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ABC MADRID 14-01-2016 página 55
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ABC MADRID 14-01-2016 página 55

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC JUEVES, 14 DE ENERO DE 2016 abc. es conocer SOCIEDAD 55 Contagio evitable En España hubo sensación de improvisación y el contagio de Teresa Romero pudo haberse evitado gaba a casa sino también porque el patógeno es mortal y no había tratamiento ni vacunas. Hubo mucha dificultad para encontrar médicos y epidemiólogos experimentados. Los medios contribuyeron a propagar el miedo más rápido que el virus. En realidad, el riesgo de transmisión posterior, a raíz de un caso importado es muy bajo en los países con sólidos sistemas de salud aclara Jasarevic a este periódico. El caso español España fue de los pocos países europeos que tuvo un caso autóctono. Teresa Romero, enfermera del centro Carlos III, se contagió al limpiar la habitación del religioso repatriado de Sierra Leona, Manuel García Viejo, fallecido el 25 de septiembre de 2014 En España se dio sensación de improvisación y de manejo deficiente. No estábamos preparados. El Carlos III estaba cerrado cuando llegó Pajares. El contagio de Romero se podría haber evitado, porque sencillamente todos los accidentes laborales son evitables. Si se hubiera dispuesto de instalaciones modernas, los sanitarios hubieran podido ponerse y quitarse el traje con mayor comodidad lamenta Juan Martínez Hernández, especialista en Medicina Preventiva y presidente de la Fundación para la Formación de la Organización Médico Colegial (OMC) En términos generales este brote deja muchísimas lecciones: La propia OMS se está transformando para convertirse en una organización de emergencia en pleno funcionamiento. Es fundamental que a partir de ahora los países tengan capacidades en el lugar de los hechos, incluyendo liderazgo, coordinación logística y recursos apunta Jasarevic. Con un balance de 11.315 muertos y 28.637 casos, que se declare el fin de la epidemia es positivo pero no supone el fin de la enfermedad. Hay que tener en cuenta que ahora comienza la etapa de vigilancia de 90 días en Liberia que sigue vigente en Guinea y Sierra Leona. Pero además, el brote golpeó los sistemas de salud de estos países. A lo que hay que sumar el estigma y las secuelas médicas y psicológicas de los supervivientes señala Nanclares. La herencia en positivo de este brote letal son algunos tratamientos experimentales como el antiviral Faripiravir, el Brincidofovir, el ZMapp cóctel de tres anticuerpos que bloquea el virus) el plasma de convaleciente (aunque un reciente estudio ponía en duda su eficacia) y por último, la vacuna rVSV- EBOV. También se añade una recién inmunoterapia que ataca todos los tipos de cepas. Sin embargo, aclara Martínez Hernández, no se sabe en qué cuantía funcionan porque no se pudieron hacer ensayos clínicos normales, ya que se actuó con criterios de emergencia sanitaria Liberia registró más de 10.000 casos de ébola durante el tiempo que duró la epidemia AFP La epidemia se cebó en Liberia con casi 5.000 muertos, el mayor número de toda la zona afectada por el virus La situación era desesperada EDUARDO S. MOLANO ACCRA iberia sufrió 10.675 casos de ébola, con 4.809 muertes. Sin embargo, para poder entender lo que ha supuesto esta crisis en este país africano, sirvan las historias personales mejor que los números: L reducido por la enfermedad. Es cierto que, en la vecina Guinea, un brote del virus ya era una realidad. No obstante, en Liberia las informaciones llegan con cuentagotas. En las semanas posteriores, al menos 70 personas de la pequeña comunidad de Zangota perderían la vida. Comenzaba la pesadilla en Liberia. AGOSTO DE 2014. El brote es visible en la capital del país, Monrovia. Allí, Archie Ponpon es un prisionero en su propio hogar. Ese mes, la presidenta de Liberia, Ellen Johnson Sirleaf (premio Nobel de la Paz en 2011) ordena la puesta en cuarentena de West Point, uno de los asentamientos más populosos de la ciudad. Nadie podía salir ni entrar del lugar. La gente ni siquiera acudía a trabajar y estábamos sin suministros. La situación era desesperada recuerda este activista pro derechos humanos a ABC. La decisión tenía lugar después de que al menos 17 enfermos de una clínica de aislamiento de ébola, situada en el barrio chabolista, escaparan en la madrugada. La fuga se produjo cuando varios asaltantes irrumpieron en el centro al grito de no (hay) ébola, Ellen (en referencia a la mandataria liberiana) está mintiendo sobre el ébola Posteriormente, el Gobierno decretaría la situación de cuarentena en el asentamiento, donde residían unas 75.000 personas. Las protestas desembocarían en choques entre las fuerzas armadas y la población civil. 3 DE DICIEMBRE DE 2015. Con lentitud, Nathan Gbotoe y su hijo, Abraham, abandonan el centro de tratamiento Paynesville para el ébola. Han superado la enfermedad. A pesar de ello, el primogénito de la familia, de nombre igual a su padre, no ha tenido tanta suerte. Con 15 años, su vida es pasto del mal. Fue un cúmulo de desdichas. De forma extraña, el contagio se anunció dos meses después de que la OMS hubiera declarado por primera vez a Liberia libre del virus. Las autoridades todavía dan vueltas a la cabeza para saber cómo se produjo el contagio. Los Gbotoe se convierten así en los últimos casos conocidos del brote. Los supervivientes de una epidemia que ha dejado por el camino 11.300 muertes. Comienza un esperanzador amanecer en Liberia. Y, sobre todo, en el oeste de África. MARZO DE 2014. En una diminuta habitación apenas ventilada, Krubo Mamaie se desgañita en atenciones sobre su marido enfermo. Días antes, esta pareja residente en Zangota, una ciudad en el condado liberiano de Lofa, había regresado de la vecina Guinea, donde ambos asistieron a una ceremonia fúnebre. A pesar de los cuidados, las largas jornadas de fiebre y vómitos acabarán cobrándose la vida de Mamaie. Tras su muerte, el cuerpo es conducido a la localidad cercana de Letisu para llevar a cabo el entierro. Éste se realiza de forma tradicional, donde el cadáver es lavado y revestido de besos por parte de los familiares. Entonces, en la localidad de Zangota, nadie podía pensar que el mal al que entregaban sus labios se llamaba ébola. Solos días después, todo aquel que había asistido al cortejo funerario acabaría perdiendo la vida

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