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ABC MADRID 29-08-2014 página 13
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ABC MADRID 29-08-2014 página 13

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC VIERNES, 29 DE AGOSTO DE 2014 abc. es opinion OPINIÓN 13 LLUVIA ÁCIDA UNA RAYA EN EL AGUA DAVID GISTAU XABI ALONSO Xabi no se aburguesa, sino que se concede a sí mismo un último desafío en la elite por el que deberá volver a merecerlo todo E L público de Chamartín es impaciente y cruel con los jugadores que demoran demasiado su marcha. Ahí opera un instinto darwinista que declara descartable al hombre en cuanto aparecen síntomas de desgaste. Este criterio no contempla excepciones, ni siquiera entre las leyendas. A Zidane lo quieren tanto en Chamartín porque se marchó cuando aún le quedaba dentro futbolista como para llevar a su selección a la final de un Mundial. Si hubiera permanecido una sola temporada de más, la unanimidad afectiva se habría roto, como ocurrió con Raúl, a quien se le hizo larga la sobremesa. Según escribo esto, me acuerdo de cómo los dothrakis deponen a su rey y lo abandonan para que muera en cuanto éste no es capaz de montar a caballo. Xabi Alonso es un buen conocedor de Chamartín. Por ello no me extrañaría que hubiera decidido marcharse así, tan de repente, casi como amputándose, cuando aún es el rey de los dothrakis. Nadie podrá decir que pasó un solo minuto en el Real Madrid con el estatus de veterano pensionado. He aquí unos cuantos silbidos que Chamartín no podrá ya desahogar, los de Xabi convertido en fatiga de los materiales. Con una edad en la que las copas ganadas le suenan en los detectores de metales de los aeropuertos como si fueran prótesis o balas alojadas en alguna parte, Xabi no se enquista ni se aburguesa, sino que se concede a sí mismo un último desafío en la elite por el que deberá volver a merecerlo todo. Aunque se haya librado de la agresión estética del rosa y el dragón, que tanto daño habría hecho a la estampa del cafelito a lo Mad Men que dejó en Lisboa, los que lo apreciamos no sabemos cuándo sufriremos más al verlo vestido, si de tirolés con tirantes y bombachos en la próxima Oktoberfest, o si con rayas azulgranas jugando para Guardiola. Nick Hornby escribió una autobiografía de su infancia en la que usaba partidos del Arsenal como referencias temporales de su vida. Xabi Alonso también es un poco las señales horarias de nuestros últimos años. No sólo en el Real Madrid, cuando ahora que se marcha resulta aún más triste que se pasara vestido de traje su final de Champions con nosotros. Sino también con España, al menos para quienes fuimos viviendo nuestras propias vidas en paralelo a aquel ciclo glorioso que dejó unos cuantos partidos adheridos en el recuerdo a acontecimientos personales, como en la película de Sánchez Arévalo. Este final de verano nos trae para el fútbol un aroma terminal en el que parece haber más cosas significativas marchándose que llegando. Termina España, de la que se fueron ya Puyol y Xavi. Termina el Real Madrid que gravitaba alrededor de Xabi Alonso, con su pinta de personaje de Scott Fitzgerald: un quarterback universitario con futuro como abogado. Termina hasta el Real Madrid en el que la importancia de las pequeñas cosas evitaba que los futbolistas salieran a jugar vestidos de mamarrachos. Santamaría, compañero de Di Stéfano en el Madrid primigenio, dice que al jugador hay que respetarlo por el solo hecho de exponerse a la visión de miles de personas ridículamente vestido con un pantalón corto, en paños menores, como un hombre nunca debería dejarse ver. Me da que Santamaría se negaría a salir del vestuario si lo obligaran a vestir de Hello Kitty o con un lamparón con forma de culebra. Poco importa. Con Xabi se marcha uno de los pocos asideros que aún quedaban para interesarse por este Madrid del que la publicidad nos dice ahora que es ovíparo y reptil, y en el que abundan los correveidiles. IGNACIO CAMACHO GENTE SERIA Con sus apuros personales a Pujol se le ha olvidado la misión histórica; la independencia bien entendida empieza por uno mismo ENOS mal que en Cataluña queda gente seria. Lo íbamos dudando a la vista de los acontecimientos, pero un prócer de Convergencia llamado Rull ha salido a disipar cualquier incertidumbre al respecto. Ser serio estriba, a juicio de esta lumbrera, en sacar las urnas el 9 de noviembre, el día del ramito de violetas de la llorada Cecilia. Aunque sean urnas de cartón, cajas de zapatos con ranura, que es lo único que podrán sacar si el Constitucional prohíbe el referéndum. Pero un catalán que se precie, bien parado que dicen los argentinos, cumple su palabra. Habrá que verlo. De momento vamos mal: este tipo pretende demostrar su seriedad organizando una farsa. Una parodia. Hasta hace un mes el paradigma catalán de formalidad lo encarnaba Jordi Pujol senior. Tenía buena fama de hombre cumplidor, respetuoso con los tratos y las responsabilidades. Pacta sunt servanda. El ex Honorable era poco amigo de frivolidades y de charletas; pocas bromas con las cosas de comer y menos con las de su designio patriótico de construir una nación y liderar la peripecia emancipadora del pueblo cautivo. Pero ha bastado que le apareciesen unas rendijas en la retaguardia, las cuentecillas esas de Andorra y otras minucias fiscales, para que se le olvide el destino manifiesto de su misión histórica. De repente ya no le importa el liderazgo moral ni el prestigio de su muy maltrecho partido. Tiene que cuidar de su defensa personal, de los intereses familiares, del comprometido patrimonio acumulado en media vida de sacrificio por Cataluña, y eso sí que es serio. Le urge ocuparse de su propia estrategia legal, salvar su apuro y si es posible sus caudales, y no está para zarandajas propias de la política. A tomar por saco el soberanismo, la consulta, el derecho a decidir, la transición nacional y toda esa logomaquia secesionista; la independencia bien entendida empieza por uno mismo. De modo que con el santón de la tribu ocupado, como Miguel Hernández, en ir de su corazón a sus asuntos, la causa ha quedado en manos de sus herederos algo tarambanas. El principal de ellos, Artur Mas, no parece un modelo de fiabilidad: va por ahí hecho un lío descomunal, saltando en el vacío y aventando expectativas contradictorias. El hamletiano Duran Lleida tampoco ofrece gran perfil de solvencia y a Pujol junior, que parecía un muchacho muy decidido, lo han apartado de la circulación los negocios vidriosos del clan, como a su atribulado señor padre. Sin voces autorizadas ni puntos de anclaje el nacionalismo convergente está en precario y este Rull es casi su única referencia visible y audible; un secundario que pasaba por allí y se encontró al frente de la manifestación por casualidad, como Charlot con la bandera. Si él es quien va a tomar las decisiones conviene que, por si acaso, en el Estado haya gente verdaderamente seria dispuesta a responderle verdaderamente en serio. M JM NIETO Fe de ratas

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