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ABC MADRID 05-09-2016 página 5
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ABC LUNES, 5 DE SEPTIEMBRE DE 2016 abc. es ENFOQUE 5 DIARIO DE UN OPTIMISTA LA VERDADERA MUJER FRANCESA POR GUY SORMAN En el episodio del burkini, ningún político, analista o pensador ha preguntado a las mujeres que llevan este atuendo. ¿Son los hombres musulmanes los que imponen el burkini, una prueba de la alienación de las mujeres musulmanas, o es voluntario? L 5 de julio de 1946, en la piscina Molitor, en París, estalló una bomba que iba a revolucionar la condición de la mujer francesa, y luego el resto del mundo por extensión: el bikini. Su creador, Louis Réard, ingeniero de automoción de profesión, ganó un desafío que existía por aquel entonces en los círculos de la moda y que consistía en diseñar el traje de baño más pequeño posible. Réard lo llamó bikini en referencia a la explosión esta real de la primera bomba termonuclear estadounidense en el atolón de Bikini, en el Pacífico. El ingeniero, que no pudo contratar a ninguna modelo profesional para su presentación, decidió recurrir a las bailarinas desnudas del Folies Bergère. Setenta años más tarde, el bikini es de rigor en las playas francesas, y es una señal de adhesión a los valores de la República, laica y universal. Exagero, pero poco, porque lo opuesto al bikini, el burkini, que cubre por completo el cuerpo de las mujeres, se considera una amenaza para esta República y suscita prohibiciones administrativas y la reprobación casi general de la opinión pública. Nicolas Sarkozy, eterno candidato a las elecciones presidenciales de 2017, se plantea una ley que prohibiría el burkini, no como tal, sino como manifestación religiosa que atenta contra el laicismo. En resumidas cuentas, ¿cuanto más muestra sus senos en público una mujer, más francesa de verdad es? Mis compatriotas, ciertamente, siempre han mantenido una relación compleja con el pecho femenino. Todo antiguo alumno de secundaria recordará el famoso apóstrofe de Tartufo en 1669 a una bella dama demasiado descubierta, pero a la que desea: Cubríos ese seno que debiera ver El personaje de Molière, que pretende ser devoto, se ha convertido en un nombre común para designar a la hipocresía. Para desafiar a la Iglesia católica, los revolucionarios de 1793 impusieron como emblema tiempos inmemoriales, se ha representado con un seno descubierto, pero siempre dedicado a la lactancia de Cristo; el seno de Marianne queda liberado de esta imposición. A veces, en nuestra historia republicana, la derecha católica reacciona frente a esta sexualización intempestiva de María convertida en Marianne. En la década de 1960, en nombre de la liberalización de las mujeres, algunas de ellas quemaron su sujetador en público y, en las playas, del bikini de Louis Réard solo conservaron la parte de abajo. Estábamos en la época del general De Gaulle, que era más bien pudoroso y moralizador. La Policía recibió la orden de multar a las mujeres con los pechos desnudos. Todavía existen fotos y películas de la época, con escenas idénticas a las intervenciones policiales de este verano que obligan a desvestirse a las mujeres con velo en las playas de la Costa Azul. Nuestros tartufos modernos parecen decir Enséñeme ese seno que debiera ver para demostrar que no tiene intención de convertir a Francia al islam, porque, basta de hipocresía, lo que es odioso no es el burkini, sino el islam que la mayoría de los franceses no quieren ver. Al hilo de estas peripecias del pecho en Francia, a quien menos se oye es a las mujeres, porque, con la excepción tal vez de la fase del monokini, los hombres deciden lo que es conveniente o no enseñar. En el episodio del burkini, ningún político, analista o pensador ha preguntado a las mujeres que llevan este atuendo. ¿Son los hombres musulmanes los que imponen el burkini, una prueba de la alienación de las mujeres musulmanas, o es voluntario? ¿Son estas mujeres que llevan burkini posibles bombas yihadistas, que es lo que se sospecha que son? O bien, como nos dice Olivier Roy, el único sociólogo del islam en Francia, ¿no será el burkini una señal de integración, una transición entre el encerramiento tradicional y la posibilidad, al fin, de ir a la playa, como todas las francesas? La debilidad de la hipótesis de Olivier Roy es que es concreta y se basa en preguntas a las familias, mientras que la persecución del burkini se basa en la fantasía, que es mucho más interesante que la realidad. E de la República una mujer con un pecho desnudo, una actriz de teatro que desfiló en París con el nombre de Diosa de la Razón; un símbolo que retomaría el pintor Eugène Delacroix en un fresco que todos los franceses conocen, La libertad guiando al pueblo, que representa la revolución de 1848, una mujer con el pecho desnudo evidentemente. Después Marianne se convirtió, hasta el día de hoy, en el símbolo de la República, con su pecho generoso. Cada ayuntamiento de Francia está adornado con un busto solo el busto de una Marianne cuyo ropaje es sugerente y cuya modelo es a menudo una estrella de cine, Brigitte Bardot y Catherine Deneuve en concreto. Todas las bodas se celebran ante este busto, lo que obliga implícitamente a las parejas a aceptar los valores que los senos de Marianne representan. Me parece es una hipótesis personal que esta Marianne también es una subversión de María, a quien el Rey Luis XIII, en 1638, había consagrado el Reino de Francia: el laicismo es un catolicismo invertido, de una religión de Estado a otra. La Virgen María, desde Silencio Al hilo de estas peripecias del pecho en Francia, a quien menos se oye es a las mujeres, porque los hombres deciden lo que es conveniente o no enseñar

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