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ABC MADRID 17-10-2014 página 76
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ABC MADRID 17-10-2014 página 76

  • EdiciónABC, MADRID
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76 ABCdelOCIO VIERNES, 17 DE OCTUBRE DE 2014 abc. es ABC C ine Denzel Washington El tipo duro que siempre sonríe El doble ganador del Oscar encarna en The Equalizer: El protector a un vengador inflexible al servicio de los desamparados ANGÉLICA MARTÍNEZ C uentan algunos de los periodistas que cubrieron el pasado Festival de San Sebastián, que cuando Denzel Washington se sentó en una de las mesas redondas organizadas por la distribuidora de su última película... se encontró con un sacacorchos sobre la mesa. En The Equalizer: El protector su personaje hace cosas muy poco edificantes con un sacacorchos, y quienes vean la cinta comprenderán por qué la situación cómica estaba servida. Lo cogió, jugueteó con él, lo blandió y sonrío mientras amenazaba con rodar allí mismo la secuela de la cinta: Vamos a hacer la segunda parte decía para regocijo de la concurrencia. Y así se ganó a la prensa. Y así actúa siempre Denzel Hayes Washington: voluntad de hierro acompañada por una sonrisa arrebatadora. Yo no elegí ser actor, la profesión me eligió a mí respondía al comienzo de su encuentro con ABC en San Sebastián. Nunca soñé con ser actor añadía tras otra pausa. Me apunté a una clase de teatro cuando iba a la universidad porque alguien me dijo que iba a ser fácil. ¡Yo ni siquiera sabía lo que quería hacer en la vida! Y luego me dijeron que era bueno actuando, que igual podía dedicarme a ser actor. Después me enteré de que el director artístico de mi universidad quería montar El emperador Jones de Eugene O Neill, y me enteré de que pensaba que yo era perfecto para el papel. Así que hice la obra, a la gente le encantó... ¡y aquí estoy, en San Sebastián! concluía mostrando de nuevo sus blanquísimos dientes. Pero no. Entre aquellos comienzos y el Festival de San Sebastián, donde acaba de recibir el Premio Donostia por toda su carrera, median varias decenas de películas. Y entre ellas muchos éxitos comerciales. Washington es una garantía para la ta- quilla- a la que se ha dedicado con devoción desde el cine comercial El informe pelícano Estado de sitio y tiene muy claro que si no fuera por eso... no seguiría en el negocio. Si yo no hiciese negocio, no me llamarían. Yo trato de hacer mi trabajo lo mejor posible, de ser humilde, pero esto es el show- business. Si no hiciera dinero... no me tratarían tan bien en Hollywood reconoce. Ahondamos en ese asunto. ¿Cómo cree que le ha tratado la meca del cine durante sus Implacable. McCall aplica los métodos más extremos El justiciero tranquilo THE EQUALIZER: EL PROTECTOR Dirección: Antoine Fuqua. Con: Denzel Washington, Chloe Grace Moretz, Bill Pullman... O. R. M. asan los minutos de The equalizer minutos zen, y uno se relaja ante la descripción del protagonista, un tipo corriente, Robert McCall, que interpreta Denzel Washington con cara de operario veterano, solitario y sin otro interés que la minuciosidad y rutina con la que lleva su vida. Es un lector de esos cien libros que todo el mundo ha de leer antes de morirse, y es un hombre reflexivo, un pensador, alguien que no participa de la intensidad que hay a su alrededor. Pero, el director de la película, Antoine Fuqua, cineasta del nervio y de la violencia, nos propone una segunda lectura de este sujeto cuando alguien circunstancial en su vida, una chica a la que ve habitualmente en un bar nocturno, sufre la violencia de unos mafiosos rusos que la obligan a prostituirse. Y cambia el género de la película, aunque sin abandonar ese tono relajado de su protagonista, al que se le irán descubriendo los perfiles de su pasado y su natu- P ral entre quijotesco y justiciero. Y casi se entiende la explosión quijotesca al encarnar el papel de gacelilla ultrajada la crujiente actriz Chloe Grace Moretz. Denzel Washinton es un actor potente, seguro, de prosa y de verso, y encaja a la perfección en ese papel que la historia le proporciona sin quitarse ni una prenda de las vistas al principio. Cuando empieza el juego, la acción, Fuqua no es de los que le ponga límites a lo verosímil, y su personaje emprende un recorrido casi impúdico por los terrenos del subgénero, y hay una frase que se dice en la pantalla que resulta reveladora: tras su visita a dos altos responsables de los servicios secretos, uno le dice al otro: no ha venido a pedirnos ayuda, sino a pedirnos permiso para lo que va a hacer Es curioso, además de muy efectivo o efectista, el modo con el que Fuqua filma la pericia, el control, la minuciosidad, con la que Washington se prepara el té, la lectura y la atención, y el modo con el que se prepara los atajos y resortes que le hacen imbatible. Uno puede asistir con el ojo guiñado a gran parte de esta película excesiva ¡pobres peleles rusos! pero el otro, sin duda, permanecerá abierto y desencajado.

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