ABC MADRID 02-04-2016 página 12

12 OPINIÓN VIDAS EJEMPLARES PUEBLA SÁBADO, 2 DE ABRIL DE 2016 abc. es opinion ABC LUIS VENTOSO VACAS Y PAJARITOS Las cuentas ya se han desmandado, ¿qué pasaría con Pedro y Pablo? A vaca ya no da leche para todo. Tras la Segunda Guerra Mundial, los países europeos occidentales más punteros comenzaron a inflar el colchón de sus estados del bienestar. Buena y sensible idea de los socialdemócratas, que contó con la luz verde y los dólares de Estados Unidos, pues entendieron que la protección social podía suponer un antídoto eficaz contra la propagación del comunismo, que ya amenazaba a Italia. En España se completó más tarde y constituyó la gran aportación de Felipe (luego inventaría el paro del 23 y la corrupción galopante) Hoy la idea del Estado del bienestar es aceptada por los conservadores, que también la han hecho suya. La diferencia radica en lo práctico. La derecha cree que si no se vigilan las cuentas el sistema se tornará inviable, quebrará, por lo que controlan más el gasto y suelen restringir la creación de nuevos derechos. La socialdemocracia, sin discurso económico alternativo, se ha quedado con la ampliación de las subvenciones y los servicios públicos como su única bandera. Apuestan por una generosidad expansiva, tan bondadosa como insostenible. El resultado final es que, tras bramar contra el pérfido austericidio de la derechona, los socialistas que llegan al poder acaban topándose con la testarudez de las cifras y asumen ajustes similares a los del centro- derecha (le ocurrió al Zapatero final, le está pasando a Hollande y les sucede hasta a los radicales de Syriza, que ya han recortado las pensiones) Volvamos a la vaca. El rozagante animal europeo de los sesenta, setenta y ochenta ha enflaquecido. Su leche ya no da para todos los cuencos que hemos añadido a la mesa. La crisis trajo años de recesión y estancamiento, y, salvo excepciones como la española actual, los crecimientos en la UE son anémicos, lo cual merma los ingresos para costear los inmensos gastos sociales asumidos. Además, hay una sencilla razón que engrosa la carga del Estado del bienestar: tenemos menos hijos y vivimos más. Sociedades muy envejecidas, donde se desmanda la factura en pensiones y sanidad (cuando llegó González en 1982, los españoles vivíamos 6,8 años menos que ahora) Epílogo: no salen las cuentas. El año pasado, gobernando un PP tachado de austericida por intentar controlar el desmadre, España se gastó 55.000 millones más de lo que ingresó. Doparse a golpe de déficit no resulta inocuo: pérdida de prestigio exterior, financiación más cara y, en último extremo, quiebra y Troika (anteayer mismo paseábamos por ese abismo y ya estamos de parranda) Si los números no les han salido a Mariano, Windows y Montoro, los supertacañones austericidas, ¿qué pasaría gobernando el Trío La, La, La? Albert y Pedro proponen 7.000 millones más de gasto social. Además, el gran Sánchez quiere abolir la enmienda constitucional que fijó un techo de gasto (rapto de lucidez de Zapatero) Pablo hablaba de disparar el gasto social en 90.000 millones, pero ahora parece que lo dejará en 60.000 (esa alegre horquilla de 30.000 millones da idea de su pericia contable) Como solución, Pedro Pablo exigirán a la UE que afloje con el déficit. Lo que viene a ser como si yo les pido a AC DC que me toquen La Misa en Si menor de Bach. Pajaritos. L HORIZONTE RAMÓN PÉREZ- MAURA EL INSPECTOR FISCAL A LA CAZA DEL MUERTO La tarea de Raoul Wallenberg en Budapest se asemejaba mucho a la que hizo allí el diplomático español Ángel Sanz- Briz H AY hechos que caricaturizan la realidad de forma inverosímil. Raoul Wallenberg es uno de los grandes héroes de la Segunda Guerra Mundial y como tal ha sido reconocido por muchos países. Entre otros por Israel, que lo declaró Justo entre las Naciones. Wallenberg era un diplomático sueco que durante aquella contienda hizo en Budapest una tarea ímproba para salvar la vida de miles de judíos a los que otorgaba pasaportes suecos para que pudieran huir de los nazis y del régimen del almirante Horthy, que en la fase final de la guerra estaba en manos de los más radicales y próximos al nazismo. La tarea de Wallenberg se asemejaba mucho a la que hizo allí el diplomático español Ángel SanzBriz y todo parece indicar que salvó a más personas que nuestro compatriota. Pero eso ahora no es lo relevante. El 17 de enero de 1945, con Budapest asediado por las tropas soviéticas, Wallenberg fue llamado al cuartel del marsical Rodion Malinovsky en Debrecen y fue detenido, acusado de espionaje. Nunca más se supo con certeza de este héroe. En 1957 los soviéticos hicieron público un documento en el que se sostenía que había muerto, víctima de un infarto, en el año 1947. Pero hubo varios testimonios de prisioneros del gulag soviético que asegu- raban haberlo visto después de esa fecha y haber hablado con él. La caída del régimen soviético tampoco ayudó a clarificar nada. Todo lo más, que en enero de 1945 la orden de detención de Wallenberg fue dada por el vicecomisario de Defensa Nikolai Bulganin, que con méritos como este llegaría a ser primer ministro de la Unión Soviética. Pero Suecia nunca ha aceptado oficialmente la muerte de Wallenberg por falta de pruebas concluyentes. Como a estas alturas él tendría 104 años y es evidente que, aunque no se sepa cuándo o cómo murió, lo que es seguro es que no está vivo, Suecia ha decidido poner en marcha el proceso para declararle oficialmente difunto. Quizá leyesen ustedes el pasado miércoles en esta páginas el excelente artículo del embajador Javier JiménezUgarte sobre El modelo sueco de Estado del bienestar Allí se desmitificaba con muy sólidos argumentos la imagen idílica que tienen algunos en España de ese sistema que se presenta con frecuencia como paradigma de igualdad y equilibrio. Y quizá sea en realidad paradigma de alguna otra cosa, como ahora pone de manifiesto la muerte de Wallenberg. ¿A quién corresponde en Suecia declarar la muerte de Wallenberg? Uno podría pensar que a un juez. O tal vez al Ministerio del Interior. O podría ser el de Sanidad. Pues no. En Suecia de eso se ocupa la Agencia Sueca de Impuestos Desde luego, el modelo sueco no puede ser más transparente: eres o dejas de ser en función de que pagues impuestos. Y si un tipo como Wallenberg viene de una de las grandes fortunas suecas de todos los tiempos, como es el caso de su familia, la agencia se cuidará muy mucho de asegurarse de que su muerte es cierta, no vaya a ser que esté intentando evadir el pago de tributos desde hace más de setenta años. Pero hasta los más entusiastas defensores del modelo sueco tendrán que reconocer que su eficacia es francamente mejorable. Porque, a estas alturas de la película, la Agencia Sueca de Impuestos ha advertido que necesita seis meses para tomar la decisión. A lo mejor todavía quieren enviar unos inspectores de Hacienda a ver si Wallenberg está escondido en el sótano de su casa...