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ABC MADRID 12-12-2014 página 102
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ABC MADRID 12-12-2014 página 102

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VIERNES 12.12.2014 Editado por Diario ABC, S. L. Juan Ignacio Luca de Tena, 7, 28027 Madrid. Diario ABC, S. L. Reservados todos los derechos. Queda prohibida la reproducción, distribución, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta publicación, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa. Número 36.142 D. L. I: M- 13- 58 Apartado de Correos 43, Madrid. Publicidad 902 334 556 Suscripciones 901 334 554 Atención al cliente 902 334 555. EL PULSO DEL PLANETA VISTO Y NO VISTO Nueva York, el fruto prohibido de la realeza Magdalena de Suecia, Eugenia de York, Amadeo de Bélgica... Son muchos los royals que cruzan el charco para probar los placeres del anonimato MARTÍN BIANCHI IGNACIO RUIZ- QUINTANO QUIJOTES Con el Quijote pasa lo que a Twain con las palabras alemanas, que son tan largas que se le presentaban con perspectiva A n Vacaciones en Roma Audrey Hepburn encarna a una princesa heredera que, hastiada de sus obligaciones y de la soledad del mundo cortesano, decide probar por un día la vida de una plebeya, sin protocolos ni barreras sociales. Son muchos los príncipes del siglo XXI que, inspirados en la comedia romántica de Billy Wilder, han abandonado los privilegios de sus reinos para catar los sinsabores de un simple mortal. Y dónde mejor que en Nueva York, una megalópolis de 8,4 millones de habitantes que sienten más fascinación por el último cotilleo de Page Six la biblia de la sociedad neoyorquina que por la incorporación más reciente del Almanaque de Gotha. En 2009, Amadeo de los Belgas, Archiduque de Austria- Este y sexto en la línea de sucesión al Trono belga, aterrizó en Manhattan para trabajar en la firma de consultoría Deloitte. En Nueva York mi nombre no influye en mi trabajo reconocía el joven de 28 años en una entrevista a un medio de su país. Allí estoy sometido a las mismas reglas que cualquiera de mis compañeros de oficina añadía, recordando cómo celebró su primer contrato: ¡Estaba tan feliz de haber encontrado trabajo en medio de la crisis económica! Pero ¿por qué los príncipes y princesas europeas se van en desbandada a Nueva York? Eso es lo que se pregunta la aristocrática periodista Delia von Neuschatz en un artículo publicado en la revista Gotham Según Von Neuschatz, la Gran Manzana les permite experimentar el anonimato y la posibilidad de iniciar una carrera profesional y una vida social libre de paparazis europeos. Eugenia de York, nieta de la Reina de Inglaterra, se mudó el verano pasado a la ciudad y ahora está disfrutando de la vida de cualquier veinteañera neoyorquina: trabaja de becaria en la casa E Eugenia de York paseando por las calles de Manhattan. Debajo, Filipos de Grecia, otro neoyorquino de adopción CORDON de subasta Paddle 8, no se pierde ningún partido de los Knicks y hasta se anima a engullir una pizza XXL en plena calle, algo que jamás habría podido hacer en la londinense Oxford Street. Filipos de Grecia, benjamín del Rey Constantino II, trabaja no muy lejos de la hija del Duque de York. El primohermano de Felipe VI es uno de los últimos en haber llegado a la gran Babilonia Siguiendo los pasos de su hermano mayor, Pablo de Grecia, se mudó a la ciudad para iniciar su carrera en las altas finanzas y se está abriendo camino en el fondo de inversiones P L. Trabajo para ganarme la vida. Todo el mundo tiene que trabajar y en ese sentido yo soy como todos los demás dice el Príncipe de 28 años. Una vez que la gente me ve trabajando, ya se dan cuenta de que hay algo más que un apellido o un título nobiliario. Lo mismo habrá pensado Magdalena de Suecia, cuarta en la línea al Trono sueco, que se instaló en la ciudad en 2006 para colaborar con Unicef y la Fundación World Childhood, la ONG fundada por la Reina Silvia. Siento que me mezclo con la gente. Puedo caminar por la calle y nadie me mira ni me reconoce dijo hace unos meses. Pero el nacimiento de su hija, la Princesa Leonor, en febrero de este año, pone en peligro su utopía de anonimato. La pequeña, quinta en la línea de sucesión, debe ser criada en Suecia para conservar sus derechos dinásticos y por ello Magdalena debe volver a la Corte. Como en Vacaciones en Roma el sueño de ser plebeyo tiene fecha de caducidad. Cervantes lo llaman Chervanta fuera de España, y en España, los catalanes lo hacen nacer en el Ampurdán. Eso, por haber escrito el Quijote. En el país de Toma la beca y corre no lee el Quijote ni Sofía Mazagatos, que dijo, cuando le preguntaron, estar leyendo las obras completas de Platón. Con el Quijote le pasa al español lo que a Mark Twain con las palabras alemanas, que son tan largas que se le presentaban con perspectiva. La única solución es encogerlo. Se coge el Quijote y se lo encoge, como hacen los jíbaros con las cabezas de los jíbaros, o los chinos con los pies de las chinas, o el ministro Catalá ¡ministro de Justicia! con Carl o Nieves Herrero con los sonetos de Gala. ¿Nos puede recitar, señor Gala, un soneto cortito, que vamos cogidos de tiempo? De encoger al Quijote se han encargado los académicos Pérez- Reverte y Villanueva, no sabemos si al modo de Umberto Eco, que consintió en hacer una versión para tontos de El nombre de la rosa o al modo mapuche, que es el imbunche En alguna parte cuenta Vargas Llosa que los mapuches, al niño que destaca por su belleza le cosen los párpados, las orejas, la nariz, la boca, el ano y el sexo para que degenere en monstruo: entonces lo reverencian supersticiosamente y le atribuyen poderes mágicos. Como ocurrirá con el nuevo Quijote, que ahora plantea un problema de propiedad intelectual. ¿A quién corresponden los derechos de autor, a los herederos de Cervantes o a la Academia de Pérez- Reverte y Villanueva? En Inglaterra, Huxley y Gladstone debatieron en las páginas de Nineteenth Century un asunto parecido, el de los cerdos gerasenos del Evangelio. ¿Eran propiedad de un judío o de un gentil? Si de un gentil, su aniquilación constituyó una injerencia injustificable en la propiedad privada. Pero ni España es Inglaterra ni Wert es Gladstone ni Huxley es Villanueva. A Cervantes ya sólo lo puede salvar su manía de viajar a Bolivia, como Pablemos.

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