Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC MADRID 24-07-2016 página 98
ABC MADRID 24-07-2016 página 98
Ir a detalle de periódico

ABC MADRID 24-07-2016 página 98

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página98
Más información

Descripción

98 ABCdelVERANO RELATO DOMINGO, 24 DE JULIO DE 2016 abc. es estilo ABC Darán que hablar... Lo nuestro es sangre de club En este primer relato de la serie literaria de ABC del Verano, el autor rememora un episodio de su niñez en un parque, con un grupo de amigos y con un singular protagonista Rubén Martín Giráldez NACIDO EN Cerdanyola del Vallès en 1979, ha publicado las novelas Magistral y Menos joven y el ensayo Thomas Pynchon: un escritor sin orificios Es traductor de autores como Tom Robbins, Jack Green o Bruce Bégout. U no no está obligado por sin dejar de hablar y nacimiento a ser buen acumular una energía orador a menos que su funesta. Su voz de gordo profesión sea la de orano nos llamó la atención dor. Mi primer sermón al principio, los niños admitimos y fue a los siete años en Cerdanyola desestimamos relaciones con del Vallès y me tocó el papel de recifacilidad, al amparo de un clientelispiente y no el de veneno. Por entonmo de estirpe romana. Por lo visto- -ces me ufanaba yo de sellar mi carhoy tengo acceso a los anales net de baile en un parque cerca de la completos- aseguran los testigos calle Escuelas con constancia infanque el gordo dedicó un brevísimo til y basta, que no soy yo quién y tú, preámbulo a dolerse en voz alta, lector, menos. En estos parnasos de dramáticamente, por lo inadmisible la rodilla pelada hay, además de de nuestra actitud. Invocó las estupendos primeros oradores, tam- desoídas- desoídas es cita bién niños irreflexivos que no tienen textual- -leyes de la hospitalidad. muy claro si sus fullerías en el inActo seguido, desgranó un elogio de game pueden incapacitar o discapalas virtudes por las que era conocido citar a otros, les es indiferente ese en otros parques y veló, cuando lo matiz, pero eso es otro cantar y me interpelaron al respecto, toda falta bardolín para tanto estro. referencia al verdadero motivo de su Supongo que prohibimos particiexodus loser por los patios. Sin transición (y ahí coinciden todos los par al gordo en lo que fuese que nos tuviese ocupados en testimonios recogidos) pasó a elaborar una aquel momento y eso Testigos convirtió al gordo en amenaza con tintes de El gordo dedicó maldición. Fue entonces conferenciante, un preámbulo a cuando reparé en su voz. rellenamos el depósito dolerse en voz Estaba en el centro del de su improvisación. alta por lo Sospecho el motivo parque con los ojos de nuestra antipatía a inadmisible de cerrados y los brazos primera vista: excedía nuestra actitud gordos en cruz. Decía que ya podíamos echar a el gordo en dos años la edad de cohabitación correr, que iba a contar recomendada por nuestros prestatu- desde sesenta hacia atrás y que, cuando llegase al uno, nos tos. ¿Venía recomendado? ¿Alguna miraría con los ojos en rojo. autoridad infantil podía responder por él? ¿Qué sabíamos nosotros si Alguien le interrumpió para apuntar que con los ojos había aprendido a jugar entre rojos querrás decir, y él mercenarios o entre mecenas de los parques, ni qué grado de maestría en chasqueó la lengua con una solaces detentaba? Su porte era el exasperación adulta que, más tarde, cuando ya no había del expulsado, la percha arquetípica remedio o cuando ya hubo mucho de los ambuladores que periódicamente nos llegaban desde la plaza menos remedio que al principio de la Sant Ramon. Nuestra casta diplomá- tarde, algunos comentarían que les indujo a detectar algo de distinguitica ya había pasado por malas experiencias en antiguos intentos de do en el gordo, algo menos gordo en diálogo, transmitidas las actas de el gordo y repitió que no, que con los boca en boca durante generaciones ojos en rojo. que son, en nuestro caso (el caso de Como con los ojos en blanco, pero la infancia, digo) poco más que con los ojos en rojo, y punto. trimestrales. Desconfianza duraAsí, como él lo quiso, ha quedado mente aprendida y ratificada, por transcrito para siempre. Leído suena tanto, y no capricho. a quejumbre, pero haceos una idea, Cuando el gordo se vio rechazado haceos otra idea: por más que por el grupo en cuclillas, sanedrínico fingiésemos estar divirtiéndonos a a más no poder, empezó a retroceder costa de aquel chaladomante, lo cierto es que nos esforzábamos por parecer concentrados en nuestro juego escuro. Le dábamos de nuevo la espalda y alas a su elocuencia. Nos mirábamos los relojes. Ya no veíamos nuestra sombra en los mosaicos del suelo. Algunos decían que se les hacía tarde y se iban a cenar intentando disimular prisa y cague. Las farolas se encendieron a las seis por ser invierno. Ahora era tarde de verdad para dos o tres de nosotros, nuestras familias nos esperaban en casa, pero el gordo sin piedad nos impedía marcharnos con honores. Sabemos por los minucieros que nos sucedieron en la custodia del parque que aquel casandro desapareció algún tiempo después con motivo de una enfermedad infantil (así formulado, como si el orate se hubiese visto en la disyuntiva de celebrarla o padecerla) Para ser sinceros, cerca del quince (catorce) yo tenía ya los nervios destrozados de tanto fingir indiferencia; me aterrorizaba la posibilidad de ver los ojos del gordo en rojo, pero no podía irme y perder mi preeminencia entre las gentes mejor clasificadas del parque. En el centro, junto a la fuente donde beben los perros, el gordo granaba un número en otro, inmóvil y amenazador. Pablos empezó a empujarnos hacia la calle del garaje; los más asustados aprovecharon su superioridad física para, protestando con poca convicción, escapar de espaldas pero casi en estampida. Yo me negaba a abandonar el recinto; Pablos me sacaba de allí arrastrado por el altsacuellos; yo le gritaba que ahora quería verlo, que quería saber qué hacía aquel gordo imbécil hijo de poltergeist cuando abriese los ojos y se los viésemos completamente normales; Pablos, mucho más bregado que yo, más consciente de lo poco relevante de una difamatio, del todo indiferente a los secretos de cerdo a voces, harto ya a tan corta edad de meterse en jardines de once varas, me pegó la boca a la cara para que viese cómo su lengua arrollaba el idioma: Nos vamos nos iremos nos fuimos consciente de que esa frase era absurda entonces, pero no hoy que sólo uno de los verbos conjugados queda en pie.

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.