástrofe. Pocos, ancianos y solitarios: un país de y para viejos. Si esa prevista curva de población no sufre un vuelco por algún cambio de ciclo económico o migratorio, la pirámide de edad española va a ir poco a poco volteándose boca abajo. El aumento de la esperanza de vida en una media de siete años augura severas complicaciones del ya muy comprometido sistema de bienestar. El Estado que está emitiendo deuda para sostener los servicios asistenciales y jubilares de hoy mismo no hace sino descargar el problema sobre unas generaciones que se las pueden ver negras cuando venzan los pagos. Patada a seguir, que se dice en el rugby, y dentro de medio siglo todos calvos. Y tiesos. Pero hace mucho tiempo que nuestra política se mueve sólo en clave de presente, y de un presente banalizado por prioridades estúpidas cuando no directamente irresponsables. No hay luces largas. Sólo los servicios oficiales de estudios cumplen su jeremíaca obligación de clamar por el futuro en un desierto de insensatez y trivialidad. Sin un mínimo consenso sobre cuestiones perentorias ¿hace falta recordar los diez meses sin Gobierno? ¿quién podría plantear las estructurales? Sin saber cómo será la España de dentro de un par de años se antoja una triste utopía adivinar la de media centuria adelante. Tampoco parece interesarle a nadie; no mientras se pueda tirar ¿hasta cuándo? dándole a la manivela mágica de los bonos. La prospectiva es cosa de cenizos. Ya proveerán los dioses de la improvisación; la frase política que ha hecho fortuna en este tiempo es la de que cuando lleguemos a ese río cruzaremos ese puente. Sólo que entonces seremos demasiado viejos y el puente estará, con alta probabilidad, derruido. El gran fracaso de la España actual es el de la ausencia de una estrategia de país. Ni sobre educación, ni sobre industria ni sobre pensiones. La vida pública es mera táctica electoral, regate corto, cháchara declarativa. No existe un modelo de referencia, ni un pensamiento anticipatorio ni una ética de la responsabilidad. La ofuscación ideológica enfatiza la revisión del ayer y desprecia la planificación del mañana. Al otro lado del puente que nadie quiere cruzar nos espera un porvenir de estatuas de sal añosas, pobres y petrificadas.

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