Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC MADRID 04-10-2016 página 13
ABC MADRID 04-10-2016 página 13
Ir a detalle de periódico

ABC MADRID 04-10-2016 página 13

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página13
Más información

Descripción

ABC MARTES, 4 DE OCTUBRE DE 2016 abc. es opinion OPINIÓN 13 MONTECASSINO UNA RAYA EN EL AGUA HERMANN LA TOLERANCIA INTOLERABLE Las elites tienden a una tolerancia peligrosa para quien la sufre. Peligrosa e intolerable N Dresde corrieron ayer las lágrimas durante la celebración del Día de la Unidad Alemana. Algunas invitadas a las solemnes ceremonias se echaron a llorar de miedo y angustia en la agónica travesía que sufrieron desde el templo de la Frauenkirche a la ópera de Semper. El cortejo oficial que hizo a pie el breve trayecto se vio flanqueado por una turba que gritaba con indignación y odio: Fuera, fuera Merkel, largo de aquí traidores vergüenza Había mucha gente ayer en las calles de Dresde que no había ido a celebrar sino a demostrar la muchísima loza de convivencia que se ha roto en Alemania. No respetaron ni a Angela Merkel ni al jefe del Estado, Joachim Gauck. El domingo abuchearon al alcalde de la ciudad por invitar a musulmanes a la fiesta. Hace días atacaron al alcalde de un pueblo cercano porque quería acoger a refugiados en una casa restaurada del pueblo. Los incendios en centros de refugiados proliferan. A los bomberos se les impide el paso. Siempre hay gente aplaudiendo las llamas. El centro de Dresde fue mucho tiempo paisaje de ruinas por las bombas británicas del 13 de febrero de 1945 sobre una Alemania ya vencida. Bombas incendiarias lanzadas por el odio británico desencadenado por los alemanes en Coventry o Londres cinco años y millones de muertos antes. Ayer odiaba allí gente que no odiaba hace unos años. ¿Se han vuelto locos? ¿Habrá alguien responsable? Merkel E no se hacía esta pregunta ayer. Con esa manida coletilla de vamos solucionando las cosas y una frase displicente hacia los intolerantes daba por zanjado el asunto. Así las cosas, cada vez serán más. Porque allí estaba la extrema derecha que tanto ha crecido y muchos alemanes que nunca han sido ultraderechistas pero no soportan ya esa arrogancia del nuevo despotismo ilustrado. De unos gobernantes que desprecian la intolerancia de los pobres y de quienes no son tan elegantemente indolentes como ellos. Quizás porque ellos no han de convivir en sus barrios con pobres de países remotos y compartir la escasez de vivienda, servicios, sanidad. Y sufrir la intolerancia del recién llegado y su acoso e imposición de formas ajenas y hostiles en los espacios públicos. Horas antes comparecía en Budapest el principal adversario político de Merkel en Europa, Viktor Orban. Había convocado un referéndum para pedir a los húngaros que no acepten cuotas de refugiados. Y aunque la participación no llegó al 50 por ciento, anunció que cambia la constitución para anclar en ella el veto a dichas cuotas. Orban es tachado de ultraderechista despreciable por los medios europeos biempensantes. Generador de odio, dicen, intolerante. Sin embargo, en Hungría no hay incendios ni acosan ni agreden a los alcaldes ni atacan a las autoridades en ceremonias de fiestas nacionales. Y ese baremo tan fiable como es la presencia judía para medir tolerancia y seguridad también revela que en la demonizada Hungría cada vez viven más judíos, mientras de la tolerante Francia huyen amenazados. Pero la prensa alemana y francesa está empeñada en que Hungría tenga los mismos problemas que Alemania y Francia. Orban se niega y no se le perdona. Como no se quiere perdonar a los británicos que decidieran el Brexit. Es más fácil insultar que ver qué sucede en Europa para que cada vez menos se fíen de los ilustrados gobernantes. Como muchos no querían ayer perdonar a los colombianos su maravilloso heroísmo, ejemplo de dignidad y sentido de la justicia. Ese que les ha llevado al glorioso corte de mangas a los ilustrados amorales de todo el mundo que querían imponerles la tolerancia con el mal que es la impunidad del crimen de la narcomafia izquierdista latinoamericana. Las elites tienden a una tolerancia peligrosa para quien la sufre. Peligrosa e intolerable. IGNACIO CAMACHO CAMISAS BLANCAS Ni el ventajismo oficial, ni la unanimidad biempensante, ni la injerencia. Hay referendos que no los gana ni el Papa AY referendos que no los gana ni el Papa, quizá porque sus urnas las carga el demonio del ventajismo. Ni con el Vaticano soplando a favor de sus velas además de la ONU, los Gobiernos de medio mundo y la mayoría de los medios influyentes en la opinión pública internacional ha logrado el Gobierno colombiano sacar adelante ese compromiso que bajo la solemnidad semántica de la paz esconde un armisticio con la narcoguerrilla. No le ha servido tampoco el favoritismo oficial, rayano en el juego sucio, que había bajado el umbral necesario para reformar la Constitución y permitía que funcionarios y cargos de la Administración hiciesen campaña a caño libre. El pueblo ha dicho no a tanta unanimidad biempensante en la que dolía ver juntos no a Obama y a Raúl Castro, sino a Francisco y a Otegui. Además de a nuestro imprescindible abrazafarolas Margallo, que ha arrastrado a su cuota de ridículo al Rey emérito y a una España que en materia de tratos con terroristas debería haber sido algo más cautelosa. O más gallega. Porque lo que ha revolcado el acuerdo es un concepto que a los españoles debería resultarnos familiar: la impunidad que concedía a los asesinos. No una suerte de amnistía moral como la que aquí discutimos a propósito de ETA y su brazo político. Una impunidad plena, penal y social, que descartaba las penas de cárcel y enviaba a los jefes de las FARC al Parlamento sin pasar siquiera por elecciones, con cuota fija de escaños en premio a medio siglo de crímenes. Más aún: los convertía en miembros de tribunales especiales para juzgarse a sí mismos. Todo eso es lo que han aplaudido y avalado los mandatarios universales y el Santo Padre como si fuese una síntesis de la paz perpetua de Kant y el sosiego ordenado de la Civitas Dei agustiniana. Sin embargo los ciudadanos de Colombia, gente menos leída, han entendido que se trataba de una rendición y de un enjuague. Y le han dado calabazas. A ver qué dice ahora tanta progresía fervorosa de la democracia directa y plebiscitaria. Este descomunal bofetón popular ha desgarrado las simbólicas camisas blancas del acto de Cartagena de Indias, uno de los ejercicios más cínicos de presión e injerencia que ha perpetrado la llamada comunidad internacional en este siglo. La presencia multitudinaria de tanto líder confortará a los asistentes en la medida que diluye en el insigne grupo su propio desaire, pero no los exime de su responsabilidad en el fiasco. Pocas veces se ha visto un ejemplo tan flagrante de ligereza diplomática: los próceres del planeta embarcados con gran alborozo en la celebración de un chanchullo gigante que ha quedado desnudo en la primera prueba de contraste. Por parentesco sentimental y por cercanía política resulta hiriente para nosotros la notoria participación española en ese aquelarre. Alguien debió entender a tiempo que el fin no justifica los medios en ninguna parte. H JM NIETO Fe de ratas

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.