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ABC MADRID 19-02-2016 página 34
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  • EdiciónABC, MADRID
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34 INTERNACIONAL VIERNES, 19 DE FEBRERO DE 2016 abc. es internacional ABC Regresan dos mil insurgentes desde Turquía Al menos dos mil rebeldes sirios han regresado al país desde Turquía en la última semana para reforzar a los insurgentes que están tratando de frenar el avance de las milicias kurdas sirias, según han informado fuentes rebeldes. Los combatientes rebeldes, con armas y vehículos, han sido escoltados de forma encubierta a través de la frontera por las fuerzas turcas durante varias noches, antes de dirigirse hacia el asediado bastión rebelde de Azaz, según las fuentes. Se nos ha permitido trasladar todo, desde armas ligeras a morteros y misiles y nuestros tanques ha explicado Abu Issa, un comandante del Frente de Levante, el grupo rebelde que opera en el paso fronterizo de Bab al Salam, en declaraciones a Reuters, dando un alias y hablando bajo condición de anonimato. Omar Moadamani con su mujer y dos de sus cuatro hijos, en la escuela en la que viven como desplazados M. AYESTARAN En el interior de Siria hay 6,5 millones de desplazados y cerca de 500.000 personas en dieciocho zonas cercadas Refugiados en su propia patria MIKEL AYESTARAN ENVIADO ESPECIAL A JDEIDET ARTOUZ (SIRIA) N o hace falta pedirlo. Nada más entrar en el pequeño despacho, convertido en hogar para seis personas, la mujer de Ahmad Omar Moadamani saca el hornillo y hierve agua para preparar café. Llevamos cuatro años aquí. Lo que iba a ser una salida temporal se ha convertido en nuestro hogar, ¿qué podemos hacer? No tenemos dinero para alquilar una casa, ni para emigrar a Europa, como han hecho algunos parientes este verano, aquí nos quedamos hasta que se acabe la guerra confiesa este padre de familia de 45 años, que compagina la venta ambulante de fruta con el trabajo de voluntario en las milicias progubernamentales para poder subsistir. Los Moadamani vienen de Daraya y forman parte de los 172 civiles que ocupan un colegio rebautizado como nuevo centro de acogida de Jdeidet Artouz, localidad bajo control del Gobierno sirio situada 15 kilómetros al sur de Damasco que desde finales de 2012 ha visto multiplicada su población por diez hasta alcanzar los 300.000 habitantes. Cada frente militar en Siria abre una crisis humanitaria. El mundo mira hoy a la frontera con Turquía, donde 100.000 personas están atrapadas cerca de la ciudad de Azaz entre la frontera turca y la línea del frente. En el sur ocurre algo similar, con al menos 50.000 personas viviendo a la intemperie tras huir de sus casas y encontrarse cerrado el paso a Jordania, según Naciones Unidas. Aunque desde Europa la cifra que más se repite es la de los 4,5 millones de refugiados de esta guerra, en el interior del país hay 6,5 millones de desplazados y cerca de 500.000 sirios viven en 18 zonas cercadas por el Ejército o la oposición armada. Las organizaciones humanitarias están obligados a trabajar en guerra abierta, por lo que deben coordinar sus movimientos con las dos partes antes de dar el menor paso. ¿La ONU? Lo que tiene que hacer Occidente es dejar de apoyar a los grupos terroristas porque ellos son los que obligan a la gente a huir. Aquí tenemos 15.000 familias registradas y es la misma situación que se repite en otros puntos bajo control del Gobierno que se convierten en refugio para los civiles apunta Mousa Lutfi, responsable de los desplazados que llegan a Jdeidet Artouz. Sin planes de futuro La ayuda a la escuela llega desde Naciones Unidas, la Media Luna Roja Siria y otras organizaciones de caridad. Hablamos de gente sin recursos, la mayoría eran campesinos y no se moverán hasta que sus zonas sean seguras dice Riah Daaz, encargado de la atención a los civiles que viven en el centro. Por si el café en el cuarto de los Moadamani no había resultado suficiente, Atrapados Llevamos cuatro años aquí. Lo que iba a ser una salida temporal se convirtió en nuestro hogar en la primer planta de la escuela preparan té y pellizcan en los mofletes a Asil y Lyen para que sonrían al periodista extranjero. Son los dos últimos bebés en sumarse a la gran familia que forman los 172 desplazados, la mayoría llegados de los lugares más conflictivos del extrarradio de la capital y del campo de refugiados palestinos de Yarmouk. No sabemos cómo están nuestras casas, no hemos vuelto desde que salimos y nadie ha ido a verlas lamenta Asma, joven palestina que no pierde la sonrisa, quien añade: Aunque no vemos salida hoy a esta guerra, creo que es más factible que algún día volvamos a Yarmouk que a las casas que nuestras familias dejaron en Palestina en 1948 Niños y más niños salen por puertas y ventanas. Muchos han nacido aquí y no conocen la Siria anterior a 2011. Solo conocen la guerra. Un ala del edificio permanece como escuela y se han tenido que doblar los turnos para poder atender a todos los matriculados. El campo de baloncesto es el lugar de reunión de los vecinos que aprovechan el clima veraniego en pleno invierno. Viven a la espera de que llegue la noticia de que la guerra ha terminado y puedan volver a sus casas. Aunque esté destrozada, volveremos allí y empezaremos de nuevo sentencia Moadamani mientras se ajusta el cinto en sus pantalones de camuflaje, listo para unirse al resto de voluntarios que se encargan de la seguridad de un barrio que desde hace cuatro años es también el suyo.

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