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ABC MADRID 04-06-2016 página 94
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ABC MADRID 04-06-2016 página 94

  • EdiciónABC, MADRID
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SÁBADO 4.6.2016 Editado por Diario ABC, S. L. Juan Ignacio Luca de Tena, 7, 28027 Madrid. Diario ABC, S. L. Reservados todos los derechos. Queda prohibida la reproducción, distribución, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta publicación, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa. Número 36.682 D. L. I: M- 13- 58 Apartado de Correos 43, Madrid. Publicidad 902 334 556 Suscripciones 901 334 554 Atención al cliente 902 334 555. EL PULSO DEL PLANETA VISTO Y NO VISTO Los vaqueros dividen la ópera de Glyndebourne El director del festival inglés de más solera abre la puerta a la vestimenta informal, pero de inmediato es corregido por su propietario LUIS VENTOSO CORRESPONSAL EN LONDRES IGNACIO RUIZ- QUINTANO ESPARTACO Pablemos pudo llamarse Espartaco: por Stalin, que estableció la victoria del esclavo como dogma histórico, y por Santoni y el poder de seducción ablemos, que no se quita el batín de andar por nuestras casas, ora en Der Sieg des Glaubens de Leni de Aranoa, ora en Estilos radicales de Susan Griso Sontag, dice que su padre, funcionario del Ministerio de Trabajo de Franco, el ministerio falangista por excelencia, quiso ponerle, antes que Pablo (en homenaje al bizarro ferrolano que amenazaba de muerte a Maura en el Congreso) o Germinal o Progreso o Espartaco. Estos bueyes tenemos y con estos bueyes aramos. Qué bonito, Espartaco. Stalin, el Vozhd estableció el dogma histórico de que Espartaco acabó con el imperio romano, no importaba que Roma todavía no fuera imperio ni que viviera otros quinientos años. Espartaco por Stalin... o por Santoni, que es el trato que dan a Pablemos las alegres comadres del Windsor mediático. ¡O Hilario! Entre los juncos y la baja tarde ¡qué extraño que me llame Hilario! Hilario en Madrid, y en Washington, Hillary. Le pusieron Hillary sus padres por la decepción de que no fuera varón dice Robert Mitchum a Deborah Kerr en The Grass is Greener Pablemos, desde luego, tiene más de Hillary que de Espartaco, por no decir de Germinal (Germinal Iglesias parece firma de pocero) o de Progreso (Progreso Iglesias parece firma de áridos) Como Hillary- Blancanieves, a Pablemos lo completa Errejón como don Marcelino a Luis Miguel Dominguín, aunque a Errejón, para llevarlo en brazos, y por las cosas que dice, habría que vestirlo con pantalón corto y zapatos Gorila, ay ho ay ho ay ho, ay ho, ay ho... We dig dig dig from early morn till night... O sea, el derecho a crear ciudad Civitas Dei! que Rita la Asaltaora concede a Zapata, el bufón de la Shoah Dicen que Rita y Carmena, con el tentempié de esas croquetas febles que fríe la alcaldesa, discuten la Civitas Dei como no se hacía desde la controversia del jurista con el teólogo Peterson sobre la teología política. El futuro de mañana es sólo el pasado de pasado mañana. P a eclosión de la primavera en Inglaterra marcaba antaño el comienzo de The Season la estación, momento en que la aristocracia rural bajaba a disfrutar de las citas sociales al calor del buen tiempo (llamémoslo así) En cierto modo ese espíritu se conserva. Adaptada al siglo XXI, la estación sigue existiendo. Acaba de concluir el Festival de las Flores de Chelsea, con asistencia de la Reina y celebridades varias; el 14 de junio comienzan las carreras de Ascot y a finales de mes llegará Wimbledon. Otro de los grandes jalones es el festival de ópera de Glyndebourne, uno de los más antiguos de Europa, con la singularidad de que se celebra en pleno campo y con picnic de tiros largos. A comienzos de los años 30, John Christie, un aristócrata inglés germanófilo y algo excéntrico, profesor en Eton, tuvo la idea de crear en su finca del sur de Inglaterra un festival a imitación del soberbio certamen wagneriano de Bayreuth. Pero en sus arranques todo era muy amateur, tanto que se cuenta que su mujer, la soprano Audrey Mildmax, lo llamó al orden con un si quieres gastarte tu dinero, ¡por Dios, hazlo en serio! El siguiente paso fue un teatro de 400 butacas con óperas de Mozart. Tras el parón de la guerra, a comienzos de los años 50 Glyndebourne volvió con más fuerza, con seis títulos entre mayo y agosto, que sigue siendo su formato actual, e intérpretes y directores de élite. En 1995 se construyó un teatro moderno, con 1.200 localidades, pero no se perdió el encanto de sus jardines, sus colinas onduladas. El entorno bucólico L Picnic durante uno de los largos intermedios del festival de GlyndebourneABC convierte el festival en algo único. Glyndebourne se encuentra a dos horas de coche del centro de Londres, o a una hora de tren desde la estación Victoria. Pasajeras con vestidos de noche y pasajeros de pajarita y esmoquin, o de frac, embarcan rumbo a la cita con el bel canto... y también al encuentro de la merienda campestre del largo intermedio. Todo siempre con el glamur de un clásico inglés. La etiqueta del festival reza que se aconseja vestimenta formal de noche Pero este año el nuevo director artístico de Glyndebourne, el alemán Sebastian se desmarcó con unas declaraciones a The Times en las que dio la bienvenida a los vaqueros y las cazadoras de cuero y hasta a los disfraces, si alguien desea imitar a los personajes del escenario La idea es llevar algo que te haga sentirte especial. Cuanto más especial te sientas, más especial será la experiencia Poco han durado las libertades de El actual presidente de Glyndebourne, Gus Christie, nieto del fundador, le ha enmendado la plana de inmediato: Es un sinsentido. Sebastian no quiso decir eso. Animamos a la gente a vestirse bien, a llevar pajarita como señal de respeto a los músicos. Quienes vayan vestidos de manera informal no creo que se sientan muy cómodos en Glyndebourne El festival, que concluye en agosto y se sufraga por completo con dinero privado, ha arrancado ya, con una ópera de Wagner. Huelga decir que al final la pajarita obtuvo mayoría absoluta. Verbolario POR RODRIGO CORTÉS Vertedero, m. Origen de la civilización. 2. Fin de la historia.

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