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ABC MADRID 10-01-2016 página 3
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ABC DOMINGO, 10 DE ENERO DE 2016 abc. es opinion LA TERCERA 3 F U N DA D O E N 1 9 0 3 P O R D O N T O R C UAT O LU C A D E T E NA EL ABRAZO POR ÍÑIGO MÉNDEZ DE VIGO Y MONTOJO España necesita un gobierno estable, que dé seguridad y certidumbre para afrontar con éxito nuestro presente, que vuelva a demostrar, como hace cuarenta años, que los españoles somos capaces de resolver con consenso lo que nuestros conciudadanos nos han planteado. Ojalá el espíritu de ilusión y esperanza que irradia El Abrazo inspire a quienes desde hoy acudiremos al Congreso de los Diputados De nuevo los españoles nos enfrentamos a otro momento histórico, azaroso y crucial y otra vez, al igual que hace cuatro décadas, el entendimiento debe imponerse a la confrontación, la perspectiva histórica debe anular al oportunismo, el necesario cambio de mentalidad que la ocasión requiere debe vencer al cálculo tacticista, la madurez al infantilismo. Porque, ¿acaso no somos los españoles capaces de elaborar la lista de los males de España y las consiguientes reformas necesarias para que nuestro país emprenda la senda del progreso económico y social? Sabemos dónde están nuestros problemas y dónde se encuentran las mejores decisiones para hacer frente a cuestiones aplazadas durante demasiado tiempo por falta del consenso necesario. laro que somos capaces. Y para poner negro sobre blanco las soluciones en un gran acuerdo se requiere un cambio de actitud. Pero para ello, es necesario un cambio de mentalidad. Ante todo, afrontar los posibles acuerdos sin apriorismos ni prejuicios: afirmaba Julián Marías que decir no por sistema era una manía y no una actitud política. Igualmente debemos evitar la proliferación de las denominadas líneas rojas si no queremos convertir nuestra hoja de ruta en la ¡antigua bandera soviética! Toda negociación debe abordarse con espíritu europeo, es decir, sin rechazar de entrada cualquier posibilidad de acuerdo con los adversarios políticos. Finalmente, llegar a acuerdos no supone cesión, ni debilidad ni humillación. Al contrario, su deseada concreción será un gran servicio al país. Exige, eso sí, trasparencia sobre su contenido y requiere una explicación detallada a los ciudadanos sobre las razones que motivan dicho acuerdo. Estos días, la esperpéntica situación de Cataluña constituye un buen ejemplo de lo que no hay que hacer: España no puede estar meses y meses en un impasse no podemos permitirnos el lujo ni de perder el tiempo, ni de parar las reformas. España necesita un gobierno estable, que dé seguridad y certidumbre para afrontar con éxito nuestro presente, que vuelva a demostrar, como hace cuarenta años, que los españoles somos capaces de llevar la contraria a los profetas del caos y del desastre, a los agoreros, y resolver con consenso lo que nuestros conciudadanos nos han planteado. Ojalá el espíritu de ilusión y esperanza que irradia El Abrazo inspire a quienes desde hoy acudiremos al Congreso de los Diputados con el objetivo de servir a los intereses de todos los españoles. ÍÑIGO MÉNDEZ DE VIGO Y MONTOJO ES MINISTRO EN FUNCIONES DE EDUCACIÓN, CULTURA Y DEPORTE C UANDO hace sólo unas semanas firmé, en nombre del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, la cesión del cuadro El Abrazo al Congreso de los Diputados, lo hice plenamente consciente del valor simbólico que dicho acto entrañaba. Y ello, porque el cuadro de Juan Genovés es identificado por muchos como la representación gráfica del reencuentro entre españoles que impulsó la Transición política en nuestro país. El Abrazo cierra un ciclo que comenzó cuarenta años antes cuando Pablo Picasso pintó en 1937 el monumental Guernica Cuarenta años de desencuentros entre españoles, cuarenta años sin un proyecto nacional común en libertad y con libertades. Pero al tiempo que ponía fin a cuatro décadas de desencuentros, El Abrazo abría otro ciclo que llega hasta nuestros días. En 1976, año en el que Genovés pintó El Abrazo muchos dentro y fuera de España pensaban que los españoles íbamos a ser protagonistas de aquella trágica escena que Francisco de Goya tituló A garrotazos No fue así: triunfó el abrazo sobre el garrotazo, y la generosidad y altura de miras de los españoles forjaron el gran consenso histórico de la Transición. Fruto de la misma fue la Constitución de 1978, un modelo de éxito como nación plural, unida en la diversidad y forjadora de un Estado Social y Democrático de Derecho donde tienen cabida todas nuestras aspiraciones de libertad y bienestar. Con el abrazo que nos dimos los españoles en la Constitución de 1978 hemos escrito algunas de las páginas más brillantes de nuestro camino común como Nación de las que podemos y debemos sentirnos muy orgullosos. Por encima de cualquier otra consideración, la Transición constituyó un ejemplo noble de responsabilidad política y unidad nacional, la constatación de que era posible construir una voluntad colectiva capaz de superar las dificultades, de un compromiso cívico donde cada uno de los españoles y en particular sus líderes políticos supo estar por encima de sus intereses particulares. Juan Genovés ha comentado en más de una ocasión que la idea de este cuadro le surgió al ver a un grupo de niños salir del colegio y cómo, tras el alboroto, pasaron a abrazarse y a formar grupos. Probablemente por ello la prime- C ra impresión que produce el cuadro es de ternura. Pero igualmente evoca determinación porque los abrazos son sentidos, intensos, fuertes: no se trata de abrazos surgidos del compromiso o del protocolo, sino de la voluntad, de la convicción, de la fraternidad en suma. Y junto a la ternura y la determinación, el cuadro trasmite un viento de esperanza, de confianza en lo que debía ser el futuro compartido de todos los españoles. Cuatro décadas después, la situación política arroja las mismas dudas que entonces sobre la capacidad de los españoles para llegar a acuerdos. Esta misma semana un prestigioso semanario británico daba carta de naturaleza a esta pretendida incapacidad de nuestros compatriotas. Al igual que en 1976, donde la situación reconozcámoslo era mucho más difícil que la actual, creo que los españoles no sólo estamos en condiciones de ponernos de acuerdo para lograr un gobierno estable, sino que ese y no otro es el mandato surgido de las urnas el pasado 20 de diciembre. La naturaleza de este mandato otorgado por los españoles nos conduce a la necesidad política de revitalizar y propiciar el debate democrático, extender el diálogo político para alcanzar acuerdos nacionales y fomentar la cultura del pacto para que España pueda hacer frente, con seguridad y decisión, a los retos de nuestro tiempo.

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