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ABC MADRID 11-12-2014 página 15
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ABC MADRID 11-12-2014 página 15

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC JUEVES, 11 DE DICIEMBRE DE 2014 abc. es opinion OPINIÓN 15 UNA RAYA EN EL AGUA EL CONTRAPUNTO ISABEL SAN SEBASTIÁN EL ODIO LOS CREA... Amaiur y Podemos son hijas de un mismo padre, apuestan por la ruptura y quieren dinamitar nuestro marco de libertades E S perfectamente lógico el acercamiento de Amaiur a Podemos desvelado por este periódico. Coherente con la ideología totalitaria que comparten. Sumamente inquietante. Ambas formaciones son hijas de un mismo padre leninista, en el sentido más aterrador de la palabra, reniegan de la Transición que hizo posible el paso tranquilo de la dictadura a la democracia, apuestan por la voladura del sistema al que debemos las mayores cotas de libertad y prosperidad jamás conocidas por España, y están convencidas de que ese empeño rupturista justifica cualquier medio. Ambas hunden sus raíces en el mismo odio resentido y ansían dinamitar el marco de libertades que nos cobija. Baste recordar lo que decía Pablo Iglesias en una herrikotaberna de Navarra hace poco más de un año. Exactamente el 6 de junio de 2013: La Constitución que se instaura en este país no instaura una suerte de reglas del juego democráticas, sino que de alguna manera mantiene una serie de poderes que, de una forma muy lampedusiana, cambiarlo todo para que todo siga igual, permitieron la permanencia de una serie de élites económicas y también políticas en los principales mecanismos y dispositivos de poder del Estado español. Me gusta contar esto aquí, porque quien se dio cuenta de eso desde el principio fue la izquierda vasca y ETA. Por mucho procedimiento democrático que haya, hay determinados dere- chos que no se pueden ejercer en el marco de la legalidad española, por muchas cosas que diga la legalidad española Por si estas palabras no fueran suficientemente elocuentes, acompañaba a Iglesias en ese cordial encuentro un personaje llamado Sabino Cuadra, actualmente diputado de Amaiur en el Congreso, militante en su día de la ya disuelta Euskal Herritarrok e integrante de diversas candidaturas ilegalizadas por su pertenencia al conglomerado etarra. Un digno portavoz de esa mano manchada de sangre, cuya presencia en el Parlamento, a pesar de su vinculación con la banda terrorista, pone al descubierto que, ante la peor de cuantas amenazas la acechan, esta sociedad se ha desarmado política e ideológicamente hasta el extremo de ignorar las leyes que ella misma aprobó con el propósito de defenderse. En este caso, la de Partidos. Y eso es, con diferencia, lo más grave. Celebramos, alborozados, que ETA haya dejado de matar, e ignoramos o fingimos ignorar que los asesinatos siempre fueron un medio y nunca un fin en sí mismo. El fin era y sigue siendo la destrucción de la Nación española, paso previo indispensable para la creación de una Euskal Herria independiente a medio camino entre la primitiva Arcadia feliz de alpargata y txalaparta y un trasunto pirenaico de la Albania de Enver Hoxha. El fin era y sigue siendo la ruptura. Y en ese empeño coinciden los del hacha y la serpiente con los chicos de Podemos. ETA mató por eso. Podemos y Amaiur Bildu Batasuna ETA (tanto monta, monta tanto) comparten anhelos y se disputan un mismo territorio electoral. Un espacio creciente, que va quedándose vacío por incomparecencia política de los contrarios y que guarda la llave del poder en el País Vasco y Navarra, donde empezó la ofensiva que eclosiona ahora en Cataluña. Si unen sus fuerzas y conquistan bastiones esenciales de esas plazas en las próximas municipales, habrán dado un paso de gigante en la estrategia desestabilizadora puesta en marcha con el fin de erosionar hasta romper los pilares que sostienen nuestra débil democracia. Y si nadie les para los pies plantándoles cara en el terreno de las ideas, si no empezamos a llamar a las cosas por su nombre, nada impedirá esa victoria. IGNACIO CAMACHO LA NÓMINA Si queremos gente competente en la alta Administración hay que buscarla en el mercado y pagarle en consecuencia A crisis y la quiebra de las clases medias han traído a la sociedad española un cierto miserabilismo mental en su relación con el dinero, sobre todo con el de los demás. Pariente del viejo pecado nacional de la envidia, que parecía arrumbado cuando nos creíamos nuevos ricos, este sentimiento oscuro cristaliza en un efecto constante de agravio comparativo y en la necesidad de comparar el sueldo propio con el ajeno. Con su proyecto de salario máximo, Podemos ha activado hasta el fondo ese resorte resentido por el que un empleado se consuela de ganar poco si a su jefe le bajan la nómina. El recelo se vuelve pasión morbosa cuando se trata del ámbito público, donde la fobia antipolítica ha generalizado la desconfianza hasta el paroxismo. Con el escrutinio que permiten ya era hora las nuevas leyes de transparencia, el español cabreado y empobrecido puede dar rienda suelta a su reconcomio contra esa maldita casta que se lo lleva crudo. Sin embargo en la política no hay modo honrado de enriquecerse. Al trabajador despedido o al funcionario de pagas recortadas le pueden parecer un exceso altisonante los sueldos de la alta Administración o las Cortes chollos bicocas y demás semántica de la mezquindad pero son más bajos que la media en directivos de grandes empresas. El dirigente político debe cobrar según su responsabilidad y en ese sentido es casi una ignominia lo que gana en España un presidente del Gobierno; más aún si se mide en relación con sus propios colaboradores. Al resto de la nomenclatura no hay que compararlo con lo que gana un currito sino con lo que podría percibir en el sector privado. Y ahí sí hay tela para cortar trajes porque la mayoría de nuestros cuadros de cargos públicos no pasarían una entrevista en un headhunter de élite. Ése es el verdadero problema junto con la proliferación injustificada de personal de fontanería palaciega, una pléyade de pretorianos y asesores incrustados en el presupuesto para aconsejar a sus jefes cómo deben equivocarse. El portal transparente del Gobierno deja ver un organigrama poco funcional, sobrecargado de subalternos y con demasiadas cesantías y subvenciones. Una visión incompleta sin el correlato de las autonomías, diputaciones y ayuntamientos, que es donde funciona a todo trapo la gran máquina de colocar que es el poder. Pero aunque el grueso de la opinión pública cargue las tintas con el presunto desparrame salarial, que no es suntuoso sin ser austero, lo que hay que preguntarse es quién queremos que vaya a la política a dirigir nuestros destinos. Si deseamos gente competente y capaz hay que buscarla en el mercado y pagarle en consecuencia. Da la impresión de que la sociedad prefiere una dirigencia de mediocres, en coherencia con el clásico imaginario funcionarial español. Seamos cicateros, pues: quizá un país con mentalidad de pobre merezca una política de muertos de hambre. L JM NIETO Fe de ratas

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