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ABC MADRID 22-01-2016 página 65
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  • EdiciónABC, MADRID
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ABC VIERNES, 22 DE ENERO DE 2016 abc. es ABCdelOCIO 65 Christian Bale Los Oscar y Wall Street se parecen: ante todo está la recompensa cer ruidos. En mi infancia cambié n el cine, como en el baile o el mucho de residencia, de colegio, y teatro, hay artistas que recla- tuve que acostumbrarme a presenman el arte puro. Christian tarme a otros niños de mi edad. TanBale no da un duro por la fama, pero to cambio me suponía un gran eslo arriesga todo por una gran inter- fuerzo emocional, por lo que me inpretación. Su nuevo filme es La venté un personaje. Ese papel fue el gran apuesta dirigido por Adam primero que interpreté en mi vida y McKay, sobre la crisis que padeció el que me ayudó a convertirme en acla economía mundial en 2008. Una tor Este galés de 42 años está conhistoria sobre la miopía general de siderado como uno de los mejores de banqueros e inversores vaticinada su generación por su capacidad para por un pequeño grupo de financie- desaparecer en sus interpretaciones. ros. Bale interpreta a uno de ellos, Me gusta colaborar con los directoMichael Burry, el mánager de la fir- res en el proceso creativo y crear perma Scion Capital que envidó con- sonajes que existen en la realidad, de tra las hipotecas y terminó ganan- ese modo uno no puede ser acusado do. Michael no es un héroe, él se- de robar una escena o de tener muría el primero en decirte esto, cho ego a la hora de crear los manieaunque en la cultura de Wall Street rismos del personaje Nominado al los que dicen la verdad sean héroes. Oscar por su papel en La gran apuesLa confusión que muestra la pelí- ta Bale admite que el deseo de gacula es, en parte, pornar una estatuilla pueque la raíz del problede ser comparado a la ma financiero está discodicia de Wall Street. t o r s i o n a d a Exactamente igual. Es Personalmente creo la motivación equivoque Michael es un incada. Es buscar la reversor ético y prueba compensa antes que el de ello es que llamó a proceso y por eso Mike El conflicto mucha gente tratanBurry es distinto a Hay confusión otros inversores de do de prevenir la torporque la raíz Wall Street. Genuinamenta. Pero nadie le hizo caso del problema mente ama lo que hace, Reconocido por sus una obsesión, financiero está tieneconseguir unapreextremas transformafiere forciones, Bale reconoce distorsionada tuna para sus clientes que, igual que Burry, es antes que para él Caun hombre solitario. Soy sado con la exasistente de de esos actores que se Winona Ryder, Sibi Blazic, sienten mejor con niños Bale confiesa que es ella y animales antes que quien hace las inversiones con adultos. Digamos en su familia. Le doy todo que en el momento que mi dinero a mi mujer, que otro actor cruza la pueres quien sabe administrarta me desanimo porque lo. Ttiene una carrera en me veo obligado a manteeconomía y es ner una conversación buena en todo inteligente en lo que yo soy lugar de hamalo MARÍA ESTÉVEZ POR OTI RODRÍGUEZ MARCHANTE E Jerga económica y ritmo de película de atracos L A GRAN APUESTA Dirección: Adam McKay. Con: Christian Bale, Steve Carell, Ryan Gosling, Brad Pitt OTI RODRÍGUEZ MARCHANTE T El director Adam McKay basó La gran apuesta en un libro de Michael Lewis que describía la loca codicia de los banqueros de Wall Street tos al dinero sin importarles nada más. Cuanto más tenían más querían. Lewis decidió que les interesaba más los que estaban en el otro lado de la moneda: Mientras los chicos estúpidos seguían en la vorágine de autodestrucción me fijé en algunos tipos excéntricos de la periferia, unos inadaptados que se habían dado cuenta de lo corrupto que estaba todo y de que la farsa iba a reventar, por lo que decidieron ir contra los bancos y hundirlos un puñetazo en el estómago. Me dio asco destapar la realidad y me aterroriza pensar que puede volver a ocurrir en cualquier momento El actor interpreta a Mark Baum, el director de un fondo de inversión que apuesta contra las hipotecas durante la crisis. Debo confesar que me siento defraudado por el sistema, nadie pagó las consecuencias de aquel engaño masivo Abrumado por el contenido, Carell no dudó en participar en un elenco coral para contribuir con su in- terpretación a iluminar un problema que sigue latente. Entiendo que simplemente hemos hecho una película para entretener, pero en un escenario ideal podemos provocar una conversación y evitar, en cierta medida, que vuelva a suceder Steve añade con 25 años pedí mi primer préstamo para comprar una casa y necesité el aval de mis padres, desde entonces soy consciente de la inestabilidad que rodea a mi profesión porque ningún banco quería prestarme el dinero ras años de mirar el fondillo de la cartera con la frente perlada por el agobio, el que más y el que menos ya sabe qué es una hipoteca subprime, una emisión de CDO, una agencia de ráting y una pandilla de aprovechados sin escrúpulos. Además de la propia cartera, el cine ha ayudado a comprender, si no los entresijos de la trama, sí al menos algunas claves y la tragedia de sus consecuencias en películas como Inside Job Margin Call o El lobo de Wall Street y en ese territorio entre la verdad de la crisis y la ficción al reflejarla en un espejo cóncavo es donde el director Adam McKay nos describe con ritmo frenético los años previos a la gran costalada mediante el retrato de unos cuantos personajes que previeron el colapso de los grandes Bancos que escondían montones de basura y se tomaron su tiempo y nuestro dinero para empaquetársela lujosamente al ávido o desarmado personal y que se organizaron para enriquecerse con los restos del naufragio. Hay una posición moral clara en la película: casi todos son desaprensivos, incluidos los héroes de ella, los que apostaron su fortuna a favor de la quiebra global (tal vez las dudas del personaje de Steve Carell o la filosofía del que interpreta Brad Pitt tienen algún brochazo de ética) pero las motivaciones generales tienden a la falta de escrúpulos. Y hay una posición narrativa también clara: no se escabulle de la complejidad económica de la trama, y recurre a la jerga de términos y conceptos de ese mundo selvático, lo cual produce una ansiedad añadida en el espectador, un poco a la defensiva como si le hablara su asesor fiscal o su farmacéutico; pero McKay tiene el acierto de combinar explicación con ironía y sentido del humor mediante las apariciones, sin venir a cuento, de rostros famosos para aclarar mirando a cámara las entretelas del asunto. Grandes nombres de Hollywood se reparten el peso protagonista, y todos ellos (y los demás) consiguen que no te aburras y que se entienda al menos la letra gorda del mensaje, lo cual ya es un milagro.

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