ABC MADRID 30-07-2016 página 5

ABC SÁBADO, 30 DE JULIO DE 2016 abc. es ENFOQUE 5 Oriol Junqueras, Carles Puigdemont, Carme Forcadell y Ada Colau, ayer durante la cumbre político- social de Barcelona EFE Respuesta al desafío ¿No querían un Estado? SALVADOR SOSTRES El Tribunal Constitucional no tiene otra que, como mínimo, inhabilitar a Carme Forcadell, por haber desobedecido sus expresas directrices y haber puesto en peligro la convivencia de los catalanes. Si los partidos favorables a la independencia fueran inteligentes, que no lo son, aprenderían de esta respuesta del Gobierno, y de la que dé el TC, que las democracias libres y vertebradas consideran un golpe de Estado cualquier desafío a su ordenamiento jurídico y a su integridad, y de tales sublevaciones se suele volver esposado o con los pies por delante. Y más en el contexto de la Unión Europea, que considera a España un socio leal y preferente. Es legítimo que los independentistas tengan sus objetivos, pero es naíf que ignoren su precio y sus arriesgadas consecuencias; porque la libertad no existe sin responsabilidad, y jugar a saltarse las leyes españolas, y pretender que España y sus instituciones lo acepten, es tan ridículo que lo más fácil es pensar que estamos ante una banda de farsantes que no buscan la independencia, sino vivir del independentismo tal como vivieron del autonomismo. Confirma esta idea que Quico Homs esté negociando con el PP que Convergència tenga grupo parlamentario en el Congreso, o que la Generalitat haya recurrido al Constitucional para no devolver las obras de arte de Sijena. ¿Para qué tanto afán si nos marchamos mañana? Carme Forcadell se escuda en el victimismo del supuesto tan supuesto que es falso mandato democrático que recibió el Parlament en las elecciones del pasado 27 de septiembre, y acusa de fascista a España. Sin leyes no hay democracia, y en cualquier caso, la opción de la independencia no ha ganado nunca las elecciones en Cataluña, ni siquiera en los encubiertos plebiscitos que el propio independentismo ha fraudulentamente organizado. Subvertir la Ley es de delincuentes, hacerlo en un parlamento y en nombre del pueblo con tanques o sin tanques es de tiranos; y en cualquier Estado libre y democrático se castiga con la máxima severidad a quien lo hace. Carme Forcadell, que tanta democracia reclama, y tanto Estado quiere, va a experimentar el gran peso de ambos la semana que viene, para descubrir hasta qué punto es cierto que, cuando Dios quiere castigarnos, nos da lo que queremos. ESPAÑA