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ABC MADRID 06-03-2016 página 86
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  • EdiciónABC, MADRID
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86 TOROS DOMINGO, 6 DE MARZO DE 2016 abc. es cultura toros ABC La verdad imperfecta de López Simón Vence y sale a hombros en el duelo con Roca Rey, que cortó una oreja LA MAGDALENA PLAZA DE TOROS DE CASTELLÓN Sábado, 5 de marzo de 2016. Quinta de feria. Más de media entrada. Toros de Juan Pedro Domecq, desiguales de presencia, deslucidos, sin fondo ni casta; destacó el 1. ALBERTO LÓPEZ SIMÓN, de azul rey oro. Bajonazo (oreja) En el tercero, estocada desprendida (oreja) En el quinto, estocada baja. Aviso (vuelta al ruedo tras petición y bronca al presidente) Salió a hombros. ANDRÉS ROCA REY, de sangre de toro y oro. Media (saludos tras leve petición) En el cuarto, estocada (oreja) En el sexto, pinchazo y estocada delantera rinconera (ovación de despedida) López Simón da un pase con la muleta en una de sus faenas lo cotizaba al alza con su zurda y más de cinco mil voces enronquecían. Como luego en las distancias cortas y los ochos, o en el cambio de mano. Tan crecido estaba que en un arrebato se desprendió de la ayuda y echó el vestido azul de reminiscencias tomistas por la arena. Rugía la plaza mientras se desplantaba a cuerpo limpio. Se presentía el doble premio, pero cuando empuñó el arma enterró un bajonazo y todo quedó en una oreja. No se puede rematar así una obra de tanta verdad, que hasta en la hora final fue imperfecta. Tras ese primer asalto que habría dejado noqueado a cualquier rival, Roca no se amilanó y arreó. Variado con el capote, se presentó con un encantador EFE ROSARIO PÉREZ CASTELLÓN ambores de guerra en la línea de fuego. Sobraba la palabra. Faltaba la banda sonora de un western. Se anunciaba el gran duelo al amanecer de la temporada: Alberto López Simón (Madrid, 1990) líder de la revolución juvenil, y Andrés Roca Rey (Lima, 1996) frente a frente. López Simón fue el más rápido en poner el dedo en el gatillo, aunque precisamente luego el disparo final fuese su gran borrón. Insuperable de emociones se antojó la primera faena al mejor juampedro, que en los tiempos previos capoteros no había recibido el mejor de los tratos. Pero con la muleta no se podía torear con más verdad, que siempre es imperfecta, como imperfecta fue la obra. Ahí residía el misterio, la grandeza de lo que no necesita de libros y técnica para entenderse. El lenguaje de la pureza habló ya en el prólogo. No cabía el aire entre toro y torero. Cómo serían las sensaciones que a la segunda tanda ya se pedía la música. Y mientras arrancaban los sones de Manolete el joven de Barajas se descalzó. No solo se despojó de las zapatillas, desnudó el alma al completo, especialmente a izquierdas, su mano mágica, la mano de los billetes, con naturales de autenticidad soberana que hacían honor al protagonista del pasodoble. Entre uno y otro aparecían detalles de José Tomás, de Talavante... Y el yo más íntimo de Simón. Era él quien toreaba, quien se abandonaba a su destino. Llegaron los semicirculares invertidos, el pase de pecho rodilla en tierra. Los parones sin inmutarse. Y una colocación que no se ve todos los días. El due- T Feria de Olivenza Alejandro Talavante, de la angustia al triunfo ABC OLIVENZA Alejandro Talavante fue el protagonista de la tercera de abono de la Feria de Olivenza, y su primera corrida de toros en ella. El pacense, que sufrió una angustiosa cogida en su faena al tercer toro, arrancó tres orejas (dos a su primero y una al sexto de la tarde) en una corrida en la que reapareció Miguel Ángel Perera. La terna la completaba Diego Urdiales, nuevo en esta plaza. Se lidiaron toros de Garcigrande. saludo por tijerillas y principió por es- ron cuando echó las dos rodillas por tietatuarios a un toro que no tenía preci- rra en el platillo y continuaron cuando samente la cara más guapa del munjugó la muñeca al natural en el sitio do. Todo lo hizo con apabullanpreciso, el sitio que traspasa rate seguridad y, puesto que zones y sentidos. Después se López Simón Nisperito no valía un alalió más bullicioso en trenfue el más mar como casi todo el deszas con los muslos ofrecirápido en poner el lucido conjunto de Juan Pedos. Una nueva oreja le dedo en el gatillo, dro Domecq se pegó un abría la puerta grande. aunque el disparo señor arrimón. Tanta fue No quería ser el perdefinal fuese su su facilidad que aquello no dor del duelo el peruano y gran borrón acabó de trascender. exhibió su valor en el cuarTodo lo contrario le ocurrió to, al que aguantó en una larga a Simón, cuyo fondo y maneras le hicambiada y en el ceñido quite por cieron conectar rápido con los tendi- Chicuelo. Cuando se echó el capote a la dos. Así sucedió en el tercero, que no espalda en las saltilleras, la grada estaconvidaba a nada, sin una gota de cas- lló: si se jugase así las espinillas la deta ni bravura. Las esperanzas desperta- fensa de Zinedine Zidane otro gallo cantaría en el Bernabéu. El que cantó fue Roca en los vibrantes pendulares, hilvanados a un molinete y uno de pecho apretadísimo. Como brutales fueron las manoletinas, tanto que se llevó un volteretón. Espadazo y oreja. Simón dejó unas verónicas con su aquel en el quinto, que apenas se sostenía. En las distancias cercanas tiró de un repertorio sincero pero más efectisTalavante se jugó la vida con su ta. Otra vez el acero se cayó y el premio primer toro, que puso la faena cuesse redujo a una vuelta al ruedo. ta arriba y que nunca descolgó ni Un clásico lance genuflexo dio la bienhumilló, informa Mundotoro. El sexvenida al sexto, otro juampedro más to se rajó cuando vio que le ganaban simple que una lechuga iceberg. Roca la partida, pero la faena ya estaba Rey comenzó de hinojos y engarzó hashecha. Perera arrancó una oreja al ta siete muletazos con enorme mérito. segundo de la tarde con una imporSe adentró en terrenos pereristas y castante actuación y obtuvo una ovatellistas con una entrega indiscutible y ción con la faena al quinto. Urdiaun valor descomunal, pero fue imposiles también cosechó un trofeo con ble aupar el vuelo. el primero de la tarde y escuchó una Roca fue despedido entre ovaciones ovación tras pinchar al cuarto. mientras Simón, a hombros, se coronaba rey en el primer asalto. Era el triunfo de la verdad imperfecta.

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