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ABC MADRID 04-10-2014 página 14
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ABC MADRID 04-10-2014 página 14

  • EdiciónABC, MADRID
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14 OPINIÓN VIDAS EJEMPLARES PUEBLA SÁBADO, 4 DE OCTUBRE DE 2014 abc. es opinion ABC LUIS VENTOSO ANCLADO EN LA TORMENTA Cuando todo baila, consuela ver que algunas cosas siguen ahí N o se ha andado por las ramas. Les ha arreado un tremendo viaje, seguramente preñado de verdad, y lo curioso es que se ha quedado tan ancho. Andy Street es el jefe máximo de los grandes almacenes John Lewis, que, por decirlo rápido, vienen a ser algo así como El Corte Inglés de los ingleses. Esta semana acudió a París a recibir un galardón del sector del retail a su compañía. De vuelta en Londres, en una reunión con emprendedores, les soltó que Francia está acabada Nunca he visto un país tan enfermo y lo peor es que a nadie le importa Mr. Street cree que su vecino se encuentra esclerotizado, desesperanzado y hundido y recomendó sacar de allí rápidamente todas las inversiones Ofreció incluso ejemplos prácticos. Contó que si viajas por el Eurotúnel, partes de Londres desde una estación futurista y llegas en París a una decadente. Regodeándose, aseguró que hasta la comida y la bebida son ya mejores en Londres que en París hecho discutible, aunque los británicos han ido mitigando su clásico terrorismo gastronómico y también que el servicio inglés es más amable (cierto) Es evidente que Francia está enferma. Su mal se llama pereza tras un altísimo nivel de vida. Los franceses simplemente se han cansado de trabajar. Viven de rentas, de los réditos de las grandes multinacionales que fundaron en sus tiempos de brío. Pero ahí fuera en Asia, la América emergente hay gente que se esfuerza hasta la extenuación, en las fábricas y en las escuelas, y con la globalización plantan sus tenderetes junto a los nuestros. Francia, holgazana y perpleja, se refugia en la xenofobia, el nacionalismo y el populismo. Pésimos consejeros. Los que quemaron Europa dos veces en el siglo XX. España no es Francia. No dispone de su riqueza pretérita y trabaja mucho más, pues conserva el apetito de mejorar. Pero España también está en el diván. Es como si hubiese dejado de creer en sí misma, incluso en su propia existencia. Le faltan referentes, asideros, anclas de certidumbre y confianza. ABC entregó anoche los premios Cavia. Una ceremonia que ya casi parece un alivio. El periódico, más que centenario, permanece en su sitio cuando todo tiembla, leal a unos valores honorables. Te puedes fiar de él. Confianza aporta también el premiado, Paco Vázquez, un socialdemócrata templado, adicto al sentido común, alérgico al disolvente nacionalista y que tiene a gala el patriotismo cuando su partido juega a la gaseosa federal. Un republicano de sentimiento, que asume que la monarquía funciona. Un político erudito y con sentido del humor, cuyo castillo es su biblioteca y que escribe primorosamente sin pasar por el desdoro de un negro. Confianza ofreció el Rey Felipe, con su ilusión y su templanza. Puede ser muy importante ante el delirio de las taifas. La cena de los Cavia es, a su modo, parte del patrimonio de este país. Siempre habrá un respiro mientras perduren esos premios, una reivindicación de la alta inteligencia y el mejor estilo, que llevan el nombre de un periodista de la competencia. Otro guiño del corazón liberal de ABC. HORIZONTE RAMÓN PÉREZ- MAURA LO QUE VA DE RIENZI A MATTEO RENZI El crecimiento de la Eurozona es 0. La marea de Antonio Miguel Carmona no sube H UBO un tiempo en que me pasaba horas debatiendo en programas de televisión de izquierdas con los que se hacían ricos dueños del canal que afirman ser de derechas. Un interlocutor de los que allí solía tener era Antonio Miguel Carmona, que pertenece a una fauna en expansión: los políticos con currículo televisivo. Cada vez que yo intentaba argumentar cualquier mejora de la situación económica, el contra argumento era siempre el mismo: España mejora porque Europa mejora. Cuando sube la marea decía poniendo las palmas de las manos vueltas hacia arriba y levantándolas el barco sube con el agua La argumentación científica del profesor de Economía parecía irrefutable. Han pasado los meses y la realidad que empezamos a vislumbrar es muy otra. El crecimiento medio de la Eurozona es 0. La marea de Carmona no sube. En cambio España crece un 0,6 por ciento con expectativas de mejora. Y, además de Alemania, países con Gobiernos tan queridos para Carmona como la Francia de François Hollande y la Italia de Matteo Renzi oscilan entre el 0 y el- 0,2. Más bien ayudan a que la marea baje. En el caso de Francia hemos visto el giro aplicado a su política económica por un nuevo Gobierno para el que su principal amenaza reside en las posibles deserciones en sus propias filas. Pero el verdadero reto para Europa está en Italia. Allí estamos viendo un primer ministro que promete una reforma cada semana y no cumple casi nada de lo que anuncia. Y no contento con ello, cada vez que tiene ocasión se mete con la reforma laboral española. Es una lástima que él no haya planteado su reforma laboral, distinta, para ver si hay un modelo alternativo. Y mientras Renzi no hace nada, la denostada reforma laboral española ha procurado un repunte de la economía de nuestro país que ya quisieran para sí los italianos. El daño que causa Renzi a Europa no se acaba ahí. Tiene una grave prolongación en la forma en que ha jugado sus cartas en las instituciones. Desde el momento en que el centro derecha ganó las elecciones al Parlamento Europeo, la izquierda podía aspirar a presidir el Consejo Europeo trofeo mayor- o a dirigir la Política Exterior y de Seguridad Común caza menor. El principal gobierno de izquierdas que triunfó en aquellas elecciones fue el italiano y la elección del puesto era suya. Renzi podía haberse quedado con la Presidencia del Consejo, para la que muchos dirigentes europeos, de izquierda y derecha, veían a Enrico Letta, el anterior primer ministro, al que Renzi derrocó en un golpe de palacio. Por supuesto, Renzi negó a Europa un estadista de la talla de Letta y nos ha colocado en la política exterior a Federica Mogherini, mujer de la que quería deshacerse tras siete meses de ministra de Exteriores. Política de altura, la del referente de Pedro Sánchez. Lo que Renzi está haciendo con todos nosotros cada vez más evoca a Rienzi, el último de los Tribunos el personaje central de una de las primeras óperas de Ricardo Wagner. Cola di Rienzi era una figura política populista que conquistó el poder engañando a los nobles y obteniendo el respaldo de la plebe. Con el tiempo sus seguidores se sublevaron contra él y el populacho acabó prendiendo fuego al Capitolio con Rienzi dentro. Otrosí: Amigos de infancia de Adolfo Hitler aseguraron que Rienzi fue la obra que despertó la vocación política de Hitler. Por su 50 cumpleaños recibió como regalo la partitura original de Wagner. Hitler se llevó la partitura al búnker de Berlín y allí desapareció con él. El ocaso de los dioses.

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