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ABC MADRID 16-05-2015 página 85
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ABC MADRID 16-05-2015 página 85

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC SÁBADO, 16 DE MAYO DE 2015 abc. es estilo GENTESTILO 83 Eduardo Sánchez, Manostijeras Mariló Dancausa y la Jequesa de Qatar De origen colombiano y espíritu viajero, este peluquero comenzó su formación desde muy joven, y se lanzó pronto también a vivir nuevas experiencias una de las razones principales por las que viajó al Viejo Continente hace 25 años. Primero pasó unos años en Bruselas, y desde allí aterrizó en Madrid hace dos décadas, para enseguida entrar a formar parte del equipo del mítico Dessange. Culminó su carrera como director creativo de la marca, a nivel internacional, y el año pasado decidió tirarse a la piscina y crear su propia marca (y salón) Maison Eduardo Sánchez, que se ha convertido en el referente en cortes y color de la alta sociedad (peina a Mariló Dancausa, consejera delegada de Bankinter, y a la ex- Jequesa de Qatar) Una de las propuestas más exitosas de este alquimista son sus coloraciones naturales, a base de barros y óleos, que contienen minerales y extractos naturales que no estropean el pelo. Cuando coge las tijeras, empieza el espectáculo. Michel Meyer, el número 1 Ana Botín, las hermanas Koplowitz, Marisa Paredes, Luz Casal, Elena Salgado Esta primavera ha colgado sus peines y se ha ido a vivir a Londres para crecer, para descubrir qué otras cosas puedo hacer con mis manos declaraba mientras hacía sus maletas. Cuando celebró sus bodas de plata en la profesión, tiró la toalla. Me voy a disfrutar de la vida, de la ciudad, del arte... Lo dejo para siempre Este francés, que nació peluquero, respirando el ambiente de la pequeña peluquería que regentaba su madre en Casablanca, ha dejado huérfanas a Ana Botín, Alicia Koplowitz, Marisa Paredes, Luz Casal, Elena Salgado y María Teresa Fernández de la Vega. Llegó a Madrid de la mano de Jacques Dessange, pero enseguida abrió su salón de la madrileña calle de O Donnell, referente de algunas de las mujeres más elegantes. Su sello distintivo ha sido siempre la fidelidad hacia sus principios: ni extensiones capilares que dañan la raíz, ni mechas de colores que afean la melena ni queratinas que estropean el pelo. Y también su resistencia a cheques con muchos ceros que le ofrecían para crear franquicias. TERESA DE LA CIERVA MADRID Pocas cosas hay tan importantes para las mujeres expuestas al ojo crítico como su peinado. Del éxito (o fracaso) de su look dependerá, en buena medida, su repercusión mediática. Si ya de por sí es importante para una fémina, se vuelve primordial cuando está bajo el escrutinio del público. ¿El credo? No arriesgar en los momentos clave. Y la premisa, recurrir a su peluqueros de confianza antes de cualquier evento. Las mujeres expuestas a la vida pública son mucho más contenidas a la hora de realizar cambios de imagen más drásticos cuenta Moncho Moreno, el peluquero de las celebrities. Optan por pequeñas va- riaciones en el corte o por matices de color que les aporten movimiento o luz extra, pero no mucho más. Lo que sí suelen utilizar son postizos para recogidos y semirrecogidos, en los múltiples compromisos sociales a los que acuden Este fue el caso de la boda de los Reyes Don Felipe y Doña Letizia, en la que otro de los grandes, Michel Meyer, tuvo que abrir su peluquería a las cuatro de la mañana para que la mayoría de las mujeres del Gobierno y las finanzas lucieran esa mañana moño y tocado. Por lo general, no arriesgan. No quieren destacar por el peinado, sino por ellas mismas. ¿Será porque han visto la que se monta por un simple corte bob? Peque, la más grande Ana Botella y Esperanza Aguirre De peque solo tiene el nombre. Es nuestra Lola Flores en peluquera, y sus coloraciones son como el Rolex en la muñeca: cuando las llevas, no hay nadie que no las envidie. Esta mujer de 77 años aunque aparenta 67 ha sabido lo que es el hambre de niña y, al más puro estilo Scarlett O Hara A Dios pongo por testigo... ha logrado llegar a lo más alto. Por su salón pasan algunas de las cabezas más aristocráticas, ricas, cultas y regias de este país. La lista es tan larga como las horas que pasan en su salón (Ana Botella y Esperanza Aguirre son incondicionales) Sus coloraciones son a medida (elabora personalmente cada una de las mezclas) y eso se paga. Con tiempo y con dinero. Por algo la llaman el doctor Chams de la peluquería. Ni gritos, ni voces ni charlas en los lavacabezas. Entre tantas mujeres, reina el silencio. Y la perfección.

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