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ABC MADRID 17-04-2016 página 59
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ABC MADRID 17-04-2016 página 59

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC DOMINGO, 17 DE ABRIL DE 2016 abc. es economia ECONOMÍA 59 1993- 1995 1997- 2000 2002 2000- 2016 MARZO 2016 El Banco de España interviene Banesto El regulador interviene la entidad. La Fiscalía se querella contra los administradores. La Audiencia se ocupa del caso. Primera condena y salto a la política Afronta su primera condena de seis años (luego rebajada a cuatro) salta a la política y concurre a las elecciones de 2000 con el CDS. El Supremo condena a Conde a veinte años Segunda condena, ratificada por el Tribunal Supremo que la elevó a veinte años de los que el banquero cumplió cuatro. Multiplica su actividad pública Protege su patrimonio con fiduciarios y otros procedimientos en España y varios paraísos fiscales. Intensa vida pública. Detención y de vuelta a la prisión Detención de Conde y sus hijos. La policía investiga sus domicilios en busca de pruebas de blanqueo y evasión... Vuelve a prisión. La Guardia Civil traslada a Conde tras su detención ÁNGEL DE ANTONIO Y si el exbanquero no hubiera llegado Que Mario Conde es un personaje crítico de la reciente historia de España caben pocas dudas. Desde que la audaz operación de venta de Antibióticos S. A. (diciembre de 1984) le proporciona una base de liquidez, del orden de 20.000 millones de pesetas de la época, para desafíos más audaces, Conde irrumpe en la vida política y empresarial con estrépito. Sin su intervención la OPA del Banco de Bilbao sobre Banesto (el banco más rico en activos de España, pero anquilosado y agónico en su gestión) pudo haber resultado exitosa y la trayectoria del sector bancario español hubiera sido distinta. Es incierto y aventurado construir. La fusión Bilbao Banesto tenía sentido estratégico y practico, y pudo haber sido el punto de partido de un proceso de consolidación del sector mucho menos costoso y complejo que el EFE que llegó luego. Sin las mañas de Mario Conde utilizando procedimientos irregulares, incluidos los servicios de inteligencia, algunas de las páginas recientes más reprobables de la historia de España se pudieron haber evitado. Las visitas, las influencias y las intrigas de Conde en el Palacio de la Zarzuela, en La Moncloa, en el Banco de España, en la judicatura y la fiscalía, en la Policía... fueron dañinas para todos, aunque también provechosas para algunos. Se puede sostener que Mario Conde sirvió para aflorar malas prácticas, abusos y excesos del Estado, pero también que los alentó hasta la náusea. Si el exbanquero no hubiera llegado, una hipótesis imposible de demostrar ahora porque pertenece al mundo de lo imposible o demostrable, seguramente España hoy sería mejor. paces de seducir a demasiadas personas e instituciones en un Estado débil y lábil, aunque con fortaleza interior suficiente para, finalmente, hacer pagar a ambos por sus excesos. Mario Conde fue tan creador de valor en sus audaces operaciones, como destructor a renglón seguido. Y con su rotunda caída tras la condena, ratificada e incrementada por el Tribunal Supremo a veinte años de prisión, ha seguido el guión destructivo anterior incorporando al desastre a sus hijos. La tesis de Conde, expuesta por es- crito y de palabra hasta la saciedad, sostiene que es una víctima del sistema de lo que ahora algunos llaman casta que él en realidad es la sociedad civil, el ciudadano medio atropellado por los poderosos. Nada más falso, los poderosos, del Rey abajo protegieron a Conde en unos casos por temor y en otros por el interés, porque sacaron algo. La realidad es que son una panoplia de funcionarios del Estado en el Banco de España, en los juzgados, en ala policía, gente con apellidos Pérez, García, Fernandez... Los que comple- taron los expedientes que concluyeron con la intervención de Banesto y con el procesamiento y la condena de Conde, y ahora con la investigación de los manejos con dinero oculto. Mario Conde era el más listo de su promoción, el más brillante de la oposición (a la altura de Angel Herrera, el cardenal, y José Larraz, el más brillante ministro de Hacienda de Franco) el más audaz de los empresarios de la compra- venta, capaz de armar las operaciones más brillantes, pero que concluyen en desastres sin pa- liativos. Mucho talento desperdiciado. Su pasión última estaba en la política, en disponer de poder, pero cuantas veces se aproximó los electores percibieron que era una opción catastrófica y no le dieron opción a más destrozos, en eso Ruiz Mateos fue más astuto. Ahora a Conde solo le queda intentar preservar lo que pueda de una fortuna escondida de procedencia dudosa. Es cierto que fue muy rico, pero también que perdió, por su mala cabeza, y malgastó, más de lo que acumuló legítimamente.

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