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ABC MADRID 24-07-2016 página 15
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ABC MADRID 24-07-2016 página 15

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC DOMINGO, 24 DE JULIO DE 2016 abc. es opinion OPINIÓN 15 EL RECUADRO UNA RAYA EN EL AGUA ANTONIO BURGOS ESTO ES UNA GUERRA El terrorismo es una guerra no declarada H AY una nueva emigración que no tiene esta vez como banda sonora el Adiós, mi España querida de Juanito Valderrama, ni la fotografía tópica del vagón de tercera y la maleta amarrada con guitas camino de Düsseldorf. Es la emigración de los universitarios expatriados, que en un país que como muy cerca está en los Chirlos Mirlos encuentran el trabajo cualificado y bien pagado que aquí no hallaron a pesar de sus másteres: Lo digo por experiencia porque a mí me ha sucedío sentenciaba el cante. Me ha sucedido con mi hijo Fernando, que hace muchos años trabaja en Múnich. Quiero decir que la Jefa de mi Casa Civil fue de los cientos de madres españolas que tuvieron el corazón en un puño en la fatídica tarde del viernes, cuando desde Múnich comenzaron a llegar confusas noticias de un atentado en un gran centro comercial, sin saberse si era tiroteo, explosión de una bomba o cualquier otra fechoría de ese enemigo interior que tan bien conocemos en casa, cual el terrorismo, pues si les cuento ahora esto es gracias a la Virgen de los Reyes, que impidió que los hideputas pistoleros etarras me quitaran del tabaco, como querían, esperándome en la puerta. No es para describir la angustia de una madre que sabe que su hijo suele ir a almorzar a ese centro comercial Olimpia del triquitraque de los mamones terroristas, pues le coge muy cerca de su oficina. Por eso le dedico estas líneas a Isabel como homenaje de amor a su aguante, cuando llamaba al teléfono móvil de Fernando y le salía directamente el contestador. Yo no le decía nada, pero pensaba que también saldría el con- testador cuando las madres de las víctimas de las explosiones de los trenes de Atocha llamasen a sus hijos. Qué hora de angustia, qué imagen más honda del terror, hasta que, ¡por fin! sonó el teléfono y eran ellos, Fernando y su mujer, que nos decían que estaban bien. Aunque había recomendado un virtual Toque de Queda la muniquesa Polizei de los coches verdes y grises que tantas veces he visto patrullar por sus calles y que a caballo, como el sevillano Escuadrón de La Paz, abría en la católica Múnich la muy devota y popular procesión del Corpus hasta la Marienplatz donde aún se recuerda al arzobispo Ratzinger. Cuando me preguntan dónde está mi hijo, de broma y con guasa sevillana, suelo contestar: Lo tengo en Alemania; está en la División Azul de ahora... Pero es que es verdad. Él y todos estamos en el frente. En un frente mundial. Me lo hizo ver mi amigo el sociólogo José Antonio Gómez Marín. Como tantos amigos a los que les doy las gracias por sus llamadas, sus mensajes y su interés, sabiéndonos padres de hijo trabajando en la ensangrentada Múnich, le comenté de broma a Gómez Marín, para quitar hierro a la angustia que había pasado Isabel, lo de la División Azul. Y él, que tuvo un tío héroe de aquella División 250, cuyos restos se trajo a España desde el cementerio de los caídos de Krasny Bor a los que ahora les quitan la calle, me dijo: Pues no es ninguna broma lo que me dices. Esto es una guerra. El terrorismo a escala mundial es una guerra no declarada cuya importancia no estamos valorando. Quizá estamos viviendo ya la III Guerra Mundial. Una guerra sin frentes, sin ejércitos, sin avances, sin retiradas. Pero donde toda la población de cualquier ciudad del mundo es carne de cañón. A todos nos han llevado a esta guerra, sin reclutarnos ni darnos uniformes ni armas. ¿Todos somos combatientes? No, somos como habitantes de poblaciones civiles bombardeadas en la II Guerra Mundial. Y mientras estamos en esta guerra, en la que todos mañana podemos ser los caídos, aquí la máxima preocupación es quitarle su calle al General Ordaz, su paseo al General Muñoz Grandes o su avenida a Pepe Utrera Molina. Se han equivocado de guerra. En esta, como en aquella que ahora quieren ganar los vencidos, todos somos siempre perdedores. IGNACIO CAMACHO ARTÍCULO 56 La Corona no puede presionar a nadie. El margen arbitral del Rey no da para eso. Y menos en el nuevo paradigma político E equivocó Rivera, se equivocaba. Como la paloma de Alberti, creyó que el mar era el cielo y la noche, la mañana. Y guiado de ese afán adanista tan propio de los nuevos dirigentes, ha confundido transparencia con indiscreción y cometido un error de ingenuidad que dinamita la ronda de consultas del Rey antes de que empiece. Al anunciar su intención de pedirle a Felipe VI que presione a Sánchez para que se abstenga, el líder de Ciudadanos ha bloqueado cualquier capacidad de mediación del Monarca. Si lo ha hecho adrede sería aún peor; significaría que pretende bloquear aún más la situación. Lo más probable es que se trate de un desliz de buena fe motivado por la incontinencia comunicativa de la llamada nueva política, surgida en los platós, en las redes sociales, en los escenarios mediáticos. El silencio sigue siendo una herramienta imprescindible en el manejo de ciertos asuntos de Estado. Ser transparente consiste en publicar los acuerdos, no en radiar las conversaciones. Un hombre sensato y prudente, como Rivera ha demostrado ser, ha de saber que la Corona no puede presionar a nadie. Ni siquiera recomendar, inspirar o sugerir nada por su propia cuenta. El margen arbitral del Rey no consiste en eso. Hubo un tiempo en que acaso fue posible, cuando don Juan Carlos apuraba los límites constitucionales investido de su legitimidad de hecho, pero esa época pertenece al ciclo fundacional que partidos como C s pretenden dar por clausurado. El actual jefe del Estado se mueve en un ámbito de actuación mucho más reducido porque ha cambiado el paradigma político. Su función moderadora carece de la auctoritas intervencionista que su padre utilizó basándose en su condición liminar de arquitecto del proyecto democrático. Pero incluso si don Felipe decidiese, por razones de excepcionalidad circunstancial, aventurar el prestigio de la institución explorando la ambigüedad del artículo 56 en una indeterminada tarea mediadora, sólo podría hacerlo con absolutas garantías de discreción que la extemporánea locuacidad del dirigente centrista ha disipado. Ahora más que nunca está obligado a preservar no sólo su neutralidad, sino la apariencia de neutralidad. Escuchar y decidir: ya no tiene la más mínima rendija para la insinuación o la sugerencia. Si Rivera no quería realmente cerrar esa puerta, si de veras pretendía entreabrirla, lo ha hecho al revés y la ha clausurado. Más aún: ha recordado al soberano, en el improbable caso de que éste no lo supiera, que cualquier cosa que se diga en Palacio puede ser contada, publicada o twitteada. Hasta ahora la Zarzuela era el último ámbito de reserva de la vida pública española, un lugar donde las relaciones políticas aún se basaban en la mutua confianza. La nueva Constitución no escrita de la posmodernidad ha reducido aún más las atribuciones del Rey: ya ni siquiera podrá decir en su casa lo que le dé la gana. S JM NIETO Fe de ratas

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