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ABC MADRID 12-09-2014 página 72
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  • EdiciónABC, MADRID
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72 ABCdelOCIO VIERNES, 12 DE SEPTIEMBRE DE 2014 abc. es ABC C ine El domingo, con ABC, por 1 euro Precious mucho más que una historia de superación Grandes actuaciones, cada una en su estilo, de Gabourey Sidibe y la oscarizada Mo Nique F. MARÍN BELLÓN n viejo axioma del cine en particular y del arte de narrar en general recomienda buscar un protagonista con el que el público se Mariah pueda sentir identificado. Carey y Lee Daniels no parece muy Lenny Kravitz enterado o se encuentra completan el muy seguro del terreno que heterogéneo pisa, fuera de pistas, porque reparto nos presenta a una chica negra de Harlem, analfabeta y con obesidad mórbida, una adolescente sin futuro que sufre el drama añadido de los malos tratos a los que la somete su madre. Cuando la expulsan de la escuela por quedarse embarazada por segunda vez no está de más decir que el primero nació con síndrome de Down el alma del espectador hace tiempo que habita por debajo de los tobillos. Si el público no huye al primer bar dispuesto a olvidar es casi un milagro, obrado por Daniels. Él mismo sufrió en sus carnes la ira de un padre policía tan violento como incapaz de asimilar la sexualidad de su hijo. Quizás por eso el cineasta sabe confabularse con la joven Gabourey Sidibe para demostrar al mundo que la esperanza puede crecer en un camGabourey Sidibe, en el papel de Precious po de sal abonado con cal viva. U En ayuda de ambos acude una actriz sensacional, Mo Nique. Tiene bemoles que la madre brutal, la salvaje maltratadora que concentra en un solo trozo de carne lo peor de nuestra especie, pueda acelerar de ese modo la identificación del público con una historia que hasta ese momento le sonaba a tragedia remota. Por supuesto, Mo Nique se llevó el Oscar (como para discutírselo) al igual que el guionista Geoffrey Fletcher, que adaptó la novela de Sapphire y convirtió lo que podía haber sido un drama más de superación en una historia bien armada. Otro de los moldes que rompió la película fue proporcionarle el premio a Fletcher, el primer afroamericano que lo conseguía. Para un guionista negro es mucho más difícil alcanzar la gloria que para un actor, aunque se quejen menos. Mariah Carey y Lenny Kravitz Alrededor de las dos protagonistas, tan opuestas la progenitora sin alma y la hija sin nada la película todavía tiene tiempo de mostrarnos algunos personajes meritorios, de los que apuntalan. En ese pequeño grupo destaca la actuación de Paula Patton, lo que no sorprende tanto como lo que consiguen una Mariah Carey irreconocible o un Lenny Kravitz que parece llevar toda la vida trabajando como enfermero. Ni siquiera en esas aparentes frivolidades, que no fueron utilizadas como reclamo comercial, pierde la cinta el rumbo o altera su tono. La trama prosigue su discurso, muy muy al fondo optimista, hasta completar una de esas contadas obras de arte que no solo justifican que les dediquemos el precio de la entrada (o el euro del DVD que se entrega con ABC) y un par de horas de nuestras vidas. Además, de manera casi imperceptible, hacen algo por cambiar el mundo y nos convierten en mejores personas. ABC Colegas MEA CULPA Dirección: Fred Cavayé. Intérpretes: Gilles Lelouche, Vincent Lindon. ANTONIO WEINRICHTER e tiende a pensar que el género policiaco duro es monopolio americano, pero los franceses tienen una amplia tradición (Melville, Giovanni) de la que esta película puede reclamarse heredera. Pertenece a la variante del llamado buddy movie (que podría ser entonces el copain flic y es en ese sentido de película de género, de género masculino, por supuesto, canónica hasta las cachas. Los dos copains son dos tíos curtidos en la calle, dos adoquines, vamos, de los que no extraña nada que ten- S gan problemas con sus sufridas esposas, solo se tienen a sí mismos, pero sin chistes pajeros a lo Torrente, faltaría más. Separado pero tratando siempre de cumplir con su hijo (como en cualquier telefilme americano) el estupendo adoquín Vincent Lindon tiene que vérselas con unos malotes que se quieren cargar a su retoño. La larga secuencia del primer intento de secuestro es tan explosiva y brillante como una secuencia de la saga de Bourne, tanto que uno tarda en darse cuenta de que el resto del metraje es una convencional trama de persecuciones, sin grandes pretensiones de psicología o atisbos de verbosidad a la française Pero para entonces uno ya se encuentra tan a gusto con este par de polizontes como para seguirlos hasta el final, Y aún falta un tour de force en un tren... Bocanadas de un treintañero OJALÁ ESTUVIERA AQUÍ Dirección: Zach Braff. Intérpretes: Z. Braff, Joey King, OTI RODRÍGUEZ MARCHANTE uionista, director y protagonista de esta comedia con pellizco, Zach Braff vuelve a sacar el prospecto y le sale un producto sellado como indie y generacional. Una historia familiar con todas las cartas de la baraja: conflicto personal de un actor que no actúa, conflicto padre e hijo, roces matrimoniales, educacionales, disputas religiosas y problemas de maduración... Un cóctel, pero removido por Braff con un humor entre extravagante y arriesgado, con momentos que rozan lo anormal, lo muy incorrecto, aunque todo ello embadurnado con ese efecto simpatía que le arroja a la pantalla el rostro de Zach Braff. El cho- G que del protagonista y padre de familia con el dinero, con su padre, con su religión judía y, especialmente, con la edad que le desdice su afición a ser un chiquillo al que sus propios hijos miran con extrañeza es el globo lleno de esta película, que hace un cierto por el agujerillo de la autocomplacencia y el buenismo. Pero hay un texto inteligente y divertido, una imagen a veces sorprendente y unos actores muy vistosos, aparte de Braff, como Mandy Patinkin (el padre judío, que le pone el golpe doloroso a la comedia) Kate Hudson o la hija hipermoderna, Joey King.

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