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ABC MADRID 13-09-2016 página 27
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  • EdiciónABC, MADRID
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ABC MARTES, 13 DE SEPTIEMBRE DE 2016 abc. es internacional INTERNACIONAL 27 DE LEJOS PEDRO RODRÍGUEZ ALGO MÁS QUE UN MAL WEEKEND S AFP A su llegada a los actos del 11- S, la candidata sufre el pasado domingo un aparatoso episodio de desmayo, recogido en esta secuencia. Su equipo lo achacó en un primer momento a un golpe de calor Más riesgo después de los 65 años ANÁLISIS ESTHER REDONDO E l envejecimiento hace aumentar el riesgo de desarrollar neumonía; también las complicaciones y la mortalidad, que son más frecuentes en los pacientes mayores. Los adultos mayores de 50 años con patologías crónicas de base (enfermedades cardiovasculares, diabetes mellitus, enfermedades respiratorias, etc. y los adultos a partir de 65 años se encuentran dentro de los grupos de riesgo de la neumonía neumocócica. Como media, la hospitalización requerida por neumonía en adultos a partir de los 50 años en España es de 13 días. Desafortunadamente, los riesgos no desaparecen tras la hospitalización. Se calcula que los mayores de 65 años tienen cuatro veces más posibilidades de padecer un evento cardiovascular en los 30 días siguientes a la hospitalización por neumonía. LA DRA. ESTHER REDONDO ES COORDINADORA DE SEMERGEN i aceptamos que la presidencia de EE. UU. es la institución política más influyente del mundo, entenderemos que existe un nivel de escrutinio cada vez mayor sobre los aspirantes a sentarse en el despacho oval. Especialmente desde el empleo de la bomba atómica y el contexto de la Guerra Fría, la salud (física mental) de un candidato a la Casa Blanca ha terminado por convertirse en una legítima cuestión dentro del debate electoral que cada cuatro años protagoniza esta fascinante democracia. Ahora sería impensable el disimulo que Franklin Delano Roosevelt consiguió mantener sobre su condición de paralítico mientras, de forma excepcional, logró ganar la Casa Blanca cuatro veces consecutivas. Por supuesto, también ha cambiado la forma en que la sociedad americana percibe diferentes problemas de salud que antes se abordaban con silencio, vergüenza o incomprensión. Uno de los documentos más conmovedores es la carta manuscrita en la que Reagan confirmaba que sufría de Alzheimer cinco años después de terminar su segundo mandato. Durante los últimos meses, Hillary Clinton ha sido víctima de los rumores más nefandos sobre su salud. Circulan toda clase de diagnósticos denigrantes acompañados por vídeos claramente distorsionados: Parkinson, algún tipo de daño cerebral, un tumor galopante, una enfermedad degenerativa que le produce convulsiones, un coágulo sanguíneo e incluso autismo y sífilis fase avanzada. Hasta la CNN ha llegado a prescindir de su televisivo doctor Drew por prestarse a estas especulaciones conspiranoicas. Sin olvidar nunca la estridente retórica de Trump, lo ocurrido el domingo durante las ceremonias del 11- S en Nueva York es un ejemplo de libro sobre cómo una pésima comunicación ha terminado por facilitar un respaldo visual a los peores ataques contra la candidata demócrata. Primero su desvanecimiento atribuido al calor. Una explicación más que cuestionable porque ese día la temperatura en Manhattan oscilaba entre los 26 y 27 grados. La campaña de Hillary ha tenido que reconocer finalmente que sufría un cuadro de neumonía por lo menos desde el viernes, cancelar parte de su agenda y comprometerse a divulgar más detalles de su historial médico. En definitiva, demasiado queso para las ratas.

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