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ABC MADRID 21-07-2016 página 13
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  • EdiciónABC, MADRID
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ABC JUEVES, 21 DE JULIO DE 2016 abc. es opinion OPINIÓN 13 EL CONTRAPUNTO UNA RAYA EN EL AGUA ISABEL SAN SEBASTIÁN EN EL TEJADO SOCIALISTA El PP ha escogido gobernar en solitario al mantener el nombre de Rajoy. Sánchez no puede perpetuar el bloqueo L A pelota de la gobernabilidad está claramente en el tejado socialista, por mucho que Sánchez y Rajoy se empeñen en empujarla hacia el campo de Ciudadanos. Resulta fácil colocar el grueso de la presión en el partido más humilde y menos influyente en los medios, pero la lógica se impone a poco que se analicen con cierta objetividad los hechos. El PP ha vencido por segunda vez en las urnas, consiguiendo una ventaja de 50 diputados sobre el PSOE, lo que le otorga de forma indiscutible la responsabilidad de gestionar el poder. C s ya ha anunciado su disposición a abstenerse para permitir la investidura del líder popular, lo que supone una cesión considerable respecto de su postura inicial, dada la manifiesta incompatibilidad del personaje (responsable político del PP mientras estallaban todos los escándalos de corrupción que han sacudido a esas siglas) con la apuesta regeneracionista de la formación naranja. Es el grupo del puño y la rosa el que debe abandonar su posición obstruccionista y hacer posible que se constituya cuanto antes un Ejecutivo, primero por patriotismo, segundo por conveniencia y tercero porque a las comunidades autónomas que gobierna les va la financiación en ello. Por muy duro de tragar que sea el sapo, por honda que sea la inquina que alberga Sánchez contra Rajoy, el Partido Socialista carece de alternativa y no puede perpetuar el bloqueo. Tampoco eludir su responsabilidad escondiéndose detrás de los 32 diputados de Rivera y exigiéndoles un sí carente de relevancia aritmética, destinado únicamente a disimular su abstención. Los socialistas han de asumir que no van a colocar a uno de los suyos en La Moncloa, salvo que lo aúpen sobre las espaldas de una variopinta coalición de radicales separatistas y o antisistema. Han de aceptar que España necesita aprobar urgentemente un techo de gasto y unos presupuestos generales, sin los cuales, a la vuelta del verano, ayuntamientos y autonomías se verán incapacitados para pagar una factura y no digamos invertir un euro. Han de tener presente que una eventual repetición electoral supondría una trágica pérdida de tiempo precioso para todos, cuyo desenlace sería muy parecido al actual, con algún escaño más para el PP y algunos menos para los demás. Han de resignarse a la derrota, so pena de acrecentarla uniendo a la derrota el ridículo. El PP ha escogido gobernar en solitario al mantener el nombre de Mariano Rajoy como innegociable, a diferencia de los de Jorge Fernández Díez y Dolores de Cospedal, desechados para la Presidencia del Congreso en aras de sellar pactos. El propio presidente en funciones y sobre todo su hasta hoy mano derecha, Soraya Sáenz de Santamaría, parecen preferir un gobierno monocolor, sin oídos ajenos a la familia de la gaviota, mientras otros pesos pesados del partido apostaban por una fórmula de coalición, inviable en las actuales circunstancias. No resultará sencillo aunar mayorías suficientes para lograr la aprobación de cualquier iniciativa legislativa, e incluso veremos leyes votadas por las fuerzas de la oposición unidas, aunque habrá que confiar en que esta nueva geometría variable saque lo mejor de cada casa e impulse un diálogo susceptible de recuperar el consenso del que nacieron los éxitos de la Transición. En los momentos complejos, como el actual, cada cual da la medida de lo que vale. Los auténticos líderes harán de la necesidad virtud, convirtiendo aparentes fracasos en oportunidad de futuro. Los mediocres serán barridos por el viento de la historia, cuya fuerza ya ha pasado la página del bipartidismo. IGNACIO CAMACHO DISCURSOS CIRCULARES En el bolsillo de un traje olvidado en el hotel Majestic, Rajoy se ha encontrado diez votos nacionalistas en buen uso N algún perchero del hotel Majestic, allá en el Paseo de Gracia, se le debió de quedar olvidado a Rajoy el traje de hacer política de ajuste fino. Quizá se lo acercase a La Moncloa Quico Homs cuando fue la semana pasada a mendigar la subvención parlamentaria de Convergencia, ese antiguo partido rico que ahora no tiene dinero para pagar los gastos de campaña. Veinte años más tarde, el terno de los pactos de Aznar con la burguesía catalana aún le cuadra al presidente, quien al probárselo se encontró en los bolsillos diez votos nacionalistas en buen uso, restos de una época de entendimiento que alguien se dejó sin duda olvidados. Ha llovido mucho desde entonces pero no lo bastante para arrastrar bajo los puentes el convencional pragmatismo del mercadeo parlamentario. Haciendo de la necesidad virtud, el marianismo se ha entregado al encaje de bolillos, al fin y al cabo una especialidad gallega. De la ría de Camariñas, concretamente, donde el entonces vicepresidente se curtió en la gestión de crisis con la marea negra del Prestige El estereotipo presidencial del lector de Marca se ha quebrado en una sorpresiva actividad negociadora y la reconversión provoca un descoloque generalizado. Quienes acusaban a Rajoy de quedarse quieto le reprochan ahora que se mueva. Quienes le instaban a entenderse con sus afines protestan de que siga el consejo. Quienes reclamaban que los diputados catalanes no quedasen en el limbo político se quejan de que alguien los baje a la tierra. Es lo malo que tiene la política de Twitter, la de las consignas pensadas sólo para el ritmo fugaz de los mensajes de las redes: envejece demasiado rápido. El discurso circular, y por tanto contradictorio, se ha instalado en la política española. Es el síntoma más claro de su falta de solidez, de su presentismo compulsivo. En cuestión de horas los líderes sostienen una cosa y su contraria. El Gobierno cierra un pactito con un tipo al que tiene denunciado ante la justicia y sus adversarios le recriminan que salga del bloqueo que según ellos había provocado por negarse a hablar con los interlocutores que ha acabado aceptando. Los socialistas denuncian un acuerdo que de ampliarse les aliviaría de su gran aprieto ante la investidura; ellos, capaces de pactar con Ada Colau, Esquerra y los anarcotrotkistas. El partido Ciudadanos, beneficiado con dos sillas en el trato nefando, se rasga las vestiduras como el capitán Renault en el casinillo de Casablanca: sus ganancias, señor. Y todos, a la vez que rechazan la hipótesis de las terceras elecciones, se apresuran a tapar cualquier salida que alguien trate de abrir para evitarlas. Si alguno de estos cráneos privilegiados tiene un remedio, una idea, una providencia, debe ponerla de inmediato sobre la mesa. Lo que no sirve es la política del perro del hortelano. La de un problema para cada solución y un veto para cada propuesta. E JM NIETO Fe de ratas

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