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ABC MADRID 07-04-2016 página 30
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  • EdiciónABC, MADRID
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30 INTERNACIONAL JUEVES, 7 DE ABRIL DE 2016 abc. es internacional ABC ¿Apoya o no el acuerdo de asociación entre la UE y Ucrania? Una amplia mayoría del 64 se pronunciaron en contra del acuerdo con Ucrania 64 %36 SÍ NO Solo un 36 de los electores apoyaron el acuerdo El primer ministro de Holanda, Mark Rutte, vota ayer en el referéndum sobre el acuerdo de la UE con Ucrania REUTERS La baja participación cuestiona la consulta euroescéptica de Holanda El referéndum pregunta sobre el acuerdo con Ucrania para debilitar a la UE ENRIQUE SERBETO CORRESPONSAL EN BRUSELAS en 2013. Es cierto que se trata de un referéndum consultivo y que el Gobierno no estaba obligado a cumplirlo, pero el primer ministro, Mark Rutte que para colmo ejerce la presidencia rotatoria de la UE este semestre hubiera tenido que afrontar una situación extremadamente difícil. Un primer paso Pese a todo, los euroescépticos se han tomado esta consulta como un primer paso para plantear en un futuro una pregunta explícita sobre la permanencia o no de Holanda (uno de los miembros fundadores) en la UE. Los electores holandeses ya se pronunciaron en su día contra el proyecto de Tratado Constitucional, aunque entonces lo hicieron después de que los franceses lo hubieran rechazado. El líder populista Geert Wilders ya ha dicho que este referéndum es el comienzo de una nueva era, porque no son ni Bruselas ni La Haya los que toman las decisiones, sino el pueblo holandés Se planteó como un ejercicio de profundización democrática y de participación ciudadana, como una consulta más o menos inocua sobre una decisión de política exterior, y ha terminado siendo un experimento perverso en el que una minoría puede usar las urnas para causar un terremoto político cuyas consecuencias podrían afectar a millones de personas que no sabían siquiera que los holandeses estaban votando. La consulta celebrada ayer en Holanda es una utilización torticera de un mecanismo ingenuo de participación ciudadana. Y aunque la pregunta era sobre la ratificación del acuerdo de asociación entre la UE y Ucrania, los promotores lo han convertido en un referéndum sobre la propia Unión. Según las encuestas a pie de urna, los partidarios del no al acuerdo habrían ganado el referéndum con una ventaja indiscutible del 64 frente a un raquítico apoyo del 36 Pero la participación se habría quedado en un 32 con un margen de error del 3 lo que podría invalidar la consulta si no se alcanza el nivel mínimo del 30 Los grupos euroescépticos habían celebrado la organización de la consulta como si fuera un anticipo del referéndum británico. De hecho, hasta los partidarios de la salida del Reino Unido como el nacional- populista británico Nigel Farage, han hecho campaña a través de los medios. En Holanda se utilizó un mecanismo novedoso que permite convocar una consulta por iniciativa popular con un número escaso de firmas, sin importar el asunto del que se trate. Ratificación pendiente Los votantes tenían que pronunciarse sobre una parte del Tratado de Asociación que la Unión Europea ha firmado con Ucrania, que representa la voluntad estratégica de los Veintiocho de vincular el futuro de aquel país con Europa, en contra de la voluntad hegemónica de Rusia. Holanda es el único país que aún no ha completado esa ratificación, pero sin su visto bueno el tratado no puede entrar en vigor y lo que han decidido los gobiernos y parlamentos de los demás 27 países no tendría validez. ¿Acaso los votantes que dieron su no al tratado estaban tratando de contentar a Vladímir Putin? El autócrata del Kremlin seguramente ha seguido con regocijo este proceso jaleado por los euroescépticos y llevado a cabo en nombre de cierto concepto de la democracia. Para Ucrania, este acuerdo es el que el presidente prorruso Viktor Yanukovich se negó a firmar por presiones de Moscú, lo que provocó la sublevación proeuropea del Maidan Fotogalería del referéndum euroescéptico en Holanda LA CRISIS DE LA INMIGRACIÓN Bruselas presenta su plan para reformar el derecho de asilo E. SERBETO BRUSELAS La Comisión Europea propuso ayer una reforma de toda la legislación comunitaria sobre asilo e inmigración como una tímida respuesta a la tremenda crisis política en la que se ha sumido la UE con la llegada desordenada de más de un millón de inmigrantes. Como es habitual, la comunicación presentada ayer ha provocado un gran debate entre los países miembros, sobre todo por la propuesta de transferir a una autoridad europea el criterio sobre la concesión del estatuto de refugiado y su distribución obligatoria entre los países miembros. No todos están de acuerdo en reformar el Tratado de Dublín, que rige actualmente y que atribuye al primer país al que llegan los inmigrantes la tarea de conceder o no el asilo a quienes lo solicitan. Italia, que se teme que el cierre del tránsito desde Turquía traslade el flujo de inmigrantes hacia sus costas, presiona para que se cambie el criterio de Dublín, que es lo que ha dejado a Grecia sola ante la avalancha de refugiados que huyen de la guerra de Siria. Alemania, sin embargo, quiere que se mantenga esa responsabilidad de cada país, pero superponiendo ese mecanismo permanente de redistribución que prevé la Comisión y que ya se ha aprobado para esta crisis, aunque a juzgar por sus resultados, no con mucho éxito. La República Checa y Eslovaquia ya han dicho que no aceptarán en ningún caso la propuesta si incluye aceptar una cuota obligatoria del reparto de inmigrantes.

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