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ABC MADRID 03-11-2015 página 13
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  • EdiciónABC, MADRID
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ABC MARTES, 3 DE NOVIEMBRE DE 2015 abc. es opinion OPINIÓN 13 UNA RAYA EN EL AGUA MONTECASSINO HERMANN LA RESIGNACIÓN, ESE PROGRESO En España nos invitan a ceder más de nuestra libertad, derechos y soberanía a separatistas y a totalitarios nacionales o importados S E han levantado muchas voces de alarma en toda Europa ante unas decisiones de Angela Merkel en la crisis de los refugiados que han supuesto una abierta invitación a población en muchas zonas de crisis del mundo a acudir a Alemania en busca de asilo. Decisiones que, bajo la redoblada presión migratoria, han hecho desaparecer en la práctica las fronteras externas de la UE y de Alemania. Y que han eliminado todo límite y techo al número de potenciales beneficiarios de esas medidas alemanes dentro de sus fronteras. No faltan quienes dicen que Merkel y la política alemana han enloquecido. Que el buenismo y ansias de redención han anulado responsabilidad y sentido común. Y se ha vuelto a la desmesura del idealismo alemán. Pero hay quienes aun van más lejos e interpretan la decisión de la canciller, más allá de la causa humanitaria, como un colosal e histórico acto de resignación cultural. Como una terrible rendición no verbalizada de quienes asumen como una certeza inevitable que la alta civilización occidental tiene sus días contados. Sostienen que Merkel lo expresó con una frase tremenda, para muchos inadvertida. No está en nuestra mano el determinar cuántos van a venir a Alemania Tremenda capitulación de quien reconoce que no controla ni sus fronteras ni su territorio ni a las gentes sobre el mismo. Ahí están las claves de esa resignación de un poder agotado que anuncia que no tiene sentido resistir a lo irremediable. Y que se adelanta a su tiempo al no poner obstáculos, a la postre inútiles, a esta inapelable evolución de los acontecimientos. En ese campo de los resignados habría unos que creen que la sabia nueva de las avanzadillas de la invasión al menos otorgará a la decadente y exhausta civilización europea algo de energía para subsistir unas generaciones más bajo nuestras reglas y valores. Otros dan por hecho que ya antes de que mueran todos los que hoy viven, muchas regiones del continente serán ya regidas por fuerzas e ideas radicalmente contrarias a las nuestras de la libertad y el pensamiento de raíz grecorromana y judeocristiana. Esta sociedad infantilizada, distraída y agotada del ateísmo cristiano como dice Jochen Buchensteiner, ya no puede ni quiere defenderse. En muchos países ya existen sociedades paralelas, a las que se ha permitido crear guetos con sus propias reglas en las que las leyes nacionales y europeas especialmente en lo que se refiere al monopolio de la violencia o libertad de los seres humanos e igualdad de los sexos han sido abolidas. La mayoría de los países europeos aun no han asumido ese futuro como irremediable. Aún hay partes de Europa que se resisten a ese destino. Que dicen querer defender los valores que hicieron Europa libre, inteligente y próspera. Que quieren luchar por su tierra, soberanía, cultura, creencias y libertad. El Papa Juan Pablo II logró para Europa una de esas horas estelares de la humanidad cuando, en su primer viaje a Polonia, convocó a sus compatriotas y los exhortó: No resignéis Setenta años había regido la peste comunista en medio continente gracias a la resignación tanto de sus víctimas como de sus enemigos. Decían que para siempre. Cayó como un castillo de naipes. Y en España, donde se resignan todos menos los peores, a diario nos invitan a ceder más de nuestra libertad y nuestros derechos y soberanía a separatistas y a totalitarios nacionales o importados. Dicen que renunciar a lo nuestro es progreso. Que hemos de resignarnos a que somos pasado. Seguro que no tendrá la fuerza para aguantar sola si el continente sucumbe, pero España tiene que encontrar la fuerza para no resignar ni capitular con los primeros. A sí misma se lo debe. IGNACIO CAMACHO EL CARDIOGRAMA El retrato demoscópico del país oscila como un cardiograma cuyo diagnóstico sugiere una campaña de infarto N los estados mayores de los partidos triunfa una profesión de riesgo: la del tabulador de encuestas. Como la partitocracia anda cortita de pasta no será por falta de subvenciones en vez de encargar sondeos gorronea los de los medios de comunicación y se los entrega a sus sociólogos de cabecera para que les escruten las tripas y saquen conclusiones propias a base de modelos de ajuste y medias ponderadas. Pero los analistas están confusos. No sólo porque los diferentes estudios de opinión pública coinciden poco entre sí debido a los condimentos de cocina, sino porque los promedios pierden peso y vigencia a velocidad de vértigo. Las puntas de estimación de voto fluctúan por semanas y hasta por días a tenor de la agenda política y hasta de los programas de televisión. En este clima no ya volátil, sino gaseoso, los pronósticos envejecen con cada sacudida de la actualidad. Y con un problema añadido para la estrategia electoral: la escasa distancia entre los contendientes dificulta sobremanera la tarea de afinar el reparto de escaños. Por primera vez desde la Transición los coeficientes de la regla De Hont van a disputarse en apretados decimales, y con ellos la atribución de diputados que decidirá el juego de mayorías. Nada está escrito, ni siquiera en borrador. Con un ruido político tan intenso algunas muestras pueden ser papel mojado si el trabajo de campo se efectúa en medio de cualquier polémica de impacto informativo. Los expertos clavan la vista en la intención de voto y tratan de limpiar la distorsión ambiental para proyectar resultados sobre un fondo constante, pero encuentran pocas referencias estables y además han topado con el revuelo sobrevenido en la crisis soberanista catalana. Hasta ahora, el mapa electoral español era muy previsible por mor de la estructura bipartidista y apenas había variaciones en el período final. Sin embargo la potente irrupción de nuevas fuerzas obliga a un replanteamiento de los métodos y a una enconada disputa del voto puerta por puerta, casa por casa. La lucha a cuatro, con preferencias muy basculantes, intensifica el poder decisivo de una campaña que arranca con alto nivel de indeterminación. La fulgurante estela del cometa Ciudadanos ha complicado los cálculos al provocar desplazamientos múltiples en las órbitas del sufragio. Ya no basta el hábito mecánico de extrapolar a la distribución provincial los porcentajes globales: es preciso ajustar el impacto de las candidaturas emergentes en casi una treintena de circunscripciones con pocos diputados que venían repartiéndose los dos partidos mayoritarios. Los restos y los marginales cuentan, y mucho. Habrá incertidumbre hasta el final, e importarán los matices, los errores, los tonos. El retrato demoscópico del país parece un cardiograma. Oscilante, vibratorio, espasmódico. El diagnóstico es el de una campaña de infarto. E JM NIETO Fe de ratas

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