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ABC MADRID 25-09-2016 página 72
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  • EdiciónABC, MADRID
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72 CULTURA DOMINGOS CON HISTORIA EN BUSCA DE UNA IDEA DE ESPAÑA DOMINGO, 25 DE SEPTIEMBRE DE 2016 abc. es cultura ABC FERNANDO GARCÍA DE CORTÁZAR Vicens Vives, historia frente a mitología El historiador catalán despreciaba la incompetencia profesional y la inercia universitaria En junio de 1960, moría uno de los historiadores más creativos e influyentes de la posguerra española. Jaume Vicens Vives tenía 50 años, la edad en la que la madurez intelectual puede combinarse con la energía de una plenitud física. No llegaremos a saber, aunque lo sospechamos dolorosamente, cuánta inteligencia investigadora, cuánto afán divulgador y cuánta capacidad de orientar a los estudiosos se quebraron aquel verano en una clínica de Lyon. Lo que sí sabemos es el caudal de una obra iniciada a mitad de los años treinta y que, al concluir la primera década de la posguerra, había dado ya a luz una indispensable trama de estudios sobre la Baja Edad Media en la Corona de Aragón. Lo que conocemos es la modernización de la metodología impulsada por aquel ampurdanés inquieto, de escritura elegante, que nunca confundió la claridad de exposición con la ligereza, y que jamás se permitió reducir sus investigaciones a la mera exhibición de una ostentosa erudición. España es un texto breve y precioso. Se publicó en 1952, cuando el respeto a una obra parecía directamente proporcional más a su extensión que a su hondura. Para escribir aquella síntesis apretada, bajo cuya sobriedad expositiva se escondían miles de horas de trabajo, había que tener sabiduría, pero también una prudencia heroica para hablar tan claro y decir tantas cosas esenciales a solo trece años de la catástrofe. Vicens no quiso hablar de España en el tono trágico de un pesimismo incurable o en la soberbia chulesca de un nacionalismo acomplejado. Su obra estaba al servicio del conocimiento, de la averiguación de nuestras dificultades en la época de la decadencia, pero también de los motivos de nuestra hegemonía en los primeros tiempos de la modernidad. Era un libro que invitaba a enfrentarse a la realidad de España, explicando las causas profundas de la unidad de las Coronas, la permanente impregnación de sus pueblos, el diseño de una empresa común que trató de salir de las cenizas de la descomposición de la monarquía universal. Fibra emocional El libro desguazó cualquier sentimentalismo mítico, pero no renunció a comprender la fibra emocional que acompañó, como voluntad y conciencia, la formación de España a lo largo de una compleja trama histórica que partía de los primeros pobladores de la península y desembocaba en el dramático estallido de la Guerra Civil. No había determinismo fatal que nos condujera a la catástrofe de la contienda. No existía en la historia una línea que separara a dos Españas cautivas de su mutuo rencor. No había una permanente incompetencia para el buen gobierno o la lealtad de los españoles a su designio de vivir juntos. Lo que existía era una línea sinuosa, analizada con los mismos criterios que permitían examinar el desarrollo histórico de cualquier nación. Vicens Vives llegó a ese debate entre el enigma de España, el problema de España o el misterio de España, armado con la lucidez de su destreza profesional, ejercida como un compromiso permanente con la sociedad. Para él, la historia había de proporcionar un cauce de convivencia, progreso y respeto mutuo. No servía para justificar a uno u otro bando, sino para explicar a todos los españoles lo apasionante de nuestro pasado en el que una nación singular desplegó su existencia hasta cobrar forma precisa, perfil seguro, espíritu reconocible, en el horizonte de la historia universal. Torbellino de julio de 1936 Lo que Vicens Vives ansiaba era comprender la historia de España, entender lo que había llevado a los enfrentamientos internos, a las dificultades de convivencia cultural, al fracaso de la monarquía hispánica, al aislamiento industrial, a la frustración del regeneracionismo, a la radicalización social y, finalmente, al dramático torbellino de julio de 1936 El historiador catalán despreciaba la incompetencia profesional y la inercia universitaria. Le molestaba profundamente que nuestro país quedara al margen de la renovación de la ciencia histórica que se abría paso en los años cincuenta, cuando las limitaciones de las crónicas regias, las hipérboles de ensayistas sin formación o las visiones fríamente institucionalistas de los profesores de derecho político impidieron la reflexión sobre una España que adquirió su perfil exacto a través de los siglos. Como catalán y español, le sobraban las simplificaciones históricas hechas a la medida de una reivindicación de Castilla cuya herencia fecunda fue deformada en beneficio de un desvergonzado centrade España y no tan solo Convivencia lismo. Como español un puñado de privile Lo que ansiaba y catalán, le resultagios era comprender la ban insoportables Como historiador historia de España, las invenciones miriguroso, no solo le tológicas del nacioirritaban las mitoloentender los nalismo, que rectigías que habían divienfrentamientos ficó con el elogio del dido a los españoles internos regionalismo integrahasta llevarles al desasdor de la burguesía catre de 1936, sino también talana de finales del siglo la incapacidad de sus colegas XIX y comienzos del XX. Mienpara otear las propuestas historiotras acusaba a los castellanistas de ig- gráficas que demandaban una visión norar la indispensable función de las del pasado nacional despojada de exalsociedades e instituciones mediterrá- taciones sectarias y prejuicios de parneas en la constitución de la unidad tido. Había que crear una nueva disespañola, reprochaba a los naciona- ciplina que, tras asumir todo lo buelistas que se empeñaran en mitificar no escrito en España por los primeros la resistencia antiborbónica defen- renovadores de la historia del periodiendo a los Habsburgo, sin darse do previo a la Guerra Civil, condujera cuenta de que era precisamente el sis- a un modelo en el que los universitatema que había presidido la agonía de rios se nutrieran de la metodología de los últimos Austrias y que sin un am- una ciencia social y las actitudes proplio margen de reformas de las leyes pias del saber académico: la meditay fueros tradicionales no era posible ción documentada, el esfuerzo de una enderezar el país Sin embargo, con- inteligencia abierta, el olvido de las tinuaba Vicens, los catalanes que se- querellas doctrinales y la independenguían al Archiduque creían de buena cia completa de criterio. fe que defendían la verdadera causa La Aproximación a la historia de

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