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ABC MADRID 01-03-2016 página 3
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ABC MADRID 01-03-2016 página 3

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ABC MARTES, 1 DE MARZO DE 2016 abc. es opinion LA TERCERA 3 F U N DA D O E N 1 9 0 3 P O R D O N T O R C UAT O LU C A D E T E NA GRANDEZA Y MISERIA DE LA TRANSICIÓN POR JOSÉ MARÍA CARRASCAL La Transición no se torció en ningún momento: tenía un defecto de fábrica. Sólo que nosotros, en nuestra euforia por haber hecho el cambio de la dictadura a la democracia sin guantazos, no nos dimos cuenta. El problema era que habíamos olvidado lo más importante: la separación de poderes L drama que viene escenificándose en España desde el 20- D se acerca a su fin. Dejando la escena llena de cadáveres. ¿O no es un drama sino una pantomima, una farsa, una tramoya de cómicos de la legua, en la que los veremos levantarse para saludar al público y despedirse hasta la próxima función? No me extrañaría, pues somos expertos en cadáveres que andan y en vivos que vuelan. Pero pueden estar seguros de que Pedro Sánchez asegurará que su doble intento frustrado de ser investido presidente ha sido un éxito, mientras Albert Rivera busca nuevos socios para la aventura. No sé si les lloverán tomates o aplausos, posiblemente ambas cosas a la vez, pues en España hay gente pa tó, como decía el torero del filósofo, aunque filosofar no se cuente entre nuestras preferencias. Con la cabeza preferimos embestir. Vuelven a soplar vientos de fronda en nuestro país. Los deseos de cambio se palpan por todas partes. Lo que nadie sabe es hacia dónde. No importa. Lo importante es cambiar, mandar al desván cuanto hemos hecho en las últimas décadas para meter nuevo mobiliario. Pagado a crédito, claro. ¡Y mira que iban bien las cosas! La Transición marchaba fetén. Abrazos por todas partes, democracia a chorros. Además, ricos, pero ricos de verdad, en euros, no en pelas, lo había dicho un ministro de Hacienda, socialista por más señas: España es el país donde más fácil es hacerse rico Y, en efecto, lo era. Bastaba meterse en la política o tener un amigo político. Daba gusto. Y, de repente, todo al carajo, la buena vida, la jubilación dorada, el apartamento de la playa, los puestos de trabajo, ¿lo entiende alguien? No, nadie lo entiende, nadie lo explica, nadie se hace responsable, nadie nos lo aclara, aunque toda la mierda que está saliendo, todos los jefazos encausados, todos los millones desaparecidos ayudan a hacerse una idea. Pero no toda. ¿Cuándo se jodió Perú? se preguntaba Vargas Llosa al meterse en mala hora en política. Podríamos hacernos la misma pregunta respecto a nuestra tan loada Transición. ¿En qué momento aquel proyecto maravilloso se torció? Me he hecho la pregunta muchas veces, llegando siempre a la misma conclusión. La Transición no se torció en ningún momento: tenía un defecto de fábrica, como esos Montagscars, coches de lunes, como llaman los alemanes a los que empiezan a fallar nada más salir de la cadena de montaje. Sólo que nosotros, en nuestra euforia por haber hecho el cambio de la dictadura a la democracia sin guantazos, no nos dimos cuenta. El problema era que habíamos olvidado lo más importante de una democracia: la separación de aforamientos que ahora quiere eliminar y terminando por lo que el maestro Campmany llamaba mamandurrias y los ponía por encima de los demás ciudadanos. Desde los viajes gratis, a cobrar una pensión con muchas menos cotizaciones. Salvando las distancias, se formó una nueva clase con todo el poder y privilegios, como en los países comunistas. En fin, que cuando los de Podemos hablan de casta no exageran, aunque, una vez ingresado en ella, no hayan renunciado a sus ventajas. E o más grave de esta toma del Estado por parte de los partidos políticos es que, si el poder corrompe, el poder absoluto corrompe absolutamente. Algo que hizo buenas migas con una de las más nefastas tradiciones españolas: que quien asume el Gobierno adquiere poderes sobre las vidas y haciendas de los ciudadanos. De ahí el drama decimonónico de los cesantes despedidos en cada cambio de Administración, o con el hecho de que, en 1939, el bando vencedor actuó como si España le perteneciese por haber ganado la guerra. Pues bien, desde 1978, los partidos políticos han venido actuando como si España les perteneciera por haber ganado unas elecciones, generales, autonómicas o municipales. El grito de ¡Felipe, colócanos a todos! me ahorra cualquier exNIETO plicación. Pero podía ser también dirigido a cualquiera de sus sucesores en La Moncloa. poderes. Que es tanto como tener torcida la ba- Los partidos se convirtieron en el vehículo más rra de dirección en un coche. rápido y seguro para alcanzar dinero y prestigio Si se estudia con detenimiento la Transición, en la España de la Transición. Nada de extraño junto a notables aciertos e incluso innovaciones que atrajeran a bastantes arribistas que buscaque nadie habría esperado en un pueblo sin ex- ban ambas cosas, no servir a la ciudadanía periencia democrática como el nuestro, nadie como se supone a los políticos. Más, cuando gonegará que una de las pautas de la misma fue ha- zaban de poco menos que inmunidad por sus cer lo contrario de lo que había hecho el régimen privilegios forales y por una Justicia sobrecargade Franco. Y como este había puesto todo su em- da y sin medios para atender a tantos atropellos. peño en erradicar los partidos políticos a los La corrupción ha llegado a hacerse sistémica en que achacaba la mayoría de nuestros males, em- España, recuerden el saqueo de las Cajas de Ahopezando por la tendencia centrífuga a los pa- rro, también ocupadas por la nueva clase sin dres del nuevo ordenamiento constitucional no perdonar a la banca, los sindicatos, las emprese les ocurrió otra cosa que dar a los partidos ta- sas y la Casa Real. les poderes que prácticamente se convertían en Pero este breve repaso de las miserias de la hegemónicos. Con lo que, de entrada, se rompía Transición quedaría incompleto si no advirtieel equilibro de poderes que Montesquieu esta- se de otro de sus aspectos al que apenas se hizo bleció como fundamento de todo sistema demo- caso hasta que llegó la gran crisis de 2008. Hascrático. ¿Que exagero? En modo alguno. Nues- ta entonces, los españoles vivíamos contentos y tros partidos políticos dominan, como es lógico, satisfechos en el país donde con más facilidad el Ejecutivo, que pertenece al que gana las elec- se hacía uno rico Posiblemente, quien más, ciones, con una generosa ley d Hondt que favo- quien menos se las había ingeniado para benerece a los más votados, de forma que les es fácil ficiarse de alguna de esas ventajas a través de su controlar también el Legislativo y, lo más grave partido, de sus parientes o amistades. Y cuando de todo, dándoles atribuciones para nombrar el esas ventajas, grandes o pequeñas, se cortaron Consejo Superior del Poder Judicial, que nom- casi en seco, todo el mundo puso el grito en el bra a su vez a los jueces, aparte de hacer depen- cielo o en el infierno. El resto lo conocen ustedes der la Fiscalía General del Estado del Gobierno como yo. Podría decirse de la Transición que enen curso. Resultado: politización de la Justicia, tre todos la matamos y ella sola se murió situación nada sana para la salud democrática Vamos a ver si con la Segunda que anuncian de un país. también a bombo y platillo tenemos más suerte. Únanle los privilegios de toda índole que se concedieron a los políticos, empezando por los JOSÉ MARÍA CARRASCAL ES PERIODISTA L

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