ABC MADRID 20-04-2016 página 54
- EdiciónABC, MADRID
- Página54
- Fecha de publicación20/04/2016
- ID0006558191
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54 FAMILIA MIÉRCOLES, 20 DE ABRIL DE 2016 abc. es familia ABC No hace falta explicar las cosas tan claro a los niños. Nos imitan Entrevista Elsa Punset Filósofa y divulgadora La escritora explica en su última obra, El libro de las pequeñas revoluciones cómo practicar algunas rutinas para mejorar en familia CARLOTA FOMINAYA MADRID A Elsa Punset le gustaría poder garantizar a su familia ternura, ilusión, creatividad y esperanza. Siempre Pero no puede: Solo puedo ayudarles a reconocer todo lo bueno que se cruza en sus caminos, que sepan agradecerlo y disfrutarlo, que aprendan y fabriquen cosas útiles y bellas. Puedo tratarles como si fuesen ya lo mejor que son capaces de ser ¿Cómo? Mediante una serie de rutinas que la filósofa comparte en su última propuesta editorial, El libro de las 250 pequeñas revoluciones La familia necesita rituales, códigos comunes que generan complicidad y simpatía, una unión frente al mundo que da fuerza y seguridad. Los rituales unen y producen bienestar recuerda. -Decía usted que, desde que nacemos, nos deberían enseñar a entrenar el cerebro en positivo. ¿Es posible fomentarlo en casa? -Todas las familias emocionalmente inteligentes organizan reuniones familiares, ya sean formales o informales, donde compartir opiniones. Básicamente, de lo que se trata es de abrir los cauces de comunicación. Los humanos tenemos a veces una verdadera dificultad a la hora de prevenir o de hablar de los problemas hasta que son demasiado grandes. El thing es una especie de asamblea, donde se trata Gestión emocional en la familia -Una de las rutinas en las que usted se detiene en su obra habla de la importancia de saber decir no y de lo tarde que se aprende. ¿Cómo podríamos enseñar esto a los niños? ¿Cómo aprenden la gestión emocional los niños? Por imitación. No hace falta que expliques las cosas tan claro. No les enseñes a decir que no. Que ellos vean que su madre o su padre saben decir que no Y que lo hacen con asertividad, no con agresividad. Que vean que su madre, por ejemplo, cuida de sí misma. Si tú no te cuidas, ellos no se van a saber cuidar. Da igual lo que les digas, es lo que hagas. Eres su modelo, y este mensaje sí que es básico. Punset recomienda hacer asambleas familiares para debatir practicar más. Después exponemos aquello que creemos mejorable. Con este tipo de acciones le das al niño la sensación también de que las cosas están en sus manos. -En esta misma línea propone otra rutina exprés llamada el bote de la felicidad ¿De qué se trata? -La idea es tener en casa un gran bote, transparente, en el que cada noche todos los miembros metan una nota con lo bueno que les ha pasado a lo largo del día. Hay que escribir todos esos momentitos que habitualmente dejamos pasar, porque el tiempo que se tarda en escribir el mensaje es el que permite al cerebro fijarlo en la memoria. Si no, lo olvidaremos. -También aconseja no pedir a los hijos que nos ayuden. ¿Por qué? -Porque suena más bien a hacer un favor una tarea poco agradable y menos relevante. Mejor pídele que sea tu ERNESTO AGUDO de acostumbrar a los niños desde que son pequeños a contar las cosas que les preocupan para buscar soluciones en grupo. En mi familia lo practicamos mucho. Hablamos de una cosa buena y de otra mala La buena supone una celebración: siempre hay algo que celebrar, y es algo que a las familias se nos olvida y que deberíamos ayudante, se sentirá más responsable y más orgulloso. -Otra recomendación que ofrece a los padres para mejorar la comunicación con sus hijos es hacer preguntas abiertas a los niños. ¿Cuánto tiempo dedicas a hablar con tus hijos? ¿A conocerles? Comunicarse bien con los demás tiene al menos dos claves: primero, saber escuchar a la otra persona; y segundo, saber hacerle preguntas abiertas, que inviten a nuestros hijos a explayarse, y que son la puerta a una conversación. En lugar de preguntar qué compañero le cae mal de clase, puedes decir: Si una nave de alienígenas llegara a tu clase y se llevara a alguien, ¿a quién querrías que fuera? ¿Y por qué? Cuando tus hijos vean que valoras sus palabras, se sentirán bien consigo mismos. Además aprenderán a escuchar, a preguntar y a interesarse por los demás.