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ABC MADRID 11-10-2014 página 73
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ABC MADRID 11-10-2014 página 73

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC SÁBADO, 11 DE OCTUBRE DE 2014 abc. es estilo GENTESTILO 73 sirvientes adecuados para la casa; cómo crear un menú y sentar a la mesa a los invitados. La alumna terminó superando a la maestra. Montó más de quince palacios alrededor del mundo, publicó tres best sellers sobre decoración y jardinería y diseñó exitosas colecciones de telas. Gianni alimentó la curiosidad de sua moglie por el arte. Ella tenía un gusto especial por los artistas secesionistas como Klimt y Kokoschka. Y él prefería el futurismo de Balla. Marella aprendió a seguir a Gianni y viceversa expliRATH ca su sobrina. Llegaron a leUNT MCG PECCI BL CAMILLA vantar casas solo para exhibir sus obras de Lichtenstein, Matisse, Zuloaga y Balthus. A sangre fría En los años 60 y 70 el matrimonio comenzó a pasar largas temporadas en Estados Unidos, donde entablaron amistad con los Kennedy. John era carismático y bien parecido También con Truman Capote. A él le contaba cosas que jamás le habría contado a nadie más. Era capaz de crear una sensación profunda de intimidad. Pero estaba esperando como un halcón La primera decepción llegó cuando el autor de A sangre fría organizó un almuerzo en el Colony de Nueva York. C. Z. Guest, Babe Paley y Gloria Vanderbilt estaban allí. De repente todas nos sentimos parte de un gran grupo de amigos que tenían la misma relación con Truman. Nos llamaba sus cisnes, pero en ese momento descubrí que había demasiados cisnes. Algunos ni siquiera MARELLA CARACCIOL O AGNELLI me gustaban. Le dije: Creía que yo era tu único cisne Y él respondió: Il dolce far niente Oh, querida... Izquierda: Gianni y Marella Pero los verdaderos golpes llegaron Agnelli navegando con John y décadas después. Primero fue la muerJackie Kennedy en Newport, en te de su hijo Edoardo, en 2000. Dos años 1962. De arriba abajo: Marella después, el fallecimiento de Gianni. A y su amiga y futura cuñada, ello siguieron dolorosas vicisitudes faMaria Sole Agnelli, en 1953; y miliares escribe Marella como colocon sus dos hijos, Margherita y fón de su obra, omitiendo la batalla camEdoardo, en Villar Perosa, el pal contra su hija Margherita por la forhogar de la familia tuna de la Fiat. Pero Marella nunca olvida la s de soldi: jamás hablar de dinero. Ni de los sueños ni de la salud. Esas son las reglas del último cisne. mi escudo Y con esa armadura española posó para Robert Doisneau. Fue tan discreto que ni siquiera recuerdo que estuviera allí. Pero hizo unas fotos maravillosas reconoce. Tras la boda se hizo cargo de Villar Perosa, un coto de caza de Víctor Amadeo II de Saboya devenido en residencia de su familia política. Contrató a Stéphane Boudin, de la mítica maison Jansen, para redecorar la casa y al paisajista Russell Page para modernizar los jardines. Aun así, se aburría. Pasaba horas leyendo en el sofá. Gianni estaba preocupado. Veía que no tenía ap- titudes para los asuntos domésticos. Un día recibí una llamada de la condesa Volpi, una dragona veneciana que era conocida por su savoir faire como anfitriona. Obviamente, Gianni le había pedido que viniera a mi rescate recuerda. Volpi no se anduvo con rodeos. Me han dicho que no sabes dirigir una casa. Querida, recuerda que solo se necesita una cama para conseguir un marido, pero se necesita toda una casa para retenerlo le espetó. Marella aprendió todo de ella: cuántos juegos de sábanas se necesitan para una cama; dónde se deben bordar las iniciales; el número de De Milán a Marrakech, pasando por Roma y Nueva York: la vuelta al mundo con los Agnelli Marella Agnelli: El último cisne (Rizzoli) es un veloz recorrido por la aún más acelerada vida de los Agnelli, una familia que se movía entre sus villas de Turín y Milán y sus pisos de Roma y Nueva York. Cada capítulo de las memorias está dedicado a una etapa de la existencia de la esposa de l Avvocato (el abogado, como llamaban a Gianni) y a una de sus propiedades. Desde la barroca Villar Perosa, a mitad de camino entre el valle del Po y los Alpes, hasta Ain Kassimou al norte de Marrakech, pasando por la modernista Villa Bona de Turín y la confortable Chesa Alcyon de SaintMoritz. De izquierda a derecha: la biblioteca de Il convento en Córcega; el salón de Chesa Alcyon; los jardines de Ain Kassimou y la galería china de Villar Perosa. FOTOS CEDIDAS POR RIZZOLI

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