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ABC MADRID 26-03-2014 página 71
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  • EdiciónABC, MADRID
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ABC MIÉRCOLES, 26 DE MARZO DE 2014 abc. es Necrológicas El marqués de Alhucemas (1916- 2014) AGENDA 71 Contribuyó al auge del turismo español Desarrolló una gran labor en la década de de los sesenta en la restauración y puesta en servicio de los Paradores Nacionales de Turismo anuel Alhucemas ha sido toda una institución en la Diputación de la Grandeza de España, por su larga trayectoria al frente de su secretaría. Ha muerto a los noventa y siete años de edad y hasta hace pocos meses realizó su actividad ordinaria y una intensa vida social, pues ha disfrutado casi hasta el final de sus días de la plenitud de sus facultades físicas e intelectuales. Fue doctor arquitecto y decano del Colegio de Arquitectos de Madrid, y ocupó también algunos cargos oficiales en la Administración del Estado. En el ejercicio de su profesión desarrolló una gran labor durante la década de los sesenta en la restauración y puesta en servicio de los Paradores Nacionales de Turismo, lo que contribuyó en gran medida al auge de la industria turística en España a partir de aquellos años. En 1963 sucedió a su madre en el título de marqués de Alhucemas, con Grandeza de España. Esta dignidad nobiliaria había sido concedida en 1913 por el Rey Alfonso XIII dió el pronunciamiento del general Primo de Rivera en 1923. Luego volvería a ocupar una cartera ministerial en el último Gobierno de la Monarquía bajo la Presidencia del capitán general de la Armada don Juan Bautista Aznar. Casado con una hija del que también había sido varias veces presidente del Consejo de ministros don Eugenio Montero Ríos, destacada figura del partido liberal. En enero de 1967 Manuel Alhucemas entró a formar parte del Consejo de la Diputación de la Grandeza, y en febrero de 1973 se hizo cargo de la Secretaría del mismo Consejo, bajo el decanato del duque del Infantado, cargo que desempeñó hasta el 2 de diciembre de 1991 y en el que desarrolló una gran labor. Tras su cese continuó estrechamente vinculado a la Diputación, realizando las funciones que se le encomendaron, pues estaba dotado de una enorme vocación de servicio, vocación que se manifestó también en encomiables tareas asistenciales, ya que durante muchos años asistió personalmente a los más necesitados en el seno de la Pontificia Hermandad del Refugio, en la que en el momento de su muerte ejercía el cargo de hermano mayor y presidente. Con estas líneas he querido recordar al amigo y colaborador leal, eficiente y desinteresado que fue el marqués de Alhucemas. EL DUQUE DE HÍJAR DECANO DE LA DIPUTACIÓN DE LA GRANDEZA DE ESPAÑA M ABC a su abuelo materno, don Manuel García Prieto, como recompensa de la negociación y firma del tratado que como ministro de Estado del gabinete Canalejas había concluido sobre Marruecos, y que se consideró muy ventajosa para nuestra nación. García Prieto sería varias veces presidente del Consejo de ministros, en el ejercicio de cuyo cargo le sorpren- Manuel Sáinz de Vicuña y GarcíaPrieto nació el 19 de septiembre de 1916 en Madrid, donde ha fallecido el 24 de marzo de 2014. Era Grande de España, doctor arquitecto y fue decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid. Durante casi 25 años fue consejero y secretario de la Diputación de la Grandeza de España. Vicente Iváñez de Lara (1938- 2014) La lealtad era su bandera Fue un hombre generoso como pocos T uve la suerte de conocer a Vicente hace unos diez años cuando un íntimo amigo se casó con una de las cuatro hijas que tuvo con María Rosa Calderón Herreros de Tejada. Desde entonces nuestro trato ha sido bastante frecuente y he podido conocerle y apreciar sus muchas virtudes. Era Vicente coronel de Infantería pero fundamentalmente un español orgulloso de serlo. Caballero como pocos y cristiano profundo, su rasgo más destacado era la lealtad que tenía, que constituía su bandera. En estos tiempos en los que los valores con frecuencia brillan por su ausencia, la lealtad de Vicente hacia sus ideas, sus principios y el amor a España son claro ejemplo de señorío y de cómo debe ser un auténtico caballero y un hombre de bien. Era fácil encontrarse a Vicente paseando a su perro Pancho por la calle Diego de León, siempre arreglado, presumido pero sin pose, cómo solo lo sabe ser el que tiene una clase innata. Y es que la clase le venía de dentro superando la heredada de su noble y señera familia valenciana. Vicente Iváñez de Lara Trénor nació el 7 de mayo de 1938 en San Sebastián y ha muerto en Madrid el 15 de marzo de 2014. Fue un hombre de bien. Generoso como pocos, conocía a las más variopintas personas, desde las más altas del escalafón hasta las más humildes, que siempre recibían de él un trato cariñoso y atento. Es eso precisamente, el buen trato hacia el prójimo, lo que engrandece al hombre y hace que su recuerdo perdure. Si fue un profesional brillante, más brilló su personalidad, su manera de ser y su grandeza de espíritu. JOSÉ LUIS CANTALAPIEDRA

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