ABC MADRID 03-10-2016 página 60

60 ABCdelDEPORTE La Liga Jornada 7 LUNES, 3 DE OCTUBRE DE 2016 abc. es deportes ABC Gameiro y Torres celebran el segundo gol del Atlético, obra del delantero francés AFP Los milagros de Alves tienen un límite 0 2 El Atlético, líder, firma un gran partido ante el Valencia, cuyo portero detiene dos penaltis actuación milagrosa de Diego Alves, que detuvo dos penaltis y realizó alguna parada más para la videoteca. Los dos delanteros franceses, Griezmann y Gameiro, hicieron los honores para conseguir los tres puntos y elevar al Atlético a la cima de la clasificación. VALENCIA Alves Gayá Mangala Santos Montoya Enzo Pérez Mario Suárez Parejo Cancelo (46) Nani (80) Rodrigo (67) Santi Mina (46) Munir (67) Bakkali (80) GOLES 0- 1, m. 63: Griezmann. 0- 2, m. 93: Gameiro. EL ÁRBITRO Clos Gómez (C. Aragonés) Amonestó a Filipe, Griezmann, Mangala y Tiago. ATLÉTICO Oblak Juanfran Savic Lucas Filipe Luis Gabi Koke Saúl (57) Correa (62) Griezmann (80) Gameiro Carrasco (57) Torres (62) Tiago (80) MIGUEL ÁNGEL BARROSO MADRID Claro dominio visitante El partido arrancó a toque de corneta entre un equipo que desea ascender a posiciones más propias de su prestigio y otro que mantiene su candidatura al título. En su primera aproximación a los dominios de Oblak, Nani metió la quinta y centró hacia Rodrigo, pero Lucas (sustituto de Godín, que no acabó de recuperarse de su lesión) despejó el peligro. El joven canterano estuvo espléndido. Durante un buen rato se acabó la pleamar del Valencia, pues el Atlético lo acorraló en su área. Simeone dispuso sobre el campo un once netamente ofensivo, con Correa, Gameiro y Griezmann. Gameiro asistió al corazón del área, donde remató Saúl para la estirada de Alves. Al centrocampista le hicieron falta cuando impactó el balón y el Cholo reclamó penalti desde la banda. Alves calentó sus resortes para responder a un duro disparo de Griezmann La cita deportiva fue en Mestalla (hubiera sido un detalle que, 50 años después del Atlético- Valencia que inauguró el Calderón, la Liga hubiese programado el encuentro ahí) pero la cita sentimental fue junto al Manzanares, donde se reunieron unos diez mil aficionados rojiblancos para celebrar el aniversario. Algunos de ellos veteranísimos, que vivieron aquella puesta de largo, aunque fue la chiquillería la que tomó la grada, hizo cola para ver los 19 grandes trofeos ganados por el club en este periodo, visitó la exposición de fotografías, se agenció una réplica del cartel del partido del 66 y vio el Valencia- Atlético en pantallas gigantes. A más de 350 kilómetros de distancia, los rojiblancos alcanzaron el liderato de la Liga tras ganar con solvencia (0- 2) después de dominar a su rival, que se salvó de la goleada gracias a la una buena intervención. Entonces, cuando el descanso asomaba, Nani empujó a Correa en el área y Clos Gómez pitó penalti. La grada del Calderón expresó sus dudas sobre el hecho de que Griezmann reclamara la pelota, fresco en la memoria el fallo ante el Bayern Múnich (y no tan fresco, pero presente, el de la final de la Champions) Griezmann contra Alves, el genio parapenaltis. El galo lo lanzó bien, fuerte y alto hacia el poste derecho, pero el meta brasileño sacó una mano milagrosa. Se dice que las penas máximas se apuntan en la cuenta de los lanzadores, que son los máximos responsables con su acierto o su error de que el marcador se mueva. Alves impone matices al asunto. Torres, el agitador El suceso dejó al Atlético tocado porque había trabajado sin réditos, así que tardó unos minutos en recuperar el pulso en la segunda parte. Aprovechó el Valencia para apretar, y Santi Mina, que salió por Cancelo, tuvo la primera, interceptada por Lucas antes de que el asunto pasara a mayores. Entonces Fernando Torres arregló la situación para los rojiblancos. Había dado el relevo a Correa y, en su pri- que buscaba la escuadra. En el Calderón casi se gritó gol. La primera media hora fue un monólogo del Atlético, un dominio por momentos abusivo, con un 60 por 100 de posesión. Respiró el Valencia sobre todo por la banda izquierda, donde Gayá es una garantía de que sucedan cosas. Uno de sus intentos lo frustró Oblak con