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ABC MADRID 28-11-2014 página 57
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ABC MADRID 28-11-2014 página 57

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC VIERNES, 28 DE NOVIEMBRE DE 2014 abc. es cultura CULTURA 57 Algunos de los cartones para tapices de Goya presentes en la exposición gar, un reportero de poca monta que paseaba por las calles de Madrid retratando a sus habitantes se lamenta Manuela Mena. Fue la historiadora Janis Tomlinson una de las que comenzaron a cambiar esa imagen estereotipada y falsa de Goya con su monografía de 1993. Su casticismo se tornó en universalidad, su pintoresquismo pasó a verse como clasicismo. De hecho, una de las hipótesis de esta exposición, patrocinada por la Fundación AXA, es que estos cartones para tapices fueron un verdadero campo de entrenamiento para Goya, quien puso patas arriba la pintura cortesana. En estas obras se encuentran las claves para entender su obra de madurez: sus retratos, su pintura religiosa, sus Caprichos En estos cartones se advierten ya su profundidad de pensamiento, su fabuloso poder narrativo, su capacidad para renovar los temas clásicos, su agudeza y humor hay mordaces y satíricas críticas sociales su intensidad expresiva, su libertad compositiva, su capacidad de invención... El gran Goya está presente en estas obras, como supo ver su hijo Javier en una biografía que hizo de su padre: Las primeras obras que dieron a conocer su genio en la pintura fueron los cuadros que pintó para la Real Fábrica de Tapices, que tasaba y daba el visto bueno el caballero Mengs, JOSÉ RAMÓN LADRA a quien tenía asombrado la gran facilidad con que los hacía Se refiere a Anton Raphael Mengs, pintor de cámara y director artístico de la Fábrica de Tapices. En 1775 Goya ya lo sabía todo comenta Manuela Mena Es un genio pintando los rostros, mezclando los colores con seguridad y precisión. El Goya negro parte de aquí Goya comenzó a hacer estos cartones para tapices en 1775, con 28 años, cuando acude a Madrid a la llamada de su cuñado Francisco Bayeu (se casó con su hermana Josefa) para que continuase la labor de los tapices encargados a su hermano Ramón. Así comienza su relación con la Corte, que no fue dema- siado fácil. No logró ser pintor del Rey hasta once años después, en 1786, y pintor de cámara hasta 1791. Además de la caza y las Cuatro Estaciones ya citadas, la exposición explora otros temas abordados por Goya en sus cartones para tapices: los niños, los juegos y diversiones populares, las clases sociales (con espinosos asuntos en la época como el matrimonio desigual) los majos y las majas, los sueños, el aire, la música y el baile... Los visitantes podrán disfrutar de una selección musical en tabletas y auriculares disponibles en una sala presidida por una escultura de Apolo, dios de la música. Hay notables ausencias: obras como El pelele y El albañil herido están cedidas en exposiciones en Boston y Barcelona. Los cartones para tapices de Goya se trasladaron en 1857 desde la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara hasta el Palacio Real de Madrid. Llegaron al Prado en 1870. Durante décadas permanecieron enrollados en sus sótanos. A partir de 1921, con Aureliano de Beruete como director, se fueron mostrando en las salas del Prado. Desde 1998 cuelgan en la segunda planta de la zona sur del edificio de Villanueva. Y ahí seguirán. Eso sí, sin los marcos blancos y dorados que hizo Gustavo Torner. Fotogalería de la exposición

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