Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC MADRID 17-05-2016 página 12
ABC MADRID 17-05-2016 página 12
Ir a detalle de periódico

ABC MADRID 17-05-2016 página 12

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página12
Más información

Descripción

12 OPINIÓN LLUVIA ÁCIDA PUEBLA MARTES, 17 DE MAYO DE 2016 abc. es opinion ABC DAVID GISTAU THRILLER La montonera de izquierdas fracasó en parte al intentar apropiarse del 15- M ENOS Rajoy, que recuerda el cocodrilo que se hace pasar por un tronco en la corriente fluvial, los personajes electorales siguen riñendo la adjudicación de personajes evocadores de un concepto constituyente. Este fin de semana, ocurrieron dos cosas. La montonera de izquierdas fracasó en parte al intentar apropiarse del 15- M para usarlo como mito fundacional sustitutivo del dejado por la Transición: una credencial de legitimidad propia que, al asumir la misión histórica de extirpar la casta, adquiriera el mismo valor ante la posteridad que el desmantelamiento de una dictadura. Todo muy imbuido del complejo de importancia que la Montonera se arroga. Por otra parte, y con cierta demora sobre el horario previsto, Pdr Schz comenzó a discutirle a Rivera el monopolio de Adolfo Suárez, cuya encarnación permitiría ocupar el eje mismo de esta supuesta segunda Transición improvisada por seres vulgares que creen que un acontecimiento excepcional podría hacerlos más interesantes. Nada menos que instrumentos del destino, capaces incluso de fantasear con un Tejero ante el cual no arrojarse al suelo, en vez de profesionales del escaño. Estaremos atentos a esta discrepancia entre Rivera y Schz acerca de cuál de los dos está más capacitado para interpretar a Suárez porque es un ameno conflicto de casting que sólo puede resolverse en uno de esos concursos de imitación de la tele, tipo Tu cara me suena donde el público vota el Puedo prometer y prometo mejor conseguido mediante votos emitidos por mensaje SMS. Cabe recordar que por Suárez ya se hizo pasar hasta Mario Conde. Podría insistir en que la superación de una crisis por más que afecte al mismo tiempo al contrato social y la moral pública no es comparable con la construcción de una democracia enfrentada a la hostilidad residual de lo que no quiere extinguirse y al terrorismo. Pero lo que mejor sugiere que no estamos ante una nueva Transición que vaya a reparar los errores de la anterior es la atmósfera. Los años setenta estuvieron marcados por el afán conciliador, el impulso creativo y el miedo a la repetición de una guerra reciente, que era en realidad lo que impulsaba todo. Por eso se prevaleció hasta sobre el pistolerismo de los reminiscentes. Estos tiempos nuestros carecen de energía creadora y de apetencias conciliadoras. Son revanchistas y resentidos, suspenden la concordia para satisfacer venganzas aplazadas y, mientras incurren cada vez más en analogías bélicas, vuelven a estar basados en la certeza de que a una mitad de España le sobra la otra mitad. Por eso está ocurriendo algo que en la trayectoria álgida de este régimen resultaba inconcebible: que una porción enorme de la clase media española esté dispuesta a liquidar la socialdemocracia para entregarse a un proyecto comunista revolucionario que ya ni finge no serlo y cuya genealogía histórica está llena de violencia. En 2016, en una democracia europea. Se nos van a levantar más no- muertos que en el Thriller de Michael Jackson. M COSAS MÍAS EDURNE URIARTE CINCO MENTIRAS SOBRE LA CORRUPCIÓN Que la corrupción es un problema de los políticos y no de los limpios, éticos y cumplidores ciudadanos es la peor mentira UANDO escucho a la concejala de Podemos de Pamplona Laura Berro que su adjudicación de un contrato de 130.000 euros a una hermana se debió a un despiste me asombro de nuevo ante la facilidad con la que se han impuesto las mentiras sobre la corrupción en el debate político. Hasta cinco mentiras que tuvieron gran importancia en la campaña electoral de diciembre, aún más en el proceso de negociación fallido posterior, cuando pasó a convertirse en el argumento principal para el veto a Rajoy de Pedro Sánchez y de Albert Rivera, y que seguirán en el centro de los debates y de las estrategias de los partidos. Y en el populismo antipolítico que invade a las democracias, agitadas como arma política por líderes como la despistada podemita navarra. Primera mentira, la pretensión de los nuevos partidos, Podemos, o no tan viejos, Ciudadanos, de combatir la corrupción desde una posición ética mucho más limpia y coherente que los viejos partidos. En el caso de Podemos, el contraste entre sus promesas y su realidad es tan enorme, con varios despistes como el de Pamplona, que el observador pasa en momentos del asombro a la hilaridad. Y sin que aún sepamos adónde, a quién y cómo se movieron exactamente esos millones de euros entregados por el Gobierno de Hugo Chávez según el ministro res- C ponsable. Y la mayor coherencia de Ciudadanos en lo que se refiere a la corrupción de sus propios miembros por su estrategia de quedarse fuera de los gobiernos contrasta con la llamativa incoherencia sobre los demás. Cuando obliga, por ejemplo, a dimitir al alcalde popular de Granada tras ser imputado y no pide la misma dimisión para el imputado consejero de Economía de la Junta de Andalucía con el increíble argumento de que lo suyo no es corrupción política Como si las acusaciones en el cargo de rector de una universidad pública fueran ¿de ámbito privado? Segunda mentira, que el PP tiene más corrupción que el PSOE, mentira que ha tenido un considerable éxito en las percepciones de los ciudadanos, a pesar de su falsedad. Falsedad tanto en relación con el número de imputaciones como, sobre todo, en relación con millones de euros investigados en uno y otro partido, de mucha mayor cuantía en el PSOE. La segunda mentira se ha unido, además, a una tercera mentira, la de la mayor corrupción de la derecha en comparación con la izquierda. Que también funciona por un factor histórico de nuestra cultura política, el dominio de la izquierda en la definición de ideas y valores, por ejemplo, la de la superioridad moral de la izquierda. Y ambas mentiras, la segunda y la tercera, han fundamentado la cuarta, la mentira de que Pedro Sánchez y Albert Rivera habrían vetado a Mariano Rajoy por sus responsabilidades en la corrupción del PP y porque, dice Rivera, no es el líder adecuado para combatir la corrupción. Pero sí lo serían, por ejemplo, Susana Díaz o el propio Pedro Sánchez, con tantos casos de corrupción en sus filas. Insostenible contradicción que probablemente desmontará el propio veto tras el 26 de junio, sobre todo el de Albert Rivera. Y quinta y última mentira, la que ayuda a vender las cuatro anteriores entre los votantes, aquello de que la corrupción es un problema de los políticos y no de los limpios, éticos y cumplidores ciudadanos. Sin duda, esta es la peor mentira de todas porque es la que alimenta el populismo, la que hace más daño a la democracia, la que fomenta el desarrollo de una ciudadanía irresponsable que destruye pero no construye nada alternativo.

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.