ABC MADRID 06-06-2014 página 5

ABC VIERNES, 6 DE JUNIO DE 2014 abc. es ENFOQUE 5 Cuenta atrás De frente, España JAIME GONZÁLEZ Los Príncipes de Asturias en la entrega de los Premios Europa de Medio Ambiente EFE Convendría no caer en la trampa de quienes se afanan en el plano corto para distorsionar el paisaje, porque lo que buscan es alterar la percepción colectiva. Si nos dejáramos llevar por las imágenes de algunas televisiones, el republicanismo no sería un clamor, sino un viento huracanado. Los últimos datos del CIS demuestran, sin embargo, que solo el 0,2 por ciento de los españoles consideran que la Monarquía es un problema: menos de cien mil personas, si tenemos en cuenta que somos cuarenta y siete millones. Pero reducir el número de españoles que se consideran republicano a menos de cien mil sería un ejercicio de manipulación tan grosero como acercar el plano de cámara para convertir la pequeña pantalla en una apoteosis tricolor. Lo más sensato es pensar que el legítimo sentimiento republicano de muchos no es incompatible con el hecho de que la mayoría de ellos se sientan concernidos con lo que ha representado en España la Corona: un símbolo de unidad y reconciliación que se ha erigido en probado factor de estabilidad durante casi cuarenta años. La conciencia de España la determina esa mayoría silenciosa que es capaz de rendir tributo al Rey en la plaza de las Ventas: un dibujo al natural del alma del pueblo en el que se funden la derecha, el centro y la izquierda. Si pudiéramos ampliar ese cortísimo plano en el que con el volumen a tope mil banderas republicanas ocupan enteramente la pantalla, la imagen completa de España sería diametralmente distinta. Bastaría alejar ese zoom multiplicador de las protestas para pasar de lo concreto a lo general y, en consecuencia, mostrar la auténtica realidad de una nación saturada por el exceso de ruido. La abdicación del Rey ha desatado los instintos republicanos de un número de españoles porcentualmente escaso que han aprovechado el momento para promover un cambio de nuestra forma de Estado. Están en su derecho, pero, por mucho que algunos se esfuercen en alterar la realidad, no lograrán distorsionar la conciencia colectiva de esa mayoría silenciosa que tiene claro que no es hora de pendencias ni revanchas. Sino de desearle al Rey Felipe VI que esté a la altura de lo que España y la Corona le demandan.