ABC MADRID 10-06-2016 página 46

46 CULTURA VIERNES, 10 DE JUNIO DE 2016 abc. es cultura ABC Andrés Calamaro escribe, al día siguiente de su concierto en Barcelona, sobre las extrañas sensaciones que tuvo Asuntos internos ANDRÉS CALAMARO (8 de junio) cabo de despertarme soñando algo extraño. El batería de Queen, Roger, me contaba con detalle que intentaba ser candidato para presidente de Argentina por la Unión Cívica Radical y que su estrategia (por así decirlo) era la de hablar con los nombres indicados en una selva en Uruguay (fue literal) No fue lo único que soñé mientras dormía y despertaba, pero fue lo último, lo que estaba soñando mientras reconocía donde me despertaba, porque estoy en Barcelona, en un hotel cualquiera, entre platos que alguna vez sostenían un sushi corriente, que agradecí después de cantar en el Palau de la Música de Catalunya anoche. Fue un buen concierto, pero remonté sensaciones extrañas. No fue mi concierto preferido, aunque es probable que mi desempeño haya sido bueno. Cierto que tuvimos un público formidable entregado, ruidoso, festivo y todo lo que pueda decirse de bueno de un público que aplaudió mucho y festejó cada una de mis tensas ocurrencias, a mitad de camino entre cómicas e incómodas. Todo empezó muy bien, francamente bien. Porque el sitio es especial y porque Barcelona es Barcelona. Yo quería hacer algún comentario para situarme en una situación peculiar como es la coyuntural en Catalunya, pero ni siquiera tuve tiempo; cuando presenté (la canción) Media Verónica dedicada anoche a las formidables verónicas de José Antonio Morante de la Puebla verónicas de arte como ningunas y las de José María Manzanares que pusieron patas para arriba la tauromaquia misma en un triunfo ab- A Calamaro, el martes durante su concierto en Barcelona dad que prohibió los festejos taurinos, y que cualquier posible mención a ciertos temas que (en los periódicos) resultan de urticaria, lo habrían complicado todo. No es la primera vez que me pasa; me agrada sentir que el ambiente se ofrece para establecer una cierta comunicación cómplice con el respetable. Mi incomodidad fue creciente (entonces) y estábamos en los primeros compases del concierto. Cantaba pensando en el exorcismo necesoluto en la Corrida de la Beneficen- sario para remontarlo. Sentía un sucia en Madrid algo que no puedo ex- dor frío en el cuerpo, intentaba displicar ocurrió. Fueron dos delicadas traerme explicando los tangos y menciones a dos hombres consagra- comentando mi aparente buena sendos, pero acto seguido algo ocurrió con sación cantando de nuevo en Barcelola canción. La canción de marras no na después de 25 años. Mientras tanto, el público se comterminó de acomodarse en su ritmo y compás y no cuadró en todo lo que du- portaba con euforia y entrega. Llegué ran los versos. Entonces... Es que no a pensar que eran todos argentinos dejé de pensar en la imprudencia co- por la forma de alentar, que recuerda a un estadio de fútbol, pero metida en un lugar donde la tauromaquia fue acono fue del todo así. Allí esrralada y finalmente taban los que me vienen a ver desde mis primeras acprohibida, y mi intención tuaciones después de Los no había sido polemizar. CALAMARO Rodríguez hace 19 años en Confieso que hubiera querido hablar un poco en- MÚSICO Y CANTANTE la Sala Bikini, y seguratre las canciones; reírnos Quizás no era mente algunos que nos esde la educación tribal mi mejor noche cucharon con el grupo incluso antes. Seré temeque proponen algunos por aquella roso cuando me asome tífuncionarios para la crianecuación de midamente a las críticas, za de los niños, de los maexpectativas y me consta que la masa crínifestantes que enfrentan sensaciones tica estaba presente, pora una Policía que ni les que me lo dijo un amigo toca un pelo (sospecho que son elementos de buena Las delicadas que estaba encantado con el concierto. Para mí la familia y que hacen la remenciones geometría de la expectavolución con dinero de a Morante y ción fue mucha. Todas las los padres) pero ya me enManzanares sensaciones de la euforia contraba incómodo. Nada fueron una de llegar, pasear por la ciumalo sucedía conmigo, pero no estaba perfecta- imprudencia en dad, probar sonido en seun lugar donde mejante teatro merece un mente a gusto. Quizá no era mi mejor la tauromaquia párrafo aparte, porque el noche por aquella ecuafue prohibida Palau es más una obra de arte que un teatro en sí ción de expectativas y senmismo y hacerlo con inssaciones (expectación y desilusión) porque piración y perfectas sensaciones. Al día siguiente y el día después: la me había pegado un paseo de dos Crítica de Barcelona fue benigna, la vihoras por la linda sita resulta ser un encuentro vital con Barcelona com- amigos y con una ciudad que vengo saprando discos de ludando hace 25 años. También el esjazz y ropa para panto que nos une más que el amor, al Supernova. Es po- decir de Borges, y un encuentro con sible que no haya condimentos de importada antinomia que ofrecerse a que alimentan por temporadas el balas distraccio- lompié y la prensa general con sus tanes que una chos de basura incendiados que reverciudad ofrece beran como noticias que la sangre alantes de can- tera. Una realidad que nos presentan tar, pero no lo en la TV y en los periódicos, que existe tenía mate- y es real, pero tampoco responde commáticamente pletamente a lo que percibimos cuanc o n t e m p l a- do estamos de viaje por España. Yo endo. No es me- contré un público catalán aplaudiénnos cierto que en Barcelona dome de pie, la misma ciudad de confluye la crítica de que ma- siempre y sus cosmopolitas encantos. yormente fue severa conmi- Cierto es que hablé con mis amigos de go en los últimos veinte Barcelona, preocupados o indignados años, y que siempre hay por corrientes ciudadanas alentadas buenos amigos entre el por cierto nihilismo y para engordar el público escuchando. caldo de puchero de algunos políticos. Pero se impone llevarse las buenas Pero íntimamente yo sentí que había roto sensaciones que mejoran con el tiemun eje de equilibrio po, como los vinos bien conservados. O se olvidan de un trago. Con digal mencionar a dos toreros en la ciu- nidad. INÉS BAUCELLS