Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC MADRID 09-10-2016 página 15
ABC MADRID 09-10-2016 página 15
Ir a detalle de periódico

ABC MADRID 09-10-2016 página 15

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página15
Más información

Descripción

ABC DOMINGO, 9 DE OCTUBRE DE 2016 abc. es opinion OPINIÓN 15 EL RECUADRO UNA RAYA EN EL AGUA ANTONIO BURGOS ¿SANCHISTAS? De buena nos hemos librado con Sánchez. Nada menos que de un Gobierno de España formado por los que quieren destruirla EJOR que España pase la noche en blanco, sin pegar ojo, como cuando dejan abiertos los museos y monumentos y el gentío visita al rebujón y haciendo colas inmensas lo que el resto del año está vacío y muerto de risa esperando visitantes que nunca llegan, sólo cuatro cultos turistas locos, de los de guía de viajes así de gorda en la mano. Digo que mejor que España no se meta en la piltra y pase la noche en un butacón, como peña futbolística en autobús camino de un lejano partido de su equipo, porque ahora que hago memoria, un día de abril de 1931 se acostó monárquica y se levantó republicana. Luego, un día de julio se acostó republicana y se levantó franquista. Otro día de noviembre, con lágrimas en blanco y negro de Arias Navarro por la televisión única, se acostó franquista y se levantó juancarlista. Otro día de Referéndum de la Reforma Política se acostó falangista y se levantó suarista. Pocos años después, en 1982, se acostó suarista y se levantó felipista. Para a continuación, harta de escándalos de Mienmano y de cal viva, se acostara otro día felipista y se levantara aznarista. Y así, pasando por el zapaterismo, ojú, hasta nuestros días, que la semana pasada se acostó sanchista y se levantó susanista. ¿Sanchista? Sí, tal como suena. De Sánchez, del malvado Sánchez, del inepto Sánchez, del peligrosísimo Sánchez. Que de buena nos hemos librado con Sánchez gracias al susanismo, nada menos que de un Gobierno de España formado por los que quieren destruirla. Pero ¿se puede ser sanchista? Hay M gente pa tó evidentemente. Ni yo ni usted acertamos a comprenderlo, pero este gachó tiene hasta partidarios, y a los hechos de las rebeliones internas de barones y federaciones regionales del socialismo patrio me remito. Comprendo perfectamente que se pueda ser madridista o culé, belmontista o gallista, de Cánovas o de Sagasta. De Manolete o de Pepe Luis, de Picasso o de Dalí, de Concha Piquer o de Juanita Reina, de Serrat o de Sabina, bético o sevillista, de Murillo o de Velázquez. De Cernuda o de García Lorca, rojo o nacional, católico o evangélico, de la Cruzcampo o de la Mahou, de José Tomás o de Roca Rey, de Juan Pedro o de Victorino, de la fabada o del cocido, y así hasta el infinito de preferencias entre duales. Pero ¿de Sánchez? ¿Cómo se puede ser partidario de Sánchez? Pero ¿cómo puede haber sanchistas, del mismo modo que hay culés, tomasistas y hasta yijadistas? ¿Dónde están las obras completas de Sánchez? ¿Dónde la teoría política de Sánchez? ¿Dónde las soluciones económicas de Sánchez? ¿Dónde las fórmulas de Sánchez para resolver los problemas sociales y, por ejemplo, acabar con el paro? Yo lo de Sánchez lo resumiría en una sola palabra: odio. Odio a Rajoy, que es lo que ha terminado cargándoselo. Y me recuerda lo que he contado varias veces, el turista despistado que viendo cofradías en Sevilla preguntó ante el paso de la Sentencia: Oiga, ¿quién es ese romano de la túnica blanca que va ahí en lo alto con la palangana? A lo que le respondieron: ¿Ese? ¿Quién va a ser? ¡Pilatos, que por poco nos deja el hijolagramputa sin Semana Santa! Cuando pasen los años y vaya un anciano Sánchez por ahí y pregunte un chaval quién es, le contestarán: ¿Ese? ¿Quién va a ser? ¡Sánchez, que por odio a Rajoy y porque su mujer fuera la primera dama en La Moncloa a punto estuvo de acabar con España! El odio a Rajoy como medida de todas las cosas. El sanchismo debe de ser el odio a Rajoy por encima de todo, aunque suponga la destrucción de España, de su Constitución, de su Monarquía, de sus Fuerzas Armadas, de su himno y de su bandera. Siento constatar, y no sin tristeza, que en tal caso hay muchos sanchistas entre los propios votantes del PP, que también odian a Rajoy. Más de los que creemos. Tela. IGNACIO CAMACHO LA TRAMPA El dilema del PSOE no es el de alinearse con o contra Rajoy, sino el de situarse fuera o dentro del sistema L problema es el populismo. El dilema de la investidura de Rajoy sólo constituye una mínima expresión del gran debate de fondo del PSOE, que no consiste en situarse más o menos a la izquierda, sino en decidir si quiere estar dentro o fuera del sistema. En seguir formando parte esencial de la arquitectura institucional de España o en alinearse al lado de los que quieren demolerla. Al otro lado de esa frontera han acampado Podemos, sus confluencias periféricas y los soberanistas catalanes; el reto de los socialistas, que han sido el gran estabilizador histórico del régimen del 78, radica en definir en qué territorio quieren situarse. En la Europa central, nórdica y anglosajona, el populismo surgido de la crisis ha cristalizado en partidos xenófobos o de extrema derecha. En la franja mediterránea nos ha tocado la versión de izquierda rupturista, destilada a partir del bolivarismo y otras variantes latinoamericanas en las que el comunismo buscó sobrevivir con pasaporte falso tras la caída del Muro. Esa eclosión ha puesto en solfa el papel de la socialdemocracia clásica, desconcertada por el empobrecimiento de las clases medias y la reducción del Estado del bienestar. En la escena española, el fenómeno de la corrupción ha servido de base a un relato nihilista que impugna la tradición democrática incluyendo al Partido Socialista en el bando de la política inservible que debe ser destruida. Podemos ha desplazado el eje político hacia una izquierda revanchista aglutinada por el discurso del odio, y le ha tendido al PSOE la trampa de retarlo desde una posición en la que le han tomado ventaja. Pedro Sánchez cayó de pleno en ese cepo porque sólo pensaba en La Moncloa; carecía de proyecto propio y de estrategia de luces largas. La rebelión que lo ha derribado fue organizada por los barones con poder institucional, fieles a la antigua vocación de partido de Estado. Un partido sistémico ante cuyas victorias la gente no sentía miedo al margen de lo que cada cual hubiese votado. Iglesias tiene la ventaja de que no engaña por mucho que mienta con lenguaje de circunstancias. Su designio de agresividad está impreso en su propia mirada. Con ella no sólo amenaza al centro- derecha, sino que desafía al socialismo a elegir bando. Sánchez eligió el equivocado, el frentepopulista, el que conduce a los bloques enfrentados, donde el PSOE no tiene más sitio que el que le dejen los rupturistas en el campo que ya han ocupado. La tarea del próximo liderazgo socialdemócrata es la de devolver al partido a su posición de fuerza estructural y ensancharla desde un programa reformista moderado. Eso requiere capacidad de prescripción, ausencia de complejos y orgullo identitario. No se trata de Rajoy sí o Rajoy no, sino de Podemos sí o Podemos no. Al PP siempre le podrá volver a ganar mientras lo mantenga como adversario; el enemigo es el que te ataca por tu mismo lado. E JM NIETO Fe de ratas

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.