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ABC MADRID 17-01-2016 página 68
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  • EdiciónABC, MADRID
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68 CULTURA DOMINGO, 17 DE ENERO DE 2016 abc. es cultura ABC La escritura total critor como Cela que, teniendo voluntad de ruptura, quiso sin embargo alimentarse siempre en los manantiales de la tradición, cuyas aguas supo purificar y también enturbiar un poco (porque a Cela le gustaba pisar todos los charcos y chapotear en todos los manantiales) para adentrarse en las honduras más trágicas y conmovedoras del alma humana. Cela es a un tiempo tierno y cruel, lírico y bronco, áspero como una alimaña hambrienta y suave como un pájaro aterido. Es un heredero de la tragedia clásica, capaz de sumergirnos en las simas de la angustia y del dolor; y también un heredero de la picaresca española. Junto al escritor que invoca con su escritura cadenciosa y alucinada los atavismos más horrendos, encontramos al escritor compasivo de las úlceras y tormentos que padecen sus criaturas. Toda la escritura total de Cela se resume en esta tensión entre piedad y crueldad, lo que la hace embriagadora como la propia vida. Porque en el torrente de su prosa hallamos siempre la tumultuosa, feroz, delicada vida. JUAN MANUEL DE PRADA Cela, ayudado a vestirse el día de su ingreso en la RAE, en 1957 ABC lo que un escritor cuenta de sí mismo? teratura magnífica y con un testimo- Él tiene claro que, en el caso de Cela, no nio antropológico de una España ya de- lo es, porque los escritores hacen litesaparecida, a la que solamente se pue- ratura incluso cuando están escribiende volver ya de esa manera apunta su do una autobiografía basta con leer hijo. La rosa o Memorias, Además de reivindientendimientos y vocar al Cela escritor y celuntades lebrar al vagabundo, a A medida que van lo largo de este año a pasando los años, en el Cela Conde le gustaría hijo de Cela van pesan llegar a ese Cela más do más los momendesconocido, a ese al tos primeros, en los que difícilmente nadie que yo era un niño en ha podido llegar, poruna familia de locos que él construía una y va perdiendo peso maravillosa coraza delo que arma más barutrás de la cual se mello Cada vez más me tía Para ello, hay en interesa el Cela que marcha diferentes proestá empezando, y no yectos, como la celeel que termina. Entienbración de una gran do que el Nobel es imexposición en la Biblioportantísimo, pero, al teca Nacional de Espafin y al cabo, es la soluña (entre junio y octución de la ecuación, bre) el rodaje de un dopero lo que importan Palabras de su hijo son los algoritmos que cumental con los recuerdos de sus ami- Cada vez me importa vienen antes. En realigos más cercanos o la más el Cela que está dad, el Nobel no es más publicación de un libro empezando y no el que que un a posteriori; con que se nutre de la co- termina, el del Nobel el Nobel o sin él, la lirrespondencia que Cela teratura de mi padre y Rosario Conde se cruhabría sido la misma zaron durante toda su vida. Una vez remata Cela Conde. que murieron mis padres, buceando En sus palabras se advierte el matiz por los papeles que mi madre me dejó, de la reconciliación, para la que siemme he encontrado cerca de mil cartas pre hay tiempo, aun cuando la vida ya que dan una imagen verdaderamente está agotada. sorprendente Cela Conde confiesa que, más que respuestas al porqué de tantas y tantas paradojas y contradicciones de su padre, lo que ha encontrado es una pre- Galería de fotos de Camilo José gunta fundamental: ¿es posible creer Cela por su centenario ela disfrutó en vida de la gloria; ahora parece estar pasando ese purgatorio que los escritores grandes padecen tras su muerte. Para mí Cela representa la escritura total, la escritura en acto, la escritura insomne, indeclinable y pugnaz. Cela era escritor, desde luego, en cuanto escribía; pero también en cuanto hacía y decía: cuando miraba a una mujer (y no se recataba de hacerlo con fruición, cuando la mujer le gustaba) cuando ironizaba de la necedad contemporánea (e ironizaba mucho) cuando se enardecía y enojaba (y entonces era un escritor tonante y aureolado de un furor bíblico) En estos días ando leyendo el suculento volumen La forja de un escritor (1943- 1952) editado por la Fundación Banco Santander al cuidado de Adolfo Sotelo Vázquez, en el que se incluyen una gavilla de colaboraciones periodísticas del Cela primero. Leyendo estas virutas de su taller literario uno comprende el formidable genio literario de un es- C JUAN MANUEL DE PRADA ES ESCRITOR Y COLUMNISTA DE ABC El correr de los relojes escritores más radicales de todo el siglo XX. Después de La familia de Pascual Duarte y de La colmena que ya exploraron maneras novedosas en nuestra narrativa, se internó en una suerte de voz histérica y colectiva que no abandonó hasta sus últimos libros, una voz genial sin otro protagonista que el pueblo español, las señoras y los señores, los muchachuelos y las zagalas, que normalmente localizaba en la habitación de las fregonas o en un burdel, tan enternecedoramente humanos. Tanto la voracidad verbal como la riqueza de caracteres que encontramos en San Camilo 1936 Oficio de tinieblas 5 o Mazurca para dos muertos remontarán inevitablemente la sima de mala fama donde el autor ha visto arrojado su nombre, porque el lector sólo se encabrona con aquel a quien vio vivir, y no con el fantasma que le dejó hace siglos un gran libro para que lo leyera. Así, los relojes corren a favor de Camilo José Cela, segundo a segundo, minuto a minuto, hasta marcar la hora exacta de su eterna maestría. ALBERTO OLMOS ES ESCRITOR Y EDITOR DE CABALLO DE TROYA ALBERTO OLMOS A la desaparición de un escritor que ha protagonizado su tiempo literario suele seguirle un silencio riguroso, casi un mandato de orfandad para con sus libros, que deben sobrevivir por cuenta propia en el hospicio de las bibliotecas. Con Cela, esta fórmula de re- legitimación póstuma está siendo particularmente cruel, pues el personaje, con sus palanganas, sus piscinas, su nota delatora y esa viuda viral que hace buena hasta a María Kodama, amartilló con mimo en muchos corazones un deseo de venganza que acaso no se sacie hasta que pasen otros cien años. Mejor le fue a Delibes; mejor, incluso, le está yendo a Francisco Umbral. A los dos los tienen en mente los jóvenes escritores, que de Cela prefieren no acordarse. Cela, sin embargo, con toda su campechanía y salacidad, con ese estilo suyo que pone del revés el idioma español por sus costuras más pringosas, sigue siendo de largo uno de los

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